El viaje al espacio puede tener efectos palpables en el ser humano, como la conocida anemia espacial. Un nuevo estudio explica cómo, la permanencia en el espacio provoca que el recuento de glóbulos rojos en nuestra sangre pueda ser bastante más bajo que en la Tierra…

La anemia espacial es relativamente común (entre astronautas)

Un grupo de investigadores ha analizado la sangre de 14 astronautas. En el análisis, han observado que sus cuerpos han destruido un 54% más de glóbulos rojos de lo que es habitual en la Tierra. La anemia espacial es algo que se ha registrado con cierta frecuencia entre los astronautas al regresar al planeta. Es algo que sucede desde las primeras misiones, pero hasta ahora no estaba muy claro por qué. El estudio muestra que, al llegar al espacio, la cantidad de glóbulos rojos destruida es superior, y se mantiene así durante la misión.

La anemia espacial es relativamente común (entre astronautas)
La expedición 63 y la tripulación de la misión Demo-2 en la Estación Espacial Internacional. De izquierda a derecha: Anatoly Ivanishin, Ivan Wagner y Chris Cassidy (Exp. 63); Bob Behnken y Doug Hurley (Demo-2). Crédito: NASA

Hasta la llegada de este estudio, se creía que la anemia espacial era una adaptación rápida del cuerpo humano. Una respuesta al movimiento de los líquidos hacia la parte superior del cuerpo, al llegar al espacio. De esta manera, los astronautas pierden un 10% del líquido en su sangre. Se pensaba que el cuerpo de un astronauta destruía, rápidamente, el 10% de los glóbulos rojos para recuperar el equilibrio. Además, aproximadamente diez días tras llegar al espacio, las cifras de glóbulos rojos estarían de vuelta en valores normales.

Sin embargo, lo que han visto los investigadores es que no se debe a ese ajuste de fluidos. La destrucción de glóbulos rojos es un efecto principal de la permanencia en el espacio. Algo que han podido demostrar al medir, directamente, la destrucción de glóbulos rojos en 14 astronautas durante los seis meses que permanecieron en el espacio. En la Tierra, nuestros cuerpos crean y destruyen 2 millones de glóbulos rojos cada segundo. En el caso de los astronautas, durante esos seis meses, el ritmo era un 54% superior, de unos 3 millones.

La anemia espacial afecta a hombres y mujeres

Los resultados, además, eran los mismos tanto para hombres como para mujeres. El hallazgo ha sido posible gracias a técnicas y métodos desarrollados por ellos mismos. Esos métodos fueron adaptados, posteriormente, para poder recoger muestras en la Estación Espacial Internacional. Después, en laboratorio, pudieron medir con exactitud las pequeñas cantidad cantidades de monóxido de carbono presentes en las muestras de aliento de los astronautas. Cada vez que se destruye una molécula de hemo, se crea una de monóxido de carbono.

El hemo es el pigmento rojo presente en los glóbulos rojos. Aunque los investigadores no han podido medir la producción de glóbulos rojos de manera directa, suponen que los astronautas generan más glóbulos rojos para compensar las destruidas. De otro modo, terminarían con un caso severo de anemia. Algo que los llevaría a padecer graves problemas de salud en el espacio. Una menor cantidad de glóbulos rojos, explican, no es un problema en el espacio, al estar en microgravedad. El inconveniente es la llegada a la Tierra (u otros planetas).

La anemia afecta a nuestra energía, resistencia y fuerza. Por lo que puede poner en riesgo los objetivos de las misiones. Los efectos de la anemia espacial solo se sienten al aterrizar y tener que lidiar de nuevo con la gravedad. En el estudio, a su llegada, 13 de los astronautas tenían anemia. Al último de los astronautas no se le extrajo sangre al aterrizar. La buena noticia es que la anemia espacial es reversible. La cifra de glóbulos rojos destruidos regresando a valores normales entre tres y cuatro meses después de volver a la Tierra.

El cuerpo tarda un tiempo en acostumbrarse

Lo curioso es que, al repetir la medición un año después, se observó que la destrucción de glóbulos rojos todavía era un 30% superior a los valores previos al vuelo. Algo que apunta a que se pueden dar cambios estructurales en el control de glóbulos rojos, como producto de la permanencia en el espacio. Un síntoma que puede durar hasta un año en misiones de larga duración en el espacio. El hallazgo no es una simple anécdota. Apoya la idea de realizar análisis, a astronautas y turistas, en busca de condiciones que se puedan ver agravados por la anemia.

Concepto artístico de una base lunar. Crédito: ESA

Además, los investigadores también han observado que, cuanto más larga la misión, mayor el índice de destrucción. Algo que podría afectar a las misiones a largo plazo en la Luna y Marte. También será necesario crear una dieta adaptada. Por último, explican que no está claro durante cuánto tiempo puede mantener, el cuerpo humano, ese ritmo de destrucción y producción de glóbulos rojos. Estos resultados también pueden utilizarse en nuestro planeta. El reposo en cama prolongado (común en pacientes con movilidad limitada o enfermos de larga duración) es un factor.

Se sabe que puede producir anemia, pero no se sabe cómo. Los investigadores creen que el mecanismo puede similar al de la anemia espacial. Algo que investigarán en próximos estudios. Si pueden descubrir qué causa esa anemia (por el reposo en cama) puede que encuentren una forma de tratar o prevenir ambas. El estudio, según explican, es una de las mejores descripciones de cómo se comporta el cuerpo humano y la producción y destrucción de glóbulos rojos en el espacio. Con viajes cada vez más habituales, seguro que veremos otros hallazgos llamativos…

Estudio

El estudio es G. Trudel, N. Shahin, T. Ramsay et al.; «Hemolysis contributes to anemia during long-duration space flight«. Publicado en la revista Nature Medicine el 14 de enero de 2022. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: Phys