Betelgeuse es una de las estrellas más brillantes del firmamento y, ahora, se ha logrado confirmar que no está sola, tiene una compañera mucho más tenue. El hallazgo sirve para zanjar una de las preguntas más longevas de la astronomía, y para la que se planteaba que quizá nunca hubiese respuesta.
La estrella compañera de Betelgeuse es mucho más pequeña
Betelgeuse es una estrella gigantesca. Tiene un radio 700 veces superior al del Sol. La estrella tiene solo diez millones de años y podría parecer joven en la escala astronómica, pero, en realidad, está en la recta final de su vida. Está en la constelación de Orión y es visible a simple vista desde hace miles de años. Por eso, se sabe desde hace mucho que su brillo cambia a lo largo del tiempo. Los astrónomos establecieron que Betelgeuse tiene un período principal de variabilidad que está en torno a 400 días y otro secundario, más extendido, de seis años.

En 2019 y 2020, hubo una caída de brillo muy pronunciada en Betelgeuse. Un fenómeno conocido como el Gran Oscurecimiento. Esto llevó a algunos a creer que podría ser una fase previa a la explosión en forma de supernova y que su llegada era inminente. Sin embargo, se determinó que el oscurecimiento era debido a una gran nube de polvo expulsado por la propia estrella. A pesar de que se resolvió el misterio, se mantuvo un renovado interés en entender mejor la estrella, y esto desembocó en nuevos análisis de los datos archivados.
Uno de esos análisis llevó a los científicos a proponer que el motivo de la variabilidad de seis años era la presencia de una estrella compañera de Betelgeuse. Sin embargo, los telescopios Hubble y Chandra no lograron encontrar la presencia de estrella alguna en su entorno. Ahora, por fin, se ha detectado por primera vez gracias a un equipo de astrofísicos que han utilizado un instrumento llamado ‘Alopeke (zorro, en hawaiano) que está instalado en el Telescopio Gemini North. Es uno de los dos telescopios que forman el Observatorio Internacional Gemini.
Una detección complicada
Con la ayuda del instrumento ‘Alopeke y la capacidad de observación del telescopio Gemini North, ha sido posible captar la luz de la tenue estrella compañera de Betelgeuse de manera directa. El análisis de su luz ha permitido determinar sus características. La estrella compañera de Betelgeuse es seis magnitudes más tenue en el espectro visible. Tiene una masa alrededor de un 50% superior a la del Sol (es decir, 1,5 masas solares). Parece ser una estrella de tipo A o B que está en pre-secuencia principal. Es decir, es una estrella cálida y joven.
Su tono es azul-blanco y todavía no ha comenzado a fusionar hidrógeno en su núcleo. La estrella compañera está relativamente cerca de la superficie de Betelgeuse. Se encuentra a unas cuatro veces la distancia entre la Tierra y el Sol. Es la primera vez que se capta una estrella compañera cercana en la órbita de una estrella supergigante. Lo más llamativo es que la estrella compañera está en el interior de la atmósfera exterior extendida. Algo que sirve para destacar la capacidad de observación del instrumento Alopeke y del telescopio.
El hallazgo es todavía más sorprendente porque no se esperaba que se pudiese llegar a detectar. Este descubrimiento permite tener una imagen más clara del futuro de Betelgeuse. Ambas estrellas, probablemente, se formaron al mismo tiempo. Sin embargo, la estrella compañera tendrá una vida acortada porque la interacción gravitacional provocará que se precipite contra Betelgeuse y se desintegre. Los investigadores calculan que esto sucederá en algún momento de los próximos 10 000 años. Además, ofrece otras explicaciones.
La compañera de Betelgeuse puede explicar su brillo
Porque el descubrimiento ayuda a entender qué provoca que otras supergigantes rojas experimenten cambios periódicos en su brillo en la escala de años. La esperanza del equipo es que haya más estudios en este campo. La detección se ha producido en el extremo de lo que se puede lograr con el observatorio Gemini. Los estudios de esta estrella recién descubierta no van a disminuir próximamente. Habrá otra oportunidad para estudiar esta estrella en noviembre de 2027. Será entonces cuando alcanzará su máxima separación de Betelgeuse.

Será el momento más fácil para poder detectarla y profundizar en sus particularidades. Esperan que durante esa nueva oportunidad se logre entender mejor cuál es su naturaleza. El hallazgo es un ejemplo fantástico de cómo quedan muchas cosas por descubrir incluso en sistemas bien entendidos. En los últimos años, la imagen que se daba por asentada era la de Betelgeuse como una estrella solitaria. Hace solo unos meses ya se apuntó a que había motivos para pensar que, realmente, podía haber otra estrella en su entorno.
La confirmación servirá para entender mejor las particularidades de Betelgeuse. De momento, al menos, no parece haber cambios en estimaciones como cuándo podría producirse la supernova. Betelgeuse está al final de su vida y la supernova se producirá en algún momento de los próximos 100 000 años. Es un ejemplo de estudio perfecto para entender qué sucede en estrellas que, como ésta, están ya en la recta final de su vida. Betelgeuse seguirá siendo objeto de estudio y atención durante los próximos años y décadas…
Estudio
El estudio es «Probable Direct Imaging Discovery of the Stellar Companion to Betelgeuse». Publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters. Puede consultarse en este enlace.
Referencias: Phys