Un nuevo estudio plantea que Teia y la Tierra eran vecinos. O, si lo preferimos, debieron formarse en la misma región del Sistema Solar. Algo que explicaría lo que vemos en el presente y lo que sabemos sobre el proceso de formación de la Luna. Para ello, han analizado cuál debió ser su composición.
La Tierra y Teia debieron formarse en el mismo lugar
Hace unos 4500 millones de años, se produjo uno de los momentos más importantes de la historia de la Tierra. Un objeto, llamado Teia, chocó con nuestro joven planeta. Cómo se desarrolló esa colisión y qué ocurrió después es algo que no se ha llegado a entender. Lo que sí está claro que el tamaño, la composición y la órbita de la Tierra cambiaron como resultado. Además, el impacto marcó el nacimiento de la Luna. ¿Cómo era Teia? ¿Qué tamaño tenía? ¿Cuál era su composición? Y todavía más importante, ¿de qué región del Sistema Solar llegó?

Encontrar las respuestas a estas preguntas es muy difícil. A fin de cuentas, Teia fue completamente destruida en la colisión. Por suerte, todavía pueden encontrarse rastros de ella. Por ejemplo, en la composición moderna de la Tierra y la Luna. En un estudio reciente, un grupo de investigadores ha usado estos datos para deducir la posible composición de Teia y, así, determinar cuál debió ser su lugar de origen. La pista está en las proporciones de los isótopos de ciertos elementos. Es necesario recordar qué es un isótopo para entender este trabajo.
Los isótopos son variantes del mismo elemento. Tienen la misma cantidad de protones (ya que eso define qué elemento es) pero cambia el número de neutrones en su núcleo. En el sistema solar primitivo, los isótopos de un elemento cualquiera, con toda seguridad, no estaban repartidos de manera uniforme. En el borde exterior del Sistema Solar, por ejemplo, los isótopos de un elemento deberían tener una proporción diferente que más cerca del Sol. Por tanto, la información sobre el origen de sus bloques fundamentales está almacenada en los isótopos de un objeto.
Buscando las pistas de Teia en la Tierra y la Luna
En el estudio, los investigadores han determinado la proporción de diferentes isótopos de hierro en rocas terrestres y lunares con una precisión muy elevada. Para ello, han analizado quince rocas terrestres y seis muestras lunares, traídas por los astronautas del programa Apolo. El resultado no es especialmente sorprendente. Como ya se había visto en mediciones anteriores de las proporciones de isótopos de cromo, calcio, titanio y circonio, la Tierra y la Luna son indistinguibles. Pero ese gran parecido no permite conseguir conclusiones directas sobre Teia.
El problema es que hay demasiados escenarios de colisión posibles. La mayoría de los modelos asumen que la Luna se formó casi exclusivamente a partir de material de Teia. Pero también es posible que consista principalmente de material del manto de la Tierra. O, incluso, que las rocas de la Tierra y Teia se mezclasen de forma inseparable. Para aprender más sobre Teia, los investigadores aplicaron una especie de ingeniería inversa para planetas. Lo hicieron a partir de las proporciones de isótopos, en las rocas terrestres y lunares actuales, que coincidían.
El equipo estudió qué composiciones y tamaños de Teia, y qué composición de la Tierra primitiva, podrían haber conducido lo que vemos hoy en día. Los investigadores no solo analizaron los isótopos de hierro. También los de cromo, molibdeno y circonio. Los distintos elementos muestran diferentes fases de la formación planetaria. Mucho antes de la colisión, la Tierra ya había pasado por un proceso de clasificación. Con la formación de su núcleo de hierro, algunos elementos como el hierro y el molibdeno se acumularon allí. Esto provocó su escasez en el manto.
Donde está el material de la Tierra y Teia
El hierro que se encuentra en el manto de la Tierra, por tanto, solo pudo haber llegado después de que se formase el núcleo. ¿Cómo lo hizo? Seguramente fue proporcionado por Teia. Otros elementos, como el circonio, que no se hundieron en el núcleo, permiten entender mejor la historia de nuestro planeta. De las composiciones matemáticamente posibles de Teia y de la Tierra primitiva, que muestran los cálculos, algunas pueden descartarse porque resultan inverosímiles. Lo más probable, explican, es que la mayor parte del material de la Tierra y Teia venga del Sistema Solar interno.

Es posible que la Tierra y Teia fuesen vecinas en aquella época. La composición de la Tierra primitiva se puede explicar como una mezcla de clases de meteoritos que son muy conocidos. Pero esto no se puede aplicar a Teia. Las diferentes clases de meteoritos que se conocen hoy en día se originaron en distintas zonas del Sistema Solar exterior. Por lo tanto, se pueden usar como referencia para el material que debió existir durante la formación de la Tierra y Teia. En el caso de Teia, sin embargo, también podría haber participado material desconocido.
Todo esto lleva a los investigadores a sugerir que el origen de ese material está más cerca del Sol que la Tierra. Dicho de otro modo, los cálculos sugieren que Teia se originó más cerca del Sol que nuestro planeta. Seguramente estaba en una órbita más pequeña. Aunque no llegan a explicar si podría haber estado más cerca de la ubicación actual de Venus o de nuestro planeta. En cualquier caso, es un ejemplo fantástico de cómo el estudio de las proporciones de isótopos, también, permite entender cómo era el Sistema Solar hace miles de millones de años.
Estudio
El estudio es T. Hopp, N. Dauphas, M. Boyet et al.; «The Moon-forming impactor Theia originated from the inner Solar System«. Publicado en la revista Science el 20 de noviembre de 2025. Puede consultarse en este enlace.
Referencias: Phys