Un grupo de investigadores ha descubierto señales de vida en rocas que están datadas en hace más de 3300 millones de años. Han descubierto, también, rastros moleculares que muestran que la fotosíntesis productora de oxígeno pudo aparecer unos mil millones de años antes de lo que se pensaba.
Las interesantes señales de vida de hace 3300 millones de años
El equipo de investigadores ha utilizado una estrategia que cada vez empieza a ser más común. Por un lado, la química más vanguardista y, por otro, la inteligencia artificial. El objetivo era descubrir tenues señales químicas de procesos biológicos atrapados en esas rocas tan viejas. Mediante el aprendizaje por máquina, el equipo entrenó a computadoras para reconocer las huellas moleculares dejadas por organismos vivos. Algo posible incluso cuando las biomoléculas originales se degradaron hace mucho tiempo.

Entre los colaboradores estuvo Katie Maloney, profesora asistente en el Departamento de Ciencias de la Tierra y Ambientales de la Universidad Estatal de Míchigan. Maloney estudia la evolución de la vida compleja en sus primeras etapas, así como su impacto en los ecosistemas antiguos. Maloney ha aportado muestras de fósiles de algas marinas, excepcionalmente bien conservados, de unos mil millones de años de antigüedad que se descubrieron en el territorio del Yukón, en Canadá. Estas muestras representan algunas de las primeras algas conocidas en el registro fósil.
El estudio no solo profundiza en la comprensión de la biosfera más antigua de la Tierra, también tiene implicaciones para la búsqueda de vida en otros lugares del Sistema Solar. Esta misma estrategia se podría usar para analizar las muestras de Marte, o de otros objetos celestes, y detectar si alguna vez llegaron a tener organismos vivos. El descubrimiento, si se llegase a producir, sería inmenso. De momento, solo sabemos de un planeta que esté habitado, el nuestro. Por lo que todo lo que ayude a encontrar vida en otros lugares es muy importante.
La ayuda de la IA para descifrar las biofirmas
Según explica Maloney, las rocas viejas están llenas de pistas fascinantes que cuentan la historia de la vida en la Tierra, pero siempre falta información. Combinar análisis químicos y aprendizaje automático está permitiendo obtener pistas sobre la vida antigua que, hasta ahora, pasaban completamente desapercibidas. La vida más vieja de la Tierra dejó muy pocas pistas de su existencia. Esas evidencias tan escasas son células primitivas y esteras microbianas. Ese material fue enterrado, aplastado, calentado y fracturado en la corteza terrestre.
Esos procesos destruyeron las biofirmas, que contenían pistas sobre los orígenes y la evolución en las primeras etapas de la vida, casi por completo. Este nuevo trabajo sugiere que la distribución de fragmentos de moléculas biológicas, encontrados en rocas antiguas, todavía conserva información sobre cómo eran las condiciones en aquel entonces, incluso si ya no queda información biológica original de la época. De hecho, la investigación muestra que la vida dejó atrás mucho más de lo que se creía. Unos tenues ecos químicos atrapados en lo profundo de las rocas más viejas.
Los investigadores han recurrido a análisis químicos de alta resolución para descomponer los materiales orgánicos e inorgánicos en fragmentos moleculares. Después, formaron un sistema de inteligencia artificial para reconocer las firmas químicas de la vida. En total, examinaron más de 400 muestras, desde plantas y animales hasta fósiles de mil millones de años. También han estudiado meteoritos. El modelo de IA que han entrenado fue capaz de distinguir materiales biológicos de no biológicos con más del 90% de precisión.
Poco a poco se consigue más información sobre la vida que existió hace 3300 millones de años
También logró detectar señales de fotosíntesis en rocas de, como mínimo, unos 2500 millones de años. Hasta ahora, solo se habían encontrado rastros moleculares fiables en rocas de menos de 1700 millones de años. Este estudio logra duplicar, aproximadamente, ese marco temporal en el que es posible estudiar biofirmas de vida pasada. Esa vieja vida deja algo más que fósiles, según explica los investigadores. Deja ecos químicos que, gracias al aprendizaje por máquina, ahora pueden interpretar de manera fiable.

Lo más interesante de este trabajo es, también, el impacto de la vida capaz de realizar fotosíntesis y cómo transformó el planeta. Las implicaciones de este hallazgo, que plantea que la fotosíntesis apareció mucho antes de lo que se creía posible, son enormes. Por encima de todo, esta nueva técnica también promete ser muy útil porque ayudará a leer el registro fósil del pasado más remoto de una forma totalmente nueva. Esto, además, podría ayudar a buscar vida en otros planetas, con Marte como gran protagonista por las misiones que ya están en marcha allí.
El planeta rojo es uno de los lugares más intrigantes del Sistema Solar. Se sabe que, hace miles de millones de años, se pareció mucho a la Tierra. Tuvo las condiciones necesarias, al menos en principio, para que pudiese aparecer la vida. Por ahora, no se ha logrado encontrar señal alguna de que llegase a aparecer. Pero hay mucho que entender y mucho por estudiar. Con el paso del tiempo, y la llegada de mejor tecnología, es cuestión de tiempo que exista la oportunidad de analizar esas viejas rocas de Marte con el mismo nivel de detalle que las de la Tierra…
Estudio
El estudio es M. Wong, A. Prabhu, C. Alexander et al.; «Organic geochemical evidence for life in Archean rocks identified by pyrolysis–GC–MS and supervised machine learning». Publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences el 17 de noviembre de 2025. Puede consultarse en este enlace.
Referencias: Phys