¿Hasta qué punto es la Vía Láctea una galaxia normal al compararla con otras que podemos observar en el cosmos? Para responderlo, es necesario estudiar la Vía Láctea con mucho detalle. Un estudio, publicado recientemente, hace eso, comparar nuestra galaxia con muchas otras…
La Vía Láctea podría ser normal al compararla con otras galaxias espirales… ¿o no?
El estudio de la Vía Láctea a gran escala no es fácil. A fin de cuentas, no podemos ver la forma de nuestra galaxia, ni las características que se pueden ver con facilidad en otras galaxias. Es una consecuencia de vivir en ella. Por otro lado, sí presenta otras ventajas. Al estar en la galaxia, podemos realizar estudios de cerca de la población estelar, así como de su composición química. Esto les da a los investigadores las herramientas necesarias para comparar la Vía Láctea con millones de galaxias en el resto del universo.
Un equipo de investigadores ha publicado un estudio en el que hacen, precisamente, eso. Han repasado un catálogo de decenas de miles de galaxias. Fue producido por el Sloan Digital Sky Survey. El objetivo era buscar galaxias con atributos parecidos a la nuestra. Así, han descubierto que la Vía Láctea tiene gemelas. Muchas, de hecho. También hay otras que solo son parecidas de manera superficial, con diferencias fundamentales ocultas en los datos. Sus descubrimientos tienen implicaciones para la evolución en el futuro de nuestra galaxia.
Para comenzar su búsqueda, los investigadores redujeron su muestra seleccionando solo las que encajan, en tres grandes categorías, con lo que conocemos de la Vía Láctea. En primer lugar, filtraron el catálogo, quedándose con las galaxias con una masa parecida a la de la Vía Láctea. En segundo, descartaron las galaxias con un ratio entre bulbo y total muy diferente (es decir, el tamaño de la galaxia en comparación al brillante núcleo central). Por último, se quedaron solo con las galaxias con un tipo similar en la clasificación de Hubble.
La clasificación de Hubble y la lista final
La clasificación de Hubble, en esencia, es un sistema de clasificación que agrupa galaxias en función de su forma. Algunas galaxias, como la nuestra, tienen forma de espiral. Otras, generalmente más viejas, tienen formas difusas y aproximadamente esféricas. Estas últimas son conocidas como galaxias elípticas. Dentro de la clasificación de Hubble es posible limitar la búsqueda todavía más. Algunas galaxias espirales tienen barras centrales. La intención, en cualquier caso, era utilizar la clasificación para encontrar aproximaciones generales.
Es decir, tener simplemente una aproximación general, más o menos burda, a la Vía Láctea, a partir de la que poder trabajar de una manera mucho más detallada. Tras todo ese proceso, los investigadores se quedaron con 138 galaxias parecidas a la nuestra, al menos de una manera superficial. A partir de ahí, profundizan en sus detalles para ver cuánto se parecen a la Vía Láctea. Introdujeron los datos en un modelo que predice la formación de estrellas. Tiene en cuenta factores como el viento estelar, que expulsará el exceso de gas de un sistema estelar.
Ese gas, posteriormente, puede ser arrastrado hacia el centro de las galaxias. El modelo también tiene en cuenta la composición química y metalicidad de materiales en diferentes regiones de las galaxias. Así, observan que la Vía Láctea parece ser una galaxia normal. Muchas se parecen a la nuestra. De las 138 estudiadas, 56 resultan ser muy similares. Algo común en estas galaxias similares a la Vía Láctea es que la formación de estrellas ocurre en una gran escala de tiempo, en las regiones externas. Forman nuevas estrellas de una manera calmada.
Parecidos y diferencias para entender si la Vía Láctea es normal
La región interna, sin embargo, pasa por un período intenso, y mucho más dramático, de formación de estrellas. Sucede al principio de su historia, provocado por el flujo de gas que se ve arrastrado hacia el centro desde las regiones exteriores. Esas nuevas estrellas, compuestas por material reciclado, tienen una metalicidad más alta. Poseen más elementos pesados, que no estaban presentes en la primera generación de estrellas. Es un patrón que también se puede observar en la Vía Láctea. Sin embargo, no sucede en todas las galaxias estudiadas.
Una fracción importante de las galaxias, que en un primer momento se parecían a la Vía Láctea, terminó mostrando un aspecto muy diferente en un análisis más detallado. Esto provoca que entren en dos categorías. La primera categoría (que incluye a 55 de las 138 galaxias) incluye esas galaxias que no parecen tener diferenciación alguna entre sus regiones interna y externa. Esas galaxias experimentan la formación de estrellas de manera uniforme. Tiene lugar en un proceso largo y lento, sin un episodio de formación intenso en el núcleo.
Esto indica que ese flujo de gas, desde el exterior hacia el centro, que se puede observar en la Vía Láctea, no tiene lugar en estas galaxias. Un aspecto común en esas galaxias es que, por lo general, parecen haber completado la mayor parte de la formación de sus estrellas en el pasado. Algo que apuntaría a que, seguramente, son más viejas que nuestra galaxia. Si es así, podríamos estar observando el futuro de nuestra propia galaxia. En ese caso, estas galaxias mostrarían un avance de la siguiente fase de la evolución de la Vía Láctea.
Otras posibles explicaciones
Los investigadores, por tanto, plantean que son galaxias que se encuentran en una etapa posterior de su vida. Hay otras explicaciones alternativas que también podrían servir. Otras explicaciones posibles son la de un núcleo galáctico activo, que pueda reducir la intensidad de la formación de estrellas en las regiones internas de las galaxias. Sea como fuere, hay todavía muchas cosas que aprender sobre las galaxias que, al menos en apariencia, guardan un parecido con la Vía Láctea. El estudio resulta interesante por lo que presenta.
Hay muchas posibilidades nuevas que se podrán considerar al pensar en cómo evolucionan las galaxias. También muestra que la Vía Láctea es una galaxia normal. O, por lo menos, no es completamente única. Hay una enorme variedad de galaxias en el conjunto del universo, pero algunas son más parecidas a la Vía Láctea. No solo eso, muchas se encuentran en la misma etapa de su vida. El estudio de esas galaxias hermanas (e incluso gemelas en algún sentido) ayudará a entender mejor, en consecuencia, cómo es la Vía Láctea.
Es lo mejor a lo que podemos aspirar, porque no tenemos manera alguna de observar la Vía Láctea y estudiarla desde la distancia. No podemos olvidar que, en realidad, ni siquiera hemos llegado a enviar una nave lejos del Sistema Solar. Ese nivel de tecnología, si es que se llega a alcanzar en algún momento, está en un futuro muy lejano al nuestro. Así que, a falta de poder estudiar la Vía Láctea desde el exterior, lo mejor que se puede hacer es prestar atención a lo que se ve en las galaxias que muestran mucho parecido a la nuestra…
Estudio
El estudio es S. Zhou, A. Aragón-Salamanca, M. Merrifield et al.; «Are Milky-Way-like galaxies like the Milky Way? A view from SDSS-IV/MaNGA». Está disponible para su consulta en la plataforma arXiv, en este enlace.
Referencias: Universe Today
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