La Vía Láctea podría ser más grande de lo creído. Generalmente, se plantea que el disco de nuestra galaxia tiene entre 100 000 y 130 000 años-luz de diámetro. Sin embargo, un nuevo estudio plantea que podría ser mucho más grande…

El disco de la Vía Láctea podría ser más grande

La Vía Láctea podría ser más grande de lo creído

Concepto artístico de la Vía Láctea.
Crédito: NASA/JPL

Tras el estudio está un equipo de investigadores formado por astrónomos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y el Observatorio Nacional Astronómico de Pekín (NAOC). La conclusión a la que han llegado es que el disco de la Vía Láctea podría tener unos 200 000 años-luz de diámetro. Las galaxias espirales tienen la mayor parte de sus estrellas en un disco muy fino. Además, tienen una particularidad.

La mayoría de las estrellas se encuentran solo hasta una determinada distancia del centro. A partir de ese punto, la cantidad de estrellas se reduce significativamente. En el caso de la Vía Láctea, no se sabía que había estrellas a más del doble de distancia, del centro, que el Sol. Por lo que cabía suponer que nuestra estrella está, aproximadamente, en la mitad del radio del disco. Sin embargo, el panorama ha cambiado.

Ahora se sabe que hay estrellas a tres y hasta cuatro veces la distancia que separa al Sol del centro de la galaxia. Por lo que el disco de la Vía Láctea podría ser más grande de lo pensado hasta ahora. Esos 200 000 años-luz lo pondrían en un tamaño similar al de la galaxia de Andrómeda. Pero en este caso, lo interesante es ver cómo han llegado los investigadores a esa conclusión. No han recurrido a ningún modelo.

Las estrellas del disco y la corona galáctica

La Vía Láctea, y galaxias cercanas, vista por la sonda Gaia.
Crédito: ESA/Gaia/DPAC

La anatomía de una galaxia espiral como la nuestra viene a ser siempre la misma. Un disco, en rotación, en el que están los brazos espirales. Este disco está rodeado por una corona, con forma esférica. En este estudio, los investigadores han comparado las estrellas del disco y la corona galáctica. Se han centrado en la abundancia de metales. Los metales, en astronomía, son todos los elementos más allá del hidrógeno y el helio.

El descubrimiento es que hay una mezcla de estrellas del disco y de la corona galáctica a esas distancias. Lo han descubierto al hacer un análisis estadístico de los datos recopilados por dos proyectos: APOGEE y LAMOST. En ellos, se obtiene el espectro de las estrellas para determinar datos como su velocidad y su composición química. Este último aspecto es el más interesante. Porque la composición química es una de las claves de todo este asunto.

Los investigadores han revisado la metalicidad de las estrellas catalogadas en ambos proyectos. La metalicidad es, simplemente, el porcentaje de metales presente en una estrella. Además, han tenido en cuenta, también, la distancia a la que están. Lo que han visto es que hay una cierta abundancia de estrellas con una metalicidad más alta a grandes distancias. ¿Qué quiere decir? Esas estrellas son las que, generalmente, encontramos en el disco galáctico.

¿Qué implicaciones tiene?

La Vía Láctea vista desde Arizona.
Crédito: David Lane & Robert Gendler

Así que detectarlas a una distancia mucho mayor lleva a pensar que el disco de la Vía Láctea podría ser más grande de lo pensado. Los investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias han contado, también, que no han usado modelos en este estudio. Los modelos por ordenador se utilizan habitualmente a la hora de realizar simulaciones y ciertos estudios. Pero han optado por no hacerlo en esta ocasión.

Entienden que, en ocasiones, los modelos solo dan las respuestas para los que fueron diseñados. En su lugar han optado por recurrir a las estadísticas de una gran cantidad de estrellas. De esta manera, los resultados están exentos de haber realizado suposiciones de antemano, salvo las más elementales. ¿A dónde nos lleva todo esto? Principalmente, lo podemos ver como una curiosidad, una señal de que no dejamos de descubrir cosas.

Incluso en aspectos que quizá podría parecer que ya parecían completamente conocidos, como el tamaño de la Vía Láctea. Esto, quizá, podría tener algún impacto también en cómo podría desarrollarse la colisión con Andrómeda. Algo que tendrá lugar en unos 4.500 millones de años. Pero hay que tener en cuenta que cómo creemos que será esa colisión no deja de ser, en sí mismo, una simulación. Sea como fuere, cada día seguimos aprendiendo algo. Incluso sobre cosas que podríamos creer que ya sabíamos.

El estudio es Martín Lopez-Corredoira, Carlos Allende Prieto, Francisco Garzón, H. Wang, C. Liu y L. Deng; «Disc stars in the Milky Way detected beyong 25kpc from its center». Publicado en la revista Astronomy & Astrophysics el 7 de mayo de 2018. Puede ser consultado en este enlace.

Referencias: Phys