Uno de los fenómenos más espectaculares (y violentos) que podemos observar es la explosión de una estrella, ya sea en forma de supernova o nova. También son fenómenos que normalmente no podemos predecir con exactitud antes de que sucedan, aunque puede que estemos ante una excepción…

Una nova roja

Ubicación del sistema KIC 9832227 en el firmamento. Crédito: Business Insider

Ubicación del sistema KIC 9832227 en el firmamento.
Crédito: Business Insider

Dentro de las explosiones en forma de nova hay un tipo poco frecuente conocido como nova roja, cuyo origen, creemos, está en la unión de dos estrellas. Pasado un tiempo, esas estrellas explotan y esparcen su material por el cosmos. Una de las que mejor conocemos tuvo lugar en 2008, cuando el objeto V1309 Scorpii (una estrella binaria), que había sido medida 6 años antes de que se uniese y explotase.

Desde entonces, los astrónomos están a la espera de observar otros sistemas binarios similares antes de que exploten. Ver estas colisiones nos podría permitir descubrir más cosas sobre la evolución de las estrellas y de las nebulosas, así como la manera en que el espacio recibe los elementos que creemos necesarios para la vida (no hay que olvidar que casi todos los elementos del universo, excepto el helio y el hidrógeno, proceden de explosiones de novas y supernovas).

Por eso no es sorprendente que se estén realizando búsquedas concienzudas de sistemas binarios similares. Larry Molnar, un astrónomo del Calvin College, en Grand Rapids, Michigan (Estados Unidos), junto a sus compañeros, ha dedicado los dos últimos años a esta tarea y no sólo han encontrado un sistema cuya colisión, y explosión, parece inminente, si no que además creen saber cuándo tendrá lugar el fenómeno.

Según sus estimaciones, el sistema explotará en forma de nova roja en los próximos 5 años. Aunque puede parecer una afirmación un tanto arriesgada, no es lo mismo que intentar calcular cuando explotará una estrella en forma de supernova (Betelgeuse, por ejemplo, sabemos que explotará en forma de supernova, y que es algo inminente, excepto que, en este caso, inminente implica una escala de tiempo de millones de años). En este caso todo tiene que ver con las órbitas del sistema.

Un baile mortal

Modelo por ordenador del sistema binario KIC 9832227. Crédito: Calvin College/Cara Alexander, Daniel Van Noord, Chris Spedden, and Larry Molnar

Modelo por ordenador del sistema binario KIC 9832227.
Crédito: Calvin College/Cara Alexander, Daniel Van Noord, Chris Spedden, and Larry Molnar

Las estrellas en cuestión son las que componen el sistema KIC 9832227, que están enfrascadas en una espiral fatídica. De hecho, están tan cerca entre sí que ya comparten sus atmósferas (es lo que se conoce como una estrella binaria de contacto). Si pudiésemos observarla in situ, a unos 1.700 años-luz de distancia de la Tierra, en la constelación del Cisne, veríamos que tiene una forma parecida a la de un bolo.

En realidad, hasta no hace tanto, nadie sabía con certeza si KIC 9832227 era un sistema doble. Los astrónomos sólo sabían que su brillo variaba con el paso de los años. Hay muchos tipos de estrellas, y sistemas estelares, que tienen la capacidad de experimentar esas variaciones en períodos de tiempo muy cortos, a las que llamamos estrellas variables. Así que Molnar y su equipo tuvieron que comenzar primero por determinar si se trataba, o no, de dos estrellas.

Durante su estudio, en 2015 descubrieron que se comporta de una manera muy similar a V1309 Scorpii (el sistema que he mencionado con anterioridad y que es el que mejor conocemos en esta materia) y que las órbitas de las estrellas se estaba acercando. Durante los últimos 10 años, su período orbital, según los investigadores, ha ido acortándose cada vez más rápido, señal de que sus órbitas se están acercando a un ritmo cada vez más rápido.

Prediciendo una explosión estelar

Aunque no hay muchos datos disponibles sobre novas rojas y sus orígenes, el equipo de Molnar ha calculado que el momento aproximado en que las dos estrellas de KIC 9832227 colisionará será allá por 2022, año arriba o año abajo. Cuando suceda, la explosión aumentará el brillo del sistema enormemente, hasta alcanzar magnitud aparente  2, más o menos la misma que tiene Polaris, la estrella polar.

Si los investigadores están en lo cierto, y finalmente estas estrellas colisionan, es muy posible que el resultado final sea algo similar al que podemos observar en la estrella V838 Monocerotis, que aumentó su brillo repentinamente en 2002, convirtiéndose en un objeto 600.000 veces más brillante que el Sol y, de paso, en la estrella más brillante de la Vía Láctea.

Los astrónomos no están completamente seguros de que V838 Monocerotis sea una nova roja, pero desde 2002, el telescopio espacial Hubble ha mantenido su objetivo en la nube de gas y polvo en expansión alrededor del objeto. En 2006, un grupo de investigadores combinó algunas de esas fotos para mostrar la evolución de la nova, y que puedes ver en la imagen inferior, en el que se comprimen 4 años en tan sólo seis segundos.

 

Un espectáculo único

La supergigante roja V838 Monocerotis, que podría estar compuesta por dos estrellas que colisionaron en el pasado. Crédito: NASA/ESA/The Hubble Heritage Team (STScI/AURA)

La supergigante roja V838 Monocerotis, que podría estar compuesta por dos estrellas que colisionaron en el pasado.
Crédito: NASA/ESA/The Hubble Heritage Team (STScI/AURA)

Supongamos que Molnar acierta con su predicción y que, finalmente, KIC 9832227 se une y explota en unos cinco años. Si sucede, los astrónomos tendrán una oportunidad magnífica de observar un fenómeno relativamente raro en la evolución de las estrellas. Además, será mucho más cercana que V838 Monocerotis, que se encuentra a 20.000 años-luz del Sistema Solar, por lo que KIC 9832227 ofrecerá la posibilidad de observar una erupción estelar cercana. Si el sistema se fusiona por completo, liberará tanta energía como nuestro Sol en toda su vida. Según los investigadores, la posibilidad de observar un fenómeno así es de sólo una entre un millón.

Sea como fuere, de momento toca esperar y ver qué sucede. Si finalmente están en lo cierto, dentro de 5 años tendremos la oportunidad de observar uno de los fenómenos más raros de la evolución estelar. Si no es así, en el peor de los casos, seguramente aprenderos cosas nuevas en el camino…

Referencias: Business Insider, Calvin College