No sabemos si hay vida más allá del Sistema Solar, pero si la hay, puede que una de nuestras mejores bazas sea el hallazgo de tres planetas, similares a la Tierra y Venus, que están en nuestro vecindario cósmico, a la vuelta de la esquina como diría aquel…

Hermanos de Venus y la Tierra

Este concepto artístico muestra un paisaje imaginario desde la superficie de uno de los tres planetas alrededor de la estrella TRAPPIST-1. En esta imagen se puede ver uno de los planetas interiores en tránsito a través del disco de la estrella. Crédito: ESO/M. Kornmesser

Este concepto artístico muestra un paisaje imaginario desde la superficie de uno de los tres planetas alrededor de la estrella TRAPPIST-1. En esta imagen se puede ver uno de los planetas interiores en tránsito a través del disco de la estrella.
Crédito:
ESO/M. Kornmesser

Por primera vez, un equipo internacional de astrónomos del MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts, de Estados Unidos), la universidad de Lieja, en Bélgica, y de otros lugares del mundo, han detectado tres planetas orbitando alrededor de una estrella enana ultrafría. Se trata de una pequeña enana roja catalogada como TRAPPIST-1, que se encuentra a solo 40 años-luz de distancia de la Tierra.

Los tamaños y temperaturas de estos planetas son muy similares a los de la Tierra y Venus, y son los mejores objetivos que hemos encontrado, hasta el momento, para buscar vida más allá del Sistema Solar. Los resultados fueron publicados este 2 de mayo en la revista Nature.

Los científicos dieron con los planetas gracias al telescopio TRAPPIST (un acrónimo creado a partir del nombre en inglés del telescopio, que en castellano viene a ser pequeño telescopio de planetas en tránsito y planetesimales). Es un telescopio de unos 60-centímetros, operado por la universidad de Lieja y ubicado en Chile. TRAPPIST ha sido diseñado para centrarse en estrellas enanas y observarlas en la longitud de infrarrojos en busca de planetas a su alrededor.

Una estrella del tamaño (casi) de Júpiter

Comparación entre el tamaño del Sol y la estrella TRAPPIST-1. Crédito: ESO

Comparación entre el tamaño del Sol y la estrella TRAPPIST-1.
Crédito: ESO

La estrella, TRAPPIST-1 (y hasta ahora conocida y catalogada como 2MASS J23062928-0502285), tiene unas dimensiones similares a las de Júpiter (aunque contiene mucha más masa que el planeta). Tiene un tamaño de, aproximadamente, la octava parte del Sol, 83 veces la masa de Júpiter (o 0,08 veces la masa del Sol, según prefieras), está en el límite inferior para llegar a fusionar hidrógeno. Con un poco menos de masa, se hubiese quedado en una enana marrón. Desde septiembre de 2015, los científicos han estado observando la estrella en infrarrojo y vieron que su señal disminuía ligeramente en intervalos muy regulares, sugiriendo que varios objetos estaban pasando por delante suyo.

Por medio de más observaciones, el equipo ha podido confirmar que se trata de planetas con tamaños similares a la Tierra y Venus. Los dos planetas interiores orbitan alrededor de la enana roja en 1,5 y 2,4 días respectivamente. Es decir, están a un 1% y un 1,5% de la distancia que separa al Sol de la Tierra (cien veces más cerca) y sólo reciben de 2 a 4 veces la radiación que recibe la Tierra del Sol. La órbita del tercer planeta no está todavía bien definida, por lo que podría tardar entre 4 y 73 días en completar una vuelta y, quizá, recibir menos radiación que la Tierra. Por su tamaño y proximidad a la estrella, los tres planetas podrían tener regiones con temperaturas por debajo de los 400 grados Kelvin (es decir, por debajo de 125ºC) y estarían dentro del rango apropiado para permitir la presencia de agua líquida y vida en su superficie.

Como el sistema sólo está a 40 años-luz de la Tierra, el equipo cree que los astrónomos serán capaces, muy pronto, de comenzar a analizar sus composiciones atmosféricas y evaluar su habitabilidad para determinar si existe vida en este sistema planetario. Gracias a la cercanía del sistema y el reducido tamaño de su estrella, es posible averiguar todo eso ahora, en un futuro cercano…

Una búsqueda arriesgada

Este es otro concepto artístico del sistema planetario visto a cierta distancia de la superficie del planeta más alejado. Crédito: ESO/M. Kornmesser

Este es otro concepto artístico del sistema planetario visto a cierta distancia de la superficie del planeta más alejado.
Crédito: ESO/M. Kornmesser

Hasta ahora, la mayor parte de las misiones en búsqueda de exoplanetas se han centrado en encontrar sistemas alrededor de estrellas brillantes, similares al Sol. Esas estrellas emiten radiación en la banda visible (normalmente en la longitud de onda del amarillo) y pueden ser vistas con la ayuda de telescopios ópticos. Sin embargo, precisamente porque son tan brillantes, su luz puede ocultar cualquier señal que proceda de un planeta.

Por contra, este tipo de enanas rojas son estrellas frías, muy tenues, que emiten radiación en la banda infrarroja. Como son tan débiles, estas pequeñas estrellas, de colores rojizos, no son capaces de ocultar la señal de los objetos a su alrededor, dando a los científicos una mejor posibilidad de detectar cualquier planeta que pudiera haber. Sin embargo, la mayor parte de las misiones que tenemos en funcionamiento hoy en día no han sido optimizadas para poder observarlas.

Por eso surgió el telescopio TRAPPIST. Con el resto de telescopios no es posible detectar planetas alrededor de enanas rojas de este tipo (de hecho, es tan fría que la llaman una «estrella ultrafría», así que era necesario crear instrumentos especiales y detectores para este proyecto. No está observando 100.000 estrellas a la vez como el prolífico y popular telescopio Kepler, si no una cantidad muchísimo más reducida, centrándose en cada una durante un tiempo.

Planetas en rotación síncrona

Concepto artístico de TRAPPIST-1 y sus tres planetas. Crédito: ESO/M. Kornmesser/N. Risinger (skysurvey.org)

Concepto artístico de TRAPPIST-1 y sus tres planetas.
Crédito: ESO/M. Kornmesser/N. Risinger (skysurvey.org)

Gracias a las observaciones, el equipo de científicos ha determinado que los tres planetas están, con toda probabilidad, en rotación síncrona con TRAPPIST-1, del mismo modo que la Luna lo está con la Tierra. Es decir, un lado de cada planeta está siempre apuntando hacia la estrella, mientras el otro permanece en oscuridad. En los dos planetas más cercanos, es posible que el día sea demasiado cálido y la noche demasiado fría para poder albergar cualquier tipo de vida. Sin embargo, en ambos planetas, en la parte occidental, puede haber una franja ideal. Sería una región que recibe algo de luz pero con temperaturas más bajas, quizá lo suficientemente templadas para permitir el desarrollo de la vida. El tercer planeta, a más distancia de la estrella, puede estar completamente en la zona habitable de la enana roja.

El próximo objetivo del equipo de astrónomos va a ser, precisamente, investigar si estos mundos son habitables. Intentarán determinar qué tipo de atmósfera tienen, y después buscarán los biomarcadores y posibles señales de vida. Ya tienen a su disposición instalaciones en todo el mundo para ayudarles, analizando todo tipo de longitud de onda para descubrir todos los secretos que puedan esperarnos en el sistema planetario TRAPPIST-1. ¡Habrá que estar muy atento a las noticias que puedan producirse en los próximos meses!

Referencias: MIT, ESO