La Luna es una compañera omnipresente de la Tierra. Un nuevo estudio plantea que nuestro planeta, además, podría tener dos satélites de polvo. Dos nubes, extremadamente tenues, que se encuentran en órbitas relativamente estables…

Satélites de polvo en los puntos de Lagrange

Concepto artístico de los satélites de polvo en el momento de su observación.
Crédito: G. Horváth

La posible existencia de los dos satélites de polvo no es una idea nueva. En realidad, ya la planteó el astrónomo polaco Kazimierz Kordylewsky en 1961. De hecho, reciben su nombre del propio astrónomo. El principal inconveniente es que estos satélites son extremadamente tenues y su existencia siempre ha estado bajo duda. Un grupo de astrónomos húngaros ha publicado un nuevo estudio que parece apoyar la idea de que la Tierra podría tener dos satélites de polvo.

Como quizá sepas, entre la Tierra y la Luna hay cinco puntos estables. A decir verdad, existen en cualquier sistema de dos objetos. Son los llamados puntos de Lagrange. En ellos, las interacciones gravitatorias permiten que la posición de un objeto, en relación al sistema en el que están, sea estable. En este caso, lo que nos interesa especialmente son los puntos L4 y L5, que forman un triángulo con la Tierra y la Luna.

Los dos destacan por no ser completamente estables. La gravedad del Sol los perturba. Sin embargo, se cree que son lugares en los que se podría acumular el polvo interplanetario. Es decir, las partículas de polvo que se encuentran en el espacio entre los planetas del Sistema Solar. Al menos, podrían acumularse de manera temporal. Kordylewski observó dos cúmulos de polvo en el punto L5 en 1961.

Los satélites de polvo son difíciles de detectar

Esta imagen polarizada muestra la región del punto L5. Muestra la región central de la Nube de Kordylewski (los píxeles rojos brillantes). Las líneas negras rectas son del paso de satélites. Crédito: J. Slíz-Balogh

Desde entonces, ha habido varios informes de su existencia. Pero son tan tenues que es muy difícil detectarlos. Por lo que muchos científicos han puesto en duda que realmente estuviesen ahí. Todo esto podría haber cambiado en 2018. Un equipo de investigadores húngaros ha centrado su atención en estos posibles satélites de polvo. También llamadas nubes de Kordylewski. El objetivo es comprender cómo podrían formarse y cómo detectarlas.

Para ello, los investigadores se han centrado en su aspecto utilizando distintos filtros polarizadores. Cada filtro transmite la luz de una manera diferente. Algo similar a lo que sucede con algunas gafas de sol. La luz dispersa, o reflejada, siempre muestra una polarización menor, en función del ángulo de dispersión o reflexión. Así que los investigadores recurrieron a esta herramienta para intentar detectar los satélites de polvo.

Observaron la región del punto L5 en busca de las posibles nubes. Las imágenes que obtuvieron muestran luz polarizada, reflejada por el polvo. Además, se extendía mucho más allá de lo que la cámara podía observar. El patrón visto encaja en las predicciones que los propios investigadores habían hecho tiempo antes. No solo eso, también encajan con las primeras observaciones que Kordylewski hizo hace ya más de sesenta años.

Su presencia parece casi definitiva

Los puntos de Lagrange (no están a escala) del sistema Tierra – Sol.
Crédito: Xander89/Wikimedia Commons

Pero, evidentemente, observar algo no quiere decir que realmente sea lo que uno piensa. Así que antes de lanzar las campanas al vuelo, los investigadores se aseguraron de que los resultados eran buenos. Había que descartar artefactos ópticos, así como otros posibles efectos. La conclusión es que los satélites de polvo están realmente ahí. La Tierra tiene dos nubes de polvo que la acompañan en su órbita en el punto L5.

Las nubes de Kordylewski (que es como se llaman), sin embargo, no son satélites por sí mismos. Se mueven en la misma órbita que nuestro planeta. Están, aproximadamente, a unos 400 000 kilómetros de distancia. Muy similar a la distancia que nos separa de la Luna (384 400 kilómetros de media. Es intrigante, como dicen los investigadores, confirmar que nuestro planeta tiene pseudo-satélites en su órbita.

Los puntos L4 y L5 son lugares muy interesantes. Allí podríamos enviar naves en su órbita, así como estaciones que sirvan de plataforma de lanzamiento para explorar otras regiones del Sistema Solar. También se ha planteado que en ambos lugares se podrían almacenar elementos contaminantes. En cualquier caso, en el futuro, los investigadores quieren examinar el punto L4 y L5. Seguirán estudiando las nubes de Kordylewski para entender hasta qué punto son estables. Así como determinar si ese polvo podría ser una amenaza para los astronautas en el futuro…

El estudio es J. Slíz-Balogh, A. Barta y G. Horváth; «Celestial mechanics and polarization optics of the Kordylewski dust cloud in the Earth–Moon Lagrange point L5 – I. Three-dimensional celestial mechanical modelling of dust cloud formation». Publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society el 1 de septiembre de 2018. Puede ser consultado aquí.

Referencias: Phys.org