A finales de 2017, el descubrimiento de un exoplaneta a 11 años-luz fue una gran noticia. Ahora, un nuevo estudio indica que Ross 128b podría ser habitable. Aunque eso no quiere decir que estemos ante un planeta gemelo de la Tierra, ni mucho menos…

Ross 128b podría ser habitable… y son buenas noticias

Ross 128b podría ser habitable, aunque no es como la Tierra

Concepto artístico de Ross 128b, con su estrella al fondo.
Crédito: ESO/M. Kornmesser

En estos últimos meses venimos arrastrando una serie de noticias bastante desalentadoras. Una de las grandes cuestiones de la astrobiología es saber si los mundos alrededor de enanas rojas podrían ser habitables. Es una cuestión muy complicada. Los descubrimientos de TRAPPIST-1 y Próxima b se han visto repletos de muchos estudios contradictorios al respecto. No hay que olvidar que las enanas rojas son las estrellas más abundantes de la Vía Láctea.

Así que determinar si los planetas a su alrededor pueden ser habitables, o no, es una cuestión importantísima. En este sentido, la mayor parte de estudios de TRAPPIST-1 y Próxima b nos han llevado al pesimismo. Las dos estrellas parecen ofrecer un entorno demasiado hostil a sus planetas. Tanto es así que Próxima b ni siquiera se espera que haya logrado conservar su atmósfera. En medio de todo este pesimismo, el descubrimiento del planeta alrededor de Ross 128 fue un soplo de aire fresco.

Porque, a diferencia de ambas estrellas, Ross 128 es mucho más tranquila. No emite grandes llamaradas como Próxima Centauri. Además, está lo suficientemente cerca del Sistema Solar para ser un objeto de estudio muy interesante. A todo esto, tenemos que sumarle que Ross 128b podría ser habitable. Al menos esa es la conclusión a la que ha llegado un grupo de investigadores. Como mínimo, podría apuntar en la dirección de que quizá no todas las enanas rojas sean inhóspitas.

En busca de los elementos de Ross 128b

El firmamento alrededor de Ross 128, que aparece en el centro de la imagen.
Crédito: Digitized Sky Survey 2/Davide De Martin

Uno de los aspectos clave es comprender cuáles son los elementos químicos presentes en una estrella. Así como su abundancia. Con ambos, es posible estimar cuál es la composición de los planetas que puedan tener en su órbita. En consecuencia, se puede predecir cuál es su grado de similitud con la Tierra. Hay que tener en cuenta, eso sí, que no quiere decir que estemos ante un planeta que sea gemelo del nuestro.

Hasta ahora, no era fácil obtener la composición química de las enanas rojas. Algo en lo que han trabajado los investigadores de este estudio. Han desarrollado una técnica que ha permitido realizar esas mediciones. Ross 128 es una enana roja, como alrededor del 70% de estrellas de la galaxia. Es mucho más pequeña y fría que el Sol. Se estima que la mayoría tienen, al menos, un exoplaneta a su alrededor.

Para analizar la composición, se ha utilizado el instrumento APOGEE. Es un espectroscopio. Es decir, nos permite analizar la luz y obtener información en función de qué colores son visibles u obstruidos. A partir de ese análisis, se han calculado las abundancias de carbono, oxígeno, magnesio, aluminio, potasio, calcio, titanio y hierro. En las primeras etapas de formación de una estrella, están rodeadas de un disco de material y gas del que se forman los planetas.

Un juego de abundancias

Concepto artístico de Próxima b, orbitando alrededor de su estrella, con Alfa Centauri A y B al fondo.
Crédito:
ESO/M. Kornmesser

La composición química de la estrella influye, en consecuencia, en el contenido del disco. Así como en la estructura interior y en los planetas que se puedan formar. Por ejemplo, la cantidad de magnesio, hierro y silicio, en un planeta, controlarán la proporción de masa entre su núcleo y las capas de su manto. Con todo esto en mente, los investigadores determinaron que Ross 128 tiene una cantidad de hierro similar al Sol.

Sin embargo, no han logrado medir la abundancia de silicio. Pero la proporción entre hierro y magnesio, en la estrella, indica que Ross 128b debería tener un núcleo mayor que el de la Tierra. Como saben cuál es la masa mínima del planeta, y la abundancia de elementos, también han podido estimar cuál debería ser su radio. Algo que no es posible medir de forma directa por la órbita que describe el planeta alrededor de la estrella.

Conocer la masa y radio del planeta es importante para comprender de qué está hecho. Ambas mediciones pueden permitir deducir, también, cuál es su densidad. Además, los astrónomos ya saben que los planetas con un radio un 70% superior al de la Tierra tienen, probablemente, una gran capa gaseosa. Es decir, como planetas como Neptuno. Si tienen un radio más pequeño, sin embargo, probablemente sean rocosos.

Ross 128b podría ser habitable… pero no es como la Tierra

Concepto artístico del sistema de TRAPPIST-1 visto desde la superficie de uno de sus planetas.
Crédito: NASA/ESA/HST

Por la estimación de su radio, Ross 128b debería ser rocoso. A todo esto hay que sumarle un último factor. La temperatura de la estrella Ross 128. Al medirla, junto a la estimación del radio del planeta, se puede determinar cuánta luz debería reflejar su superficie. Es otro punto importante que apunta a que Ross 128b podría ser habitable. Porque probablemente tiene un clima templado, similar al de la Tierra.

Todo esto, sin embargo, hay que interpretarlo como lo que es: datos. Es decir, por un lado, sabemos que el planeta no es idéntico a la Tierra. No tiene la misma composición o el mismo tamaño. Pero sí guarda ciertos parecidos. De todos modos, solo podemos decir que Ross 128b podría ser habitable. Para despejar la incógnita y poder afirmarlo, o negarlo, es necesario conocer otros detalles. Por ejemplo, ¿cuál es su actividad geológica?

Lo que sí sabemos es que, si tiene atmósfera, probablemente tenga agua líquida en su superficie. Pero por ahora no sabemos si es una atmósfera similar a la de la Tierra. Por extensión, seguramente no hace falta decir que, del mismo modo, no se sabe si podría haber algún tipo de vida en Ross 128b. Para ello será necesario realizar muchos más estudios. Pero algo está claro, esta no es la última vez que oiremos hablar de este intrigante mundo…

El estudio es D. Souto, C. Unterborn, V. Smith et al.; «Stellar and Planetary Characterization of the Ross 128 Exoplanetary System from APOGEE Spectra». Publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters el 13 de junio de 2018. Puede ser consultado en arXiv.

Referencias: Phys