El descubrimiento de Próxima b se produjo gracias a un proyecto llamado Pale Red Dot. Ahora, llega Red Dots. Su propósito es muy similar. Buscar vida en las estrellas más cercanas al Sol, y seguir analizando Próxima Centauri…

Próxima b, un culpable casi ideal

Concepto artístico de Próxima b, uno de los objetivos de Red Dots

Concepto artístico del planeta, Próxima b, orbitando alrededor de su estrella, con Alfa Centauri A y B al fondo.
Crédito:
ESO/M. Kornmesser

Si has visitado alguna vez Astrobitácora, sabrás que soy de los que creen que la vida debe ser relativamente común en otros lugares de la galaxia. No pretendo comentar sobre si se trataría de vida inteligente o unicelular. Ni de su abundancia. El descubrimiento de Próxima b, en cierto sentido, fue casi demasiado bueno para ser cierto. Descubrimos un planeta con un tamaño parecido al de la Tierra. Pero, además, está en la zona habitable de su estrella. Así que puede tener agua líquida en su superficie.

Y todo esto, en la estrella más cercana al Sol. La conclusión parece lógica y muy tentadora. Si esto es lo que tenemos justo en la siguiente estrella, tiene que haber muchos más planetas así alrededor de otras estrellas parecidas. Así que descubrir que la campaña de Pale Red Dot, de la que surgió el descubrimiento de Próxima b, no ha terminado, es una gran noticia. Todavía queda mucho por descubrir.

Así que el equipo de Guillem Anglada-Escudé (Barcelona, 1979, y profesor de Astrofísica en la Universidad de Queen Mary, en Londres) ha anunciado que lanzan una nueva campaña. Se trata de Red Dots y su misión es reanudar los estudios. No sólo de Próxima Centauri, si no también de otras dos enanas rojas, muy cercanas al Sol: la estrella de Barnard y Ross 154. Se intentará encontrar otros mundos, pero también refinar la información que ya conocemos.

Las incertidumbres de Próxima b

Concepto artístico de la superficie de Próxima b. En el horizonte se puede ver a Próxima Centauri y, en la lejanía, al sistema binario que forman Alfa Centauri A y B.
Crédito:
ESO/M. Kornmesser

Red Dots realizará 90 días de observaciones de las tres estrellas. Pero vayamos por partes. En Próxima Centauri quedan muchas cuestiones por responder. ¿Hay otros planetas dentro de la zona habitable? ¿y fuera de ella? Comprender si estamos ante un planeta solitario, un sistema compacto como el de TRAPPIST-1, o cualquier otra configuración, nos dará una información muy valiosa sobre el entorno de Próxima b.

Además, hay muchas incertidumbres por despejar sobre el propio planeta. Sin ir más lejos, sabemos que está en la zona habitable de la estrella. Pero… ¿cómo es su órbita? Si se trata de una órbita circular (o casi circular), es muy posible que pueda haber desarrollado las condiciones propicias para permitir la aparición de la vida en su superficie pero, seguramente, estará en rotación síncrona. De tal modo que la misma cara siempre apunte hacia la estrella.

Sin embargo, si su órbita es muy elíptica, es posible que nos encontremos ante un mundo que no esté en rotación síncrona, y que podría ser aun más acogedor para la vida. También cabe la posibilidad (aunque esto es una mera suposición personal) de que alguna parte de su órbita pueda llevarlo fuera de la zona habitable, y que la variación en las temperaturas de su superficie lo conviertan en inhabitable.

Los vecinos ocultos de Próxima b

Concepto artístico de una Tierra en forma de ojo. Es posible que lugares como Próxima b sean parecidos a esto…
Crédito: Beau. The Consortium

Que pueda haber otros planetas no es una simple conjetura. Los datos, según cuenta el equipo de Red Dots, apuntan a que hay, al menos, otro planeta girando alrededor de Próxima Centauri. Así que podría haber más planetas. Seguramente serían similares a la Tierra, o algo más grandes. Porque su presencia no desestabilizaría la órbita de Próxima b. Si fuese así, y encontrásemos un sistema compacto, como mencionaba anteriormente, tendríamos un objetivo ideal para el estudio con los telescopios que están por llegar.

De hecho, en este proyecto, van a participar diversos observatorios. Por un lado, tenemos SpaceObs ASH2, la red de telescopios del Observatorio de Las Cumbres, en Chile. Además, tenemos al Observatorio de Sierra Nevada, y el Observatorio Astronómico del Montsec, aquí en España. A los que se suma HARPS, un espectrógrafo de alta precisión que está instalado en el telescopio de 3,6 metros de diámetro en el Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés).

HARPS es, seguramente, el más destacado de todos los que participan en el proyecto. Es capaz de detectar un movimiento de velocidad radial de tan sólo 3,5 kilómetros por hora. Es decir, aproximadamente, el ritmo medio al que camina una persona. El trabajo de esta campaña, seguramente, también será útil para lo que está por venir en el futuro. Cuando lleguen herramientas como el Telescopio Europeo Extremadamente Grande.

La estrella de Barnard y Ross 154

Imagen de la estrella de Barnard en 2006.
Crédito: Steve Quirk

Pero vayámonos un poco más lejos. No sabemos si hay planetas alrededor de la estrella de Barnard. Aunque durante un tiempo, debido a un error de medición, se creyó que podía tener varios gigantes gaseosos a su alrededor. Hoy en día esa posibilidad está descartada, pero no quiere decir que no pueda haber mundos similares a la Tierra a su alrededor. Su estudio será algo más complicado, porque la estrella gira tres veces más rápido que Próxima Centauri.

Por su parte, Ross 154 está a algo menos de 10 años-luz. Es la estrella más cercana de la constelación de Sagitario. De hecho, seguirá acercándose durante muchos años, hasta llegar a unos 6,4 años-luz de distancia dentro de 157.000 años. Ross 154 es muy similar a Próxima Centauri. Es una estrella que emite grandes llamaradas con una frecuencia aproximada de dos días. Y eso lo hace un objetivo aun más interesante.

Las llamaradas de estas enanas rojas, de tipo M, es un factor muy importante para determinar si la vida puede desarrollarse, o no, en las superficie de los planetas que pueda haber a su alrededor. Ahí es donde entra en juego telescopios como el Telescopio Europeo Extremadamente Grande. Serán capaces, a posteriori, de analizar estos planetas con un mayor nivel de detalle y poder comprender sus condiciones. Próxima b es muy útil, pero tener más planetas para estudiar sería ideal para poder hacer estudios comparativos.

Participación ciudadana en Red Dots

Próxima Centauri, la estrella más cercana al Sistema Solar, es una enana roja de clase M.
Crédito: ESA/Hubble & NASA

El equipo científico involucrado en la campaña Red Dots tiene pensado mantener una presencia activa en redes sociales. Si te interesa la iniciativa, puedes seguirlo en su página de Facebook, en su cuenta de Twitter, así como en el hashtag #reddots y, por supuesto, en su página principal, que puedes encontrar aquí. En la que también publican sus propias actualizaciones y aportaciones de la comunidad. Eso sí, en todos los casos, necesitarás un cierto nivel de inglés para desenvolverte.

Si quieres, incluso puedes ir un poco más lejos. Hay otras dos formas de participar. Los datos que están siendo recopilados se están publicando casi de manera inmediata. Así que puedes analizarlos, con las herramientas proporcionadas por el equipo de Red Dots. Puedes buscar señales en los datos, que podrían corresponder a posibles planetas, y ayudar a descubrir cuáles son sus propiedades.

La otra alternativa está descartada en el hemisferio norte, porque implica observar Proxima Centauri con tu propio telescopio. Pero, si vives en el otro lado del mundo, puedes aportar tus propios datos a lo largo de la campaña, poniéndote en contacto con el equipo en su propia página. Sea como fuere, una cosa está clara: el descubrimiento de Próxima b fue uno de los anuncios más importantes de la década. Pero queda mucho por hacer, y quizá lo que encontremos en el camino sea aún más sorprendente…

Referencias:Centauri Dreams, The Conversation