El caso de Próxima b es una montaña rusa desde su descubrimiento en 2016. Ahora, un nuevo estudio plantea que Próxima b podría tener un océano y ser habitable. Algo que rompe la tendencia de los últimos estudios, que no planteaban un panorama muy prometedor…

Los altibajos de Próxima b

Próxima b podría tener un océano y ser habitable

Concepto artístico de la superficie de Próxima b. En el horizonte se puede ver a Próxima Centauri y, en la lejanía, al sistema binario que forman Alfa Centauri A y B.
Crédito:
ESO/M. Kornmesser

En agosto de 2016, un grupo de astrónomos del Observatorio Austral Europeo anunció el descubrimiento de Próxima b. Es el exoplaneta más cercano al Sistema Solar. Un mundo rocoso y, además, en la zona habitable de su estrella. No es sorprendente, por eso, que en este tiempo se hayan hecho multitud de estudios para determinar cómo podría ser este planeta. Los resultados han sido muy variopintos, pero principalmente negativos.

Por ejemplo, se ha planteado que Próxima b debe experimentar llamaradas muy intensas. Demasiado como para que pueda mantener una atmósfera o agua líquida en su superficie. Sin embargo, un nuevo estudio pone en entredicho este punto. Un grupo de investigadores ha encontrado varios escenarios en los que Próxima b podría tener un océano. Algo que haría que pudiese ser potencialmente habitable.

Hay que recordar que Próxima Centauri es una enana roja. He hablado en alguna ocasión del problema que suponen en cuanto a posible habitabilidad. Por un lado, la cercanía de los planetas, en su zona habitable, a su estrella suele provocar que se encuentren en rotación síncrona. Es decir, siempre muestran el mismo hemisferio a la estrella. Del mismo modo que sucede con la Luna y la Tierra. Por lo que un hemisferio está siempre iluminado y el otro en oscuridad perpetua.

Hay mucho que no conocemos de Próxima b

Concepto artístico del planeta, Próxima b, orbitando alrededor de su estrella, con Alfa Centauri A y B al fondo.
Crédito:
ESO/M. Kornmesser

Esa cercanía expone al Próxima b también a mucha radiación y un intenso viento solar. Fenómenos que podrían provocar la pérdida de la atmósfera y del agua. Pero lo cierto es que hay mucho de este exoplaneta que todavía no conocemos. Sin ir más lejos, desconocemos cuál fue su evolución. En función de cómo sucediese, podría ser un mundo perfectamente habitable o, por el contrario, ser un mundo completamente seco y hostil.

En realidad, y como dicen los investigadores, por ahora no sabemos si Próxima b tiene atmósfera. Suponiendo que la tenga, no sabemos si Próxima b podría tener un océano. Sin ellos, la vida tal y como la conocemos no podría existir. Quizá, plantean, Próxima b se formase sin atmósfera. Quizá tuviese una atmósfera y unas condiciones perfectas en cuanto a cantidad de agua. O tener una atmósfera fina y mucha agua. O incluso una atmósfera demasiado densa.

Que Próxima Centauri sea una enana roja es un problema adicional. Muchas de estas enanas rojas son estrellas muy activas durante su vida. Emiten llamaradas muy potentes. Sin ir más lejos, en el caso de Próxima b, se detectó una hace algún tiempo. Se cree que podrían ser letales para el exoplaneta. Esas llamaradas tienen la capacidad de arrancar la atmósfera de un planeta con el paso del tiempo.

Determinando si Próxima b podría tener un océano

Concepto artístico de una vela autónoma acercándose a Proxima b.
Crédito: Planetary Habitability Laboratory

Pero a pesar de todo esto, hay diferentes escenarios, según los investigadores, en los que Próxima b podría ser habitable. Hay cierto nivel de incertidumbre respecto a los aspectos que podrían ser hostiles para el desarrollo de la vida en Próxima b. Un ejemplo. Quizá el planeta se formase más lejos de su órbita actual y migrase poco a poco. En ese caso, las condiciones a las que se vio sujeto habrían sido mucho más favorables.

También podría haberse formado con 10 veces más agua que la Tierra. En ese caso, incluso si Proxima Centauri arrancase el 90% del agua del exoplaneta, Próxima b podría tener un océano a pesar de todo. Otra posibilidad es que se formase con una densa capa de hidrógeno a su alrededor. Esa capa externa fue arrancada por la estrella y, detrás, quedaría el núcleo de esa capa de gas. O dicho de otra manera, una atmósfera más fina pero habitable.

Con esto, lo que se intenta ilustrar es que todavía hay muchas cosas que desconocemos sobre Próxima b. Por ello, los investigadores se plantean el siguiente escenario. Supongamos que Próxima b tiene tanto atmósfera como agua. Teniendo en cuenta su estrella, y la distancia a la que órbita, ¿cuál es la dificultad para que esa combinación de atmósfera y océano produzca unas condiciones apropiadas, en la superficie, para ser habitable? Es decir, que tenga una temperatura cálida para tener agua líquida, etc.

En busca de modelos sobre Próxima b

Concepto artístico de una enana roja con un exoplaneta.
Crédito: NASA, ESA, y G. Bacon (STScI)

Con la ayuda de un modelo de simulación, los investigadores diseñaron diferentes tipos de atmósfera que Próxima b podría tener. Incluyendo, también, una atmósfera similar a la de la Tierra, rica en nitrógeno y con pequeñas cantidades de dióxido de carbono. Así como una atmósfera muy similar a la de Marte (formada por dióxido de carbono). También tuvieron en cuenta que sucedería si la atmósfera fuese más densa o delgada que la de la Tierra.

También consideraron si el océano fuese más salado o menos. así como si fuese más profundo o menos que el de la Tierra. Incluso consideraron la posibilidad de que el océano cubriese todo el planeta. Por último, también consideraron si el planeta está en rotación síncrona, como la Luna con la Tierra o si estaba en resonancia orbital 3:2. Es la misma resonancia en la que está Mercurio. Gira sobre sí mismo tres veces por cada dos órbitas que hace alrededor de su estrella.

Con todo esto en mente, los investigadores ejecutaban un modelo con el que simular cómo sería el clima de Próxima b. Cabe destacar que es el mismo modelo que se utiliza para observar cómo puede evolucionar la atmósfera de la Tierra por el efecto del cambio climático. La principal novedad, según cuentan, es que en este modelo climático incluyen un océano dinámico. Tiene corrientes que mueven agua cálida y fría entre diferentes lugares. En estudios anteriores de Próxima b se simulaban océanos estáticos.

Próxima b podría tener un océano en muchos escenarios

Concepto artístico de planetas con un tamaño similar a la Tierra alrededor de una enana roja.
Crédito: NASA, ESA, y G.Bacon (STScI)

El resultado es que, en muchos casos, Próxima b podría tener un océano. Siempre con diferentes cantidades de agua en la superficie. En el caso de un planeta en rotación síncrona, el transporte de calor entre el hemisferio iluminado y el nocturno permitiría equilibrar la temperatura para que fuese habitable. Así que, en general, este estudio parece decantarse en la dirección de que Próxima b tiene una buena probabilidad de ser habitable.

Según explican los investigadores, en el modelo que han desarrollado vieron que las corrientes oceánicas transportarían agua cálida desde el hemisferio iluminado al nocturno. Si el océano es muy salado, casi todo el planeta podría estar recubierto por él. En casi todos los lugares, la temperatura estaría por debajo del punto de congelamiento. En cualquier caso, lo más llamativo es que este estudio aporta un punto positivo en una racha bastante negativa.

Las últimas noticias sobre Próxima b invitaban a pensar que no había mucho que esperar. Este estudio cambia esa tendencia. Aunque las observaciones de Próxima Centauri muestran que es una estrella activa, que ha provocado llamaradas muy potentes, hay escenarios en los que Próxima b podría ser habitable. Pero la única forma de saber si Próxima b podría tener un océano e, incluso, vida, es seguir observándolo y recogiendo información.

Las observaciones de Próxima b no son fáciles

Recreación de un atardecer en el exoplaneta Gliese 667Cc. La estrella más cercana es la enana roja Gliese 667 C, en la derecha aparecen Gliese 667 A y Gliese 667 B, las tres forman parte de un sistema solar triple.
Crédito: ESO/L. Calçada

Uno de los inconvenientes de Próxima b es que el planeta no transita por delante de su estrella, visto desde la Tierra. Al no pasar por delante de su estrella, es más difícil detectar una atmósfera y ver de qué está compuesta. En el futuro, se espera poder observar el calor emitido al espacio por Próxima b al moverse en su órbita. Debería ser posible, según los investigadores, distinguir un entre un planeta con una atmósfera o sin ella. Así como un planeta con una atmósfera delgada o gruesa.

Estas observaciones también podrían hacerse en otros planetas que orbiten enanas rojas. Es una cuestión importante para comprender si la vida podría ser abundante en la Vía Láctea. A fin de cuentas, se calcula que alrededor del 70% de las estrellas de la galaxia son de este tipo. Si se determina que la mayoría de ellas podrían tener planetas habitables, el panorama para la vida es muy diferente.

Para saber si es así, los telescopios que entrarán en funcionamiento en los próximos años serán muy útiles. Permitirán obtener mucha más información sobre cómo son los exoplanetas ya conocidos y sobre si Próxima b podría tener un océano. Así como descubrir nuevos exoplanetas. Entre ellos, están el telescopio espacial James Webb, o el Telescopio Extremadamente Grande. Ambos entrarán en funcionamiento en la próxima década. ¡Esperemos que haya más noticias positivas!

El estudio es A. D. Del Genio, M. J. Way, D. S. Amundsen et al.; «Habitable Climate Scenarios for Proxima Centauri b with a Dynamic Ocean». Puede ser consultado en arXiv.

Referencias: Universe Today