Después de dos años, la sonda OSIRIS-REx ha entrado en órbita del asteroide Bennu. Ha recorrido 2 000 millones de kilómetros hasta alcanzar su destino. Ahora, pasará un año en su órbita antes de aterrizar en su superficie con un objetivo muy ambicioso: recoger una muestra y devolverla a la Tierra.

OSIRIS-REx busca traer una muestra del asteroide

OSIRIS-REx entra en la órbita del asteroide Bennu

El asteroide Bennu visto de cerca por OSIRIS-REx.
Crédito: NASA/Goddard/University of Arizona

OSIRIS-REx (llamada así por las siglas de su nombre en inglés, Origins, Spectral Interpretation, Resource Identification, Security, Regolith Explorer) podría ser la primera nave estadounidense que logra devolver una muestra de un asteroide a la Tierra. La misión fue lanzada en septiembre de 2016 y, si todo sale bien, regresará a nuestro planeta en septiembre de 2023. Será una muestra muy pequeña, de apenas 60 gramos.

Pero es más que suficiente para cumplir el objetivo de la misión. Si lo logra, se unirá a la sonda japonesa Hayabusa en la lista de sondas que han traído muestras de asteroides de vuelta a nuestro planeta. Una lista en la que también podría entrar Hayabusa2 en 2020. La NASA ha escogido el asteroide Bennu por diferentes motivos. Pero, principalmente, porque algunos científicos estiman que es extremadamente antiguo.

Podría ser anterior al propio Sistema Solar. Tendría más de 4 600 millones de años. Eso convierte a Bennu en un objeto que podría darnos muchas respuestas. Podría ayudarnos a comprender cómo se formó el Sistema Solar. Algo que no podemos descubrir en nuestro planeta. La actividad geológica borraron esas huellas hace mucho tiempo. Además, Bennu también destaca por ser un objeto cercano a la Tierra… y por ser potencialmente peligroso

Bennu es un asteroide potencialmente peligroso

Concepto artístico de la sonda OSIRIS-REx llegando a Bennu.
Crédito: NASA/Goddard/University of Arizona

Los Asteroides Potencialmente Peligrosos no son tan tremendos como podrían sonar. En realidad, la definición lo que indica es que su órbita los acerca a la Tierra. Así como el hecho de que su tamaño podría causar daños considerables en caso de colisión. Pero, que se acerque mucho a la Tierra no quiere decir que, necesariamente, vaya a impactar. De hecho, hay una posibilidad de 1 entre 2700 de que impacte entre 2169 y 2199.

Bennu se acerca cada seis años a la Tierra. Orbita alrededor del Sol en el mismo plano orbital que nuestro planeta. Durante los dos años de viaje, OSIRIS-REx ha estado, básicamente, viajando para intentar alcanzarlo. Además, Bennu tiene otra particularidad. Para una misión de recogida de muestras, es necesario aterrizar en la superficie del asteroide. No vale cualquier tamaño. Uno con un diámetro de menos de 200 metros gira demasiado rápido como para aterrizar en él.

Bennu tiene un diámetro de casi 500 metros y rota sobre sí mismo cada 4,3 horas. Permitiendo que una sonda pueda posarse en su superficie y pueda recoger una muestra. ¿Qué información nos podrá dar esa muestra? Los científicos llevan estudiando el asteroide mucho tiempo. Saben que es un asteroide carbonáceo. Es decir, rico en carbono. Un elemento necesario para las moléculas orgánicas, esenciales para la vida.

OSIRIS-REx podría ayudarnos a entender el origen de la vida

Concepto artístico de OSIRIS-REx recogiendo una muestra de material de Bennu.
Crédito: NASA

Una hipótesis que se ha barajado es que los asteroides podrían haber desempeñado un papel importante en el origen de la vida. En sus primeros momentos, pudieron ser los impactos de asteroides los que trajeran las moléculas orgánicas para la vida. Bennu es, en muchos sentidos, una cápsula del tiempo. Los científicos creen que pudo ser parte de un asteroide, más grande, del cinturón de asteroides.

Además, los astrónomos han calculado que la órbita de Bennu se ha desplazado 280 metros, por año, hacia el Sol desde su descubrimiento. Es algo que podría deberse a un fenómeno conocido como el efecto Yarkovsky. La luz del sol calienta un lado de un pequeño asteroide oscuro (como Bennu). Ese calor es expulsado por el asteroide mientras rota. La energía proporciona un impulso que provoca que su movimiento varíe.

Si rota en sentido prógrado, es decir, en la misma dirección que su órbita, se aleja de la estrella. Si rota en sentido retrógrado, es decir, contrario al movimiento de su órbita, entonces el asteroide se acerca. Bennu es un asteroide retrógrado y, por tanto, poco a poco se acerca al Sol. OSIRIS-REx podrá medir el efecto Yarkovsky de cerca y ayudar a predecir mejor tanto su movimiento como el de otros asteroides.

¿Cómo se traerá la muestra a la Tierra?

Animación de OSIRIS-REx y su viaje hasta el asteroide Bennu.
Crédito: Wikimedia Commons/Phoenix7777

OSIRIS-REx ha entrado en la órbita de Bennu. Es el objeto más pequeño en torno al cual se ha puesto una nave en órbita. Estará un año a su alrededor, estudiándolo con diferentes instrumentos. Sus cámaras y su altímetro permitirán analizar su superficie con gran detalle. Será un paso necesario para elegir el lugar de aterrizaje. La recogida de la muestra es, de hecho, la misión principal de la sonda.

El proceso está muy bien definido. Cuando llegue el momento, OSIRIS-REx se acercará al asteroide a una velocidad de tan solo 0,2 metros por segundo. Es decir, a 720 metros por hora. La nave aterrizará en un radio de 25 metros dentro del lugar elegido para su aterrizaje. Después, las cámaras grabaran la zona de recogida y su entorno. A eso le seguirá la extensión del brazo robótico, que tocará la superficie de Bennu durante cinco segundos.

Ese brazo liberará una pequeña cantidad de nitrógeno líquido para provocar que se levante polvo alrededor de la sonda. Ese polvo será capturado por un instrumento que, posteriormente, será almacenado por OSIRIS-REx para regresar a la Tierra. Finalmente, ya en 2023, la cápsula con la muestra se separara de la nave y atravesará la atmósfera de nuestro planeta. Algo que sucederá en 2023. Si todo sale bien, esos 60 gramos podrían darnos mucha información…

Referencias: Universe Today