Nos llegan buenas y malas noticias desde el planeta rojo. El rover Opportunity sigue sin responder. Sin embargo, la NASA ha anunciado que la tormenta ha comenzado a decaer. Lo peor del fenómeno ya ha pasado. Pero todavía hay que esperar…

Opportunity sigue sin responder… por una tormenta veraniega

Opportunity sigue sin responder, pero la tormenta en Marte decae

Imagen de Marte tomada por el rover Opportunity en enero de 2018.
Crédito: NASA

Las tormentas de polvo son bastante frecuentes en Marte. Normalmente suceden cuando el hemisferio sur se encuentra en verano. Lo normal es que afecten a una región del planeta y que duren varias semanas. Pero, de cuando en cuando, las tormentas pueden crecer hasta convertirse en un fenómeno que afecta a todo el planeta. En ese punto, se convierten en un fenómeno que puede prolongarse durante meses.

Así comenzó, en el mes de mayo, la tormenta que nos ocupa en estos momentos. Se inició en una región llamada Arabia Terra. De ahí, se extendió poco a poco hasta cubrir todo el planeta en solo unas semanas. Esto provocó que el cielo en el Valle de la Perseverancia se oscureciese. Desde entonces, el rover Opportunity sigue sin responder. Algo que tiene sentido si recordamos que funciona con energía solar.

Por eso, el aviso de la NASA de que la tormenta está presentando las primeras señales de debilitamiento es positivo. Sin embargo, todavía pasarán semanas, o quizá incluso meses, antes de que la tormenta se disipe por completo. Hasta ese momento, el rover Opportunity tendrá que continuar en su modo de hibernación. Así que es imposible saber, todavía, en qué estado está. ¿Habrá aguantado en este tiempo?

Un ciclo imparable

Concepto artístico del rover Opportunity.
Crédito: NASA/JPL-Caltech

Las tormentas de polvo en Marte tienen lugar cuando el hemisferio sur está en verano. Eso coincide con el momento de más acercamiento, del planeta al Sol, en su órbita. El aumento de temperatura provoca que las partículas de polvo se eleven a más altura en la atmósfera. Algo que provoca más viento. A su vez, ese viento eleva más polvo a la atmósfera, creando un ciclo que se retroalimenta constantemente.

Como el polo sur de Marte apunta hacia el Sol en verano, el dióxido de carbono congelado en allí se evapora. Algo que contribuye a que la atmósfera se vuelva más densa y aumente la presión en superficie. Por lo que el proceso se refuerza y las partículas de polvo quedan suspendidas en el aire. En algunos casos, las nubes de polvo pueden llegar a alcanzar alturas de hasta 60 kilómetros. No es poca cosa…

Pero aun con todo, estas tormentas que engloban todo el planeta son relativamente raras. Suceden cada tres o cuatro años marcianos. Es decir, aproximadamente cada entre 6 y 8 años terrestres. Las hemos visto en varias ocasiones. Las sondas Viking I y Mariner 9 en 1971. La sonda Mars Global Surveyor en 2001. En 2007, también se produjo una tormenta similar que oscureció el cielo en la región en la que estaba Opportunity.

No es la primera vez

El rover Opportunity sigue sin responder. Pero esta simulación de cómo es el entorno en el que está, bajo la tormenta, lo explica…
Crédito: NASA/JPL-Caltech/TAMU

En aquella ocasión, sin embargo, fueron necesarias solo dos semanas de operaciones mínimas y ausencia de comunicaciones. Esta vez, estamos ante un período más prolongado. Ver que Opportunity sigue sin responder puede ser una mala señal. Porque, aunque esta tormenta es menos intensa y más pequeña que la de 2007, la que el planeta está sufriendo ahora mismo ha provocado unas condiciones peores.

La opacidad atmosférica es mucho mayor que en la tormenta de 2007. Hay tanto polvo en la atmósfera que, en el valle de la Perseverancia, la región está en noche perpetua. Por lo que el rover Opportunity está en el modo de hibernación desde hace tiempo, sin posibilidad de recargar sus baterías. Algo que, por cierto, no afecta al rover Curiosity, porque funciona con energía nuclear y, por tanto, no se ve afectado.

La principal preocupación es que, sin esa energía solar, la única opción con Opportunity es suspender las operaciones. La duración de la tormenta de polvo también implica que el rover no sea capaz de mantener sus calentadores en funcionamiento. Usan mucha energía y son necesarios para proteger sus baterías del extremo frío de la atmósfera marciana. El único consuelo, por otra parte, es que la temperatura no es tan baja durante una tormenta.

Opportunity sigue sin responder pero la tormenta parece remitir

Imagen global de Marte que muestra la tormenta en pleno desarrollo. El punto azul, en el centro de la imagen, indica la posición del rover Opportunity.
Crédito: NASA/JPL-Caltech/MSSS

Las buenas noticias es que, desde el 23 de julio, los científicos de la NASA han visto que está cayendo más polvo a la superficie del planeta que el que se está levantando. Es decir, lo peor de la tormenta ya ha pasado y ha comenzado a debilitarse. Por lo que los eventos en los que se siga levantando más polvo tendrán lugar en regiones más pequeñas o se detendrá por completo. Ya se han comenzado a ver algunos de los detalles de la superficie.

Además, la temperatura en la región media de la atmósfera ya no está subiendo. Algo que, según explican, indica que hay menos polvo en suspensión (que es lo que provoca que se caliente ese aire). El rover Curiosity también ha detectado una caída del polvo en su posición. Hay que recordar que Curiosity se encuentra en el cráter Gale, que está en el otro extremo del planeta. Parece que esa caída de material es generalizada.

Eso son buenas noticias. Pero habrá que esperar todavía semanas, o meses, hasta que los paneles solares del rover Opportunity puedan volver a acumular energía. Hasta entonces no se podrá restablecer las comunicaciones. La última vez que hubo algún tipo de comunicación con el rover fue el 10 de junio. Pero si por algo conocemos a este rover es por su longevidad. Su misión estaba planeada, originalmente, para durar solo tres meses. Lleva más de 14 años en funcionamiento.

Una misión muy longeva

El rover Opportunity, en enero de 2016.
Crédito: NASA/JPL-CALTECH

El rover Opportunity aterrizó en Marte el 25 de enero de 2004. La misión iba a durar 90 días marcianos. Un día marciano es un «sol». Es decir, 90 soles, que son aproximadamente 92,5 días terrestres. Pero ya va camino de los 14 años y 200 días. Por lo que ha demostrado una capacidad de operación 55 veces superior a lo que se estimaba originalmente. Así que no es ninguna locura suponer que podría aguantar esta tormenta.

De momento, Opportunity sigue sin responder, pero quizá sea cuestión de tiempo volver a saber del rover. O quizá no y este sea el fin de la misión. En cuyo caso seguiríamos estando ante una misión que ha sido mucho más fructífera de lo que se esperaba originalmente. Con el rover Curiosity en suelo marciano, la exploración de Marte no se va a resentir particularmente si se diese el peor de los casos.

Mientras tanto, la NASA está aprovechando la oportunidad para analizar la tormenta. Buscan comprender mejor cuál es el mecanismo que las alimenta. Porque, a pesar de que conocemos su duración y cómo funcionan, no está muy claro por qué se dan estas tormentas en Marte. Este conocimiento será muy útil para las misiones que vayan al planeta rojo en el futuro. No solo robóticas, también para la eventual llegada de exploradores…

Referencias: Universe Today