Un grupo de investigadores ha descubierto un KBO diminuto en el Cinturón de Kuiper. Es mucho más pequeño que los planetas enanos y que los objetos más pequeños que habíamos observado hasta ahora en esa región del espacio…

Un KBO diminuto de apenas un par de kilómetros

Observan un KBO diminuto en el Cinturón de Kuiper
Concepto artístico del pequeño KBO descubierto en el Cinturón de Kuiper. Crédito: Ko Arimatsu

El Cinturón de Kuiper es el hogar de algunos de los objetos más interesantes del Sistema Solar. No solo porque sean extremadamente viejos. Se formaron, al igual que el resto, con el Sol y los planetas. También porque se encuentran muy lejos de nuestra estrella y han permanecido inalterados desde su formación. Son cápsulas temporales. Nos permiten analizar este pequeño rincón de la Vía Láctea tal y como era hace 4 500 millones de años. Aquí podemos encontrarnos con los KBOs (llamados así por las siglas en inglés de Objeto del Cinturón de Kuiper.

Son, de una manera muy literal, restos de la etapa de formación de los planetas del Sistema Solar. Hasta ahora, se había supuesto que debía haber objetos del Cinturón de Kuiper que fuesen realmente pequeños. Con tamaños en torno a 1 kilómetro de diámetro. Sin embargo, en todas estas décadas, nadie había logrado encontrar uno. Comprensible, por otra parte, si tenemos en cuenta que, precisamente por su pequeño tamaño, son muy difíciles de observar. La distancia que nos separa de esa región de nuestro sistema es enorme, miles de millones de kilómetros.

Ahora, un grupo de investigadores ha logrado encontrar un KBO diminuto. Muy pequeño, apenas 2,6 kilómetros de diámetro, que resulta muy interesante. Porque es, también, una pieza que faltaba en el rompecabezas del proceso de formación de planetas. Como quizá sepas, los planetas se forman cuando pequeños fragmentos de polvo se condensan en piedras. Estos, a su vez, en rocas. La sucesión sigue con objetos cada vez más grandes, llegando a objetos que nos resultan familiares, como los asteroides.

Un KBO diminuto que puede ser muy grande (figuradamente)

Concepto artístico de la superficie de Makemake, un planeta enano del Cinturón de Kuiper. Crédito: ESO/L. Calçada/Nick Risinger (skysurvey.org)

Los asteroides que podemos estudiar en nuestro entorno son muy útiles. Pero por su proximidad a nuestra estrella, han ido cambiando con el tiempo. No solo por la radiación del Sol. También por las colisiones con otros objetos y por la interacción con la gravedad de los planetas. Los KBOs, sin embargo, no han sufrido todas esas condiciones. Por eso descubrir un KBO diminuto, de poco más de 2 kilómetros de diámetro, es muy interesante. Permite confirmar lo que se sospechaba y es una gran oportunidad para comprender mejor el pasado del Sistema Solar.

En realidad, no hay ningún telescopio que pueda observar objetos tan pequeños de forma directa. Son muy pequeños y extremadamente tenues. Así que los investigadores han optado por un método diferente para detectarlos. El método de tránsito. Es una de las técnicas que, en realidad, se utiliza con un propósito muy diferente: la detección de exoplanetas. El planteamiento es exactamente el mismo. Se analiza la luz de una estrella y se busca caídas en su brillo.

El razonamiento resulta de lo más lógico. Si podemos detectar el paso de un exoplaneta por delante de su estrella, a años-luz de distancia, deberíamos poder detectar el paso de un objeto mucho más pequeño pero mucho más cercano. Así que decidieron lanzar su propio proyecto para analizar la luz de algunas estrellas y buscar posibles caídas de brillo provocadas por el paso de algún KBO del Sistema Solar. Es una demostración, como dicen ellos mismos, de que los pequeños proyectos, como este, también pueden dar grandes resultados.

La detección del KBO diminuto que (por ahora) no tiene nombre

La Sputnik Planitia, de Plutón, observada por la sonda New Horizons. Crédito: NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Southwest Research Institute.

Los investigadores colocaron dos telescopios de 28 centímetros de diámetro en el techo de un colegio de la isla de Miyako. En la prefectura de Okinawa, en Japón. Los usaron para analizar 2000 estrellas, observándolas durante un total de 60 horas. Al repasar los datos recogidos en ese tiempo, vieron que una estrella parecía perder brillo, oculta por un KBO diminuto, de 1,3 kilómetros de radio, ubicado en el Cinturón de Kuiper. En realidad, no es lo único que han llegado a deducir. Estos objetos, de en torno a un kilómetro de diámetro de tamaño, deben ser muy numerosos.

Seguramente mucho más de lo que se pensaba hasta ahora. Además, el hallazgo es otro pilar a favor del modelo de formación de planetas de forma gradual. Los planetesimales se forman primero y van creciendo poco a poco. Se convierten en objetos de un tamaño de en torno a ese kilómetro de diámetro. A partir de ahí, podemos imaginar el proceso como una reacción en cadena. Las sucesivas colisiones, y fusiones, provocan que terminen convirtiéndose en los planetas que podemos observar en la actualidad. Es un gran hallazgo.

Los investigadores están, lógicamente, muy contentos con los resultados. Como ellos mismos dicen, han conseguido un gran resultado con tan solo el 0,3% del presupuesto que suele tener un gran proyecto internacional. Según cuentan ellos mismos, ni siquiera tuvieron dinero suficiente para construir una cúpula alrededor del segundo telescopio. Aun así, lograron hacer un descubrimiento que es difícil incluso para proyectos que disponen de una inversión económica mucho más grande. Es muy meritorio, se mire por donde se mire.

En busca de más información sobre el Cinturón de Kuiper

Esta es una recreación artística de Eris y su luna Disnomia, en el Cinturón de Kuiper. Crédito: NASA, ESA, y A. Schaller (for STScI)

Los investigadores ya tienen en mente sus próximos objetivos. La verdad sea dicha, son muy ambiciosos. Pero viendo lo que han conseguido, quizá no sean descaberllados. Quieren intentar descubrir objetos en la Nube de Oort. Es la región más distante del Sol y su existencia está apoyada, en parte, en una base teórica. Por lo que descubrir objetos allí sería un gran logro que confirmaría definitivamente su existencia. Además, quieren seguir explorando el Cinturón de Kuiper. Esperan encontrar más objetos de tamaños similares en el futuro.

De hecho, será muy importante que logren descubrir más objetos de estas dimensiones. Porque eso permitirá confirmar que, efectivamente, hay multitud de pequeños objetos en el Cinturón de Kuiper. Eso, a su vez, permitirá seguir avanzando en nuestra comprensión de la formación de planetas. Porque, con este hallazgo, sabemos que la evolución que siempre se ha planteado es totalmente lógica. Los planetesimales debieron desarrollarse tal y como siempre se ha planteado. Eso es un gran avance, si es que se confirman más detecciones.

Habrá que prestar atención a lo que se anuncie en los próximos meses o años. El descubrimiento de este pequeño objeto es interesante por sí mismo. Pero también lo es ver que, incluso con recursos mucho más limitados, se puede seguir haciendo descubrimientos de mucho valor. El Cinturón de Kuiper y la Nube de Oort siguen siendo grandes desconocidos. Por lo que todas las iniciativas y estudios para profundizar en su conocimiento serán bienvenidas. Habrá que ver qué descubren en el futuro…

Estudio

El estudio es K. Arimatsu, K. Tsumura, F. Usui et al.; «A kilometre-sized Kuiper belt object discovered by stellar occultation using amateur telescopes». Publicado en la revista Nature Astronomy el 28 de enero de 2019. Puede ser consultado aquí.

Referencias: Universe Today