Esta semana, la NASA está presentando los descubrimientos que ha hecho la sonda New Horizons en su estudio de Plutón. De todos ellos, el que más ha llamado la atención es que han encontrado dos criovolcanes que podrían haber estado activos en una época no demasiado lejana…

Al hilo de esta noticia, hay que destacar que James Green, director de ciencia planetaria en la sede central de la NASA en Washington estará el próximo 17 de noviembre en el Planetario de Madrid para dar una conferencia sobre la misión de New Horizons y Plutón (aunque las reservas para la conferencia ya han sido agotadas).

Criovolcanes

Estas imágenes topográficas han permitido descubrir que las montañas Wright Mons y Piccard Mons podrían ser criovocalnes. Los colores indican cambios en la elevación. El azul indica terreno más bajo, mientras el marrón indica mayor altura. El verde, por último, indica altura media. Crédito: NASA/JHUAPL/SwRI

Estas imágenes topográficas han permitido descubrir que las montañas Wright Mons y Piccard Mons podrían ser criovocalnes.
Los colores indican cambios en la elevación. El azul indica terreno más bajo, mientras el marrón indica mayor altura. El verde, por último, indica altura media.
Crédito: NASA/JHUAPL/SwRI

Un criovolcán es, literalmente, un volcán extraterrestre de hielo y agua. A falta de uno, el equipo de New Horizons cree haber encontrado dos. Es algo que sólo ha salido a la luz ahora, después de haber examinado el material enviado por la sonda. Tras combinar las imágenes de la superficie del planeta enano, creando mapas en 3D, han observado dos formaciones montañosas muy destacadas. Tienen decenas de kilómetros de diámetro y varios kilómetros de altura.

El más grande, llamado Piccard Mons, tiene unos 6 kilómetros de altura, mientras que Wright Mons tiene una altura de entre 3 y 5 kilómetros. En el centro de ambas montañas hay una depresión muy pronunciada en lo que, al menos en la Tierra, sería inequívocamente la señal de un volcán (la depresión se forma por colapso a medida que el material es expulsado desde el interior). Excepto que, en este caso, el material expulsado no sería magma, si no una mezcla de sustancias como hielo, nitrógeno, amoniaco o metano, y todo parece indicar que pudieron estar activos en una época no muy lejana.

Lo importante es que, si realmente son criovolcanes, nos darán una pista muy importante sobre la evolución geológica y atmosférica de Plutón, y nos permitirá hacernos una idea de cómo pueden ser los planetas enanos, asteroides, etcétera, que se encuentran allí. Hasta ahora no habíamos visto actividad así en esa región del Sistema Solar.

Plutón tiene un largo pasado de actividad geológica

En esta imagen aparece la ubicación de más de 1.000 cráteres analizados por la sonda New Horizons de la NASA.  Las zonas con franjas rojas no han sido mapeadas. Crédito: NASA/JHUAPL/SwRI

En esta imagen aparece la ubicación de más de 1.000 cráteres analizados por la sonda New Horizons de la NASA.
Las zonas con franjas rojas no han sido mapeadas.
Crédito: NASA/JHUAPL/SwRI

Precisamente, otro de los hallazgos de New Horizons que ha compartido la NASA indica que la superficie de Plutón no es ni mucho menos uniforme. Eso nos da una pista sobre su edad, que varía a lo largo del terreno (a diferencia de la superficie de otros objetos como Calisto). Presenta terreno antiguo, terreno de «mediana» edad y terreno relativamente joven. Determinar la edad del terreno de un mundo que está a miles de millones de kilómetros de distancia de nosotros puede parecer una tarea poco más que imposible. Sin embargo, es más simple de lo que pudiera parecer…

Basta con contar cuantos cráteres de impacto hay en una región determinada. A mayor cantidad, más antigua es la región (los procesos geológicos, como terremotos, eliminan esos cráteres con el paso del tiempo). De ahí, se deriva que hay algunas zonas de Plutón que han permanecido inalteradas prácticamente desde la formación de los planetas del Sistema Solar, hace unos 4.000 millones de años. Del mismo modo, hay una zona muy reciente (que se ha formado en los últimos 10 millones de años) que, informalmente, se llama Sputnik Planum y es la parte izquierda del «corazón» que hay en la superficie del planeta. Hasta el momento, en todas las imágenes que se han recibido de esta región, no hay ni un sólo cráter.

Por último, el hecho de que también haya zonas de «mediana» edad (a falta de una palabra mejor) nos sirve para entender que zonas como el Sputnik Planum no son una anomalía y que Plutón ha estado geológicamente activo durante la mayor parte de sus 4.000 millones de años de historia.

Los cimientos del Sistema Solar

Recreación artística de un objeto del Cinturón de Kuiper

Recreación artística de un objeto del Cinturón de Kuiper

Los cráteres en la superficie de Plutón permiten que el equipo de la sonda New Horizons también se pueda hacer una idea sobre cuál es la estructura del Cinturón de Kuiper. La escasez de cráteres pequeños tanto en Caronte como en Plutón indican que toda esta región del Sistema Solar, probablemente, tuvo menos objetos pequeños de lo que creíamos hasta el momento. Es problemático, porque el modelo más extendido hasta ahora, sobre cómo se formaron los objetos celestes del cinturón, dice que son el producto de la acumulación de muchos objetos pequeños (de menos de un kilómetro y medio de diámetro).

Como parece que no es así, esa falta de cráteres pequeños lo que hace es apoyar otros modelos que teorizan que los objetos del Cinturón de Kuiper que tienen decenas de kilómetros pueden haberse formado directamente, con un tamaño muy similar al que tienen en la actualidad. Además, le añade un poco de picante al siguiente objetivo de la sonda New Horizons: un pequeño objeto de entre 40 y 50 kilómetros de diámetro al que llamamos 2014 MU69, que podría permitirnos ver cómo era el material, intacto, a partir del que se formó el Sistema Solar.

Los satélites de Plutón

Basándose en los datos, al menos dos de los satélites de Plutón (quizá los cuatro) sean el resultado de la combimación de satélites más pequeños. Aquí aparecen remarcados los satélites que podrían haberse convertido en Kerberos e Hidra. Crédito: NASA/JHUAPL/SwRI

Basándose en los datos, al menos dos de los satélites de Plutón (quizá los cuatro) sean el resultado de la combimación de satélites más pequeños. Aquí aparecen remarcados los satélites que podrían haberse convertido en Kerberos e Hidra.
Crédito: NASA/JHUAPL/SwRI

Por último, la misión también nos ha permitido descubrir más cosas sobre el sistema de satélites de Plutón, y está resultando ser de lo más atípico. Casi todos los satélites del Sistema Solar (incluyendo la Luna) están en rotación síncrona, de tal modo que siempre apunta la misma cara del satélite hacia el planeta (es decir, el satélite tarda tanto en completar su órbita como en dar una vuelta sobre sí mismo).

Los satélites más pequeños de Plutón, sin embargo, rotan muchísimo más rápido. Hidra, el satélite más lejano, da 89 vueltas sobre sí mismo durante su órbita alrededor de Plutón. Los científicos creen que la velocidad de rotación puede variar (y por tanto no ser constante entre órbitas) porque Caronte ejerce una fuerte torsión que evita que los satélites pequeños caigan en rotación síncrona. Por último, también han comentado que es posible que algunos de los satélites pequeños sean el resultado de la unión de varios satélites aun más pequeños.

Todavía queda mucho por saber

Estos son sólo algunos de los hallazgos que ha presentado la NASA en la 47ª reunión de la división de ciencias planetarias, así que no es descartable que, en los próximos días, oigamos más novedades y descubrimientos procedentes del planeta enano y sus satélites. Y eso sin contar con lo que, a buen seguro, nos deparará la sonda New Horizons cuando alcance su destino, 2014 MU69, en el futuro…

Referencias: NASA