Desde que saliese a la luz la posibilidad de que pueda haber un planeta masivo en el exterior del Sistema Solar, no han cesado los esfuerzos por intentar confirmar su existencia. De momento seguimos sin haber encontrado ese hipotético noveno planeta, pero cada vez hay más evidencias que apoyarían su existencia…

Nuevos descubrimientos

Concepto artístico del Planeta Nueve, un mundo que sería unas 10 veces más masivo que la Tierra. Crédito: Caltech/R. Hurt (IPAC)

Concepto artístico del Planeta Nueve, un mundo que sería unas 10 veces más masivo que la Tierra.
Crédito: Caltech/R. Hurt (IPAC)

Los astrónomos han descubierto varios objetos en la parte más exterior del Sistema Solar. Por la forma y características de sus órbitas, apuntarían a la existencia de un objeto que podría estar perturbándolos muy lejos del Sol. Un hipotético mundo que sería más grande que la Tierra y al que los científicos, de momento, están llamando Planeta Nueve. Aunque no lo hemos encontrado todavía, tenemos una idea razonablemente buena de cuál podría ser su aspecto.

Aunque el descubrimiento de estos objetos es interesante por sí mismo, también hace que la probabilidad de que pueda haber un planeta ahí fuera sea más alta que antes. Scott Sheppard, uno de los científicos que ha participado en este estudio, comentaba que ahora mismo tendríamos alrededor de un 80% de seguridad de su existencia. En el fondo, sin embargo, la cifra no tiene más significado que el de indicarnos que poco a poco vamos encontrando cosas que apoyarían esta hipótesis.

Un posible planeta

Esta ilustración muestra las órbitas de los nuevos objetos descubiertos, y también otros ya conocidos.  La concentración de sus órbitas indican que probablemente están influenciados por algo masivo y muy distante. Crédito: Robin Dienel

Esta ilustración muestra las órbitas de los nuevos objetos descubiertos, y también otros ya conocidos.
La concentración de sus órbitas indican que probablemente están influenciados por algo masivo y muy distante.
Crédito: Robin Dienel

Este estudio ha sido llevado a cabo por Scott Sheppard (de la Institución Carnegie para la Ciencia, de Washington) y Chadwick Trujillo (del Observatorio Gemini en Hawái). Ambos investigadores ya habían deducido la posible existencia del Planeta Nueve en 2014 (tiempo antes de que la noticia comenzase a correr como la pólvora), al analizar la órbita altamente elíptica que describe el planeta enano Sedna, y otro objeto que encontraron en aquel momento, conocido como 2012 VP113, y que popularmente recibe el nombre de Biden.

Ambos se encuentran en una de las región más externas del Sistema Solar. Tanto Sedna como Biden están a una distancia media de 506 y 259 unidades astronómicas del Sol (que abreviamos como UA y es la distancia que separa la Tierra del Sol, es decir, 1 UA es 149,5 millones de kilómetros). Sedna tarda 11.400 años en completar una vuelta alrededor del Sol. En contraste, Plutón, que durante varias décadas fue considerado un planeta más, tiene una órbita de unos 220 años. Es decir, está mucho más cerca de nuestra estrella.

Recreación artística de Sedna, uno de los objetos celestes más distantes que conocemos en el Sistema Solar. Crédito: NASA/JPL-Caltech/R. Hurt (SSC-Caltech)

Recreación artística de Sedna, uno de los objetos celestes más distantes que conocemos en el Sistema Solar.
Crédito: NASA/JPL-Caltech/R. Hurt (SSC-Caltech)

En ese estudio de 2014, Sheppard y Trujillo ya mencionaron que Sedna, Biden y otros objetos extremadamente distantes (algunos localizados en el Cinturón de Kuiper) comparten ciertas características de sus órbitas, por lo que sugerían que su recorrido alrededor del Sol podía haber sido moldeado por algún planeta que se encontrase en la región. Un mundo que tendría unas 15 veces la masa de la Tierra a cientos de UA de nuestra estrella.

A principios de este año, como comenté aquí en Astrobitácora (y como se comentó en muchísimas páginas del mundo), Konstantin Batygin y Mike Brown publicaron un estudio en el que decían que habían encontrado evidencias de la posible existencia de un nuevo planeta. Las simulaciones por ordenador que realizó la pareja de investigadores sugería que la influencia gravitacional de un objeto que tuviese 10 veces la masa de la Tierra, y estuviese a una distancia de 600 UA del Sol, podría explicar esa extraña acumulación de las órbitas de Sedna, Biden y otros objetos lejanos. Aunque la cantidad de objetos afectados ha sido pequeña hasta ahora, poco a poco va aumentando.

Se acumulan las evidencias

Estimación de las zonas "posibles" y "probables" en las que podríamos encontrar el Planeta Nueve. Creada por científicos franceses, basándose en el estudio de la órbita de Saturno. Crédito: Bob King

Estimación de las zonas «posibles» y «probables» en las que podríamos encontrar el Planeta Nueve. Creada por científicos franceses, basándose en el estudio de la órbita de Saturno.
Crédito: Bob King

Durante los últimos años, Sheppard, Trujillo y David Tholen (de la Universidad de Hawái) han estado buscando objetos en las regiones más alejadas del Sistema Solar utilizando diferentes instrumentos, incluyendo el telescopio Subaru (en Hawái) y la Cámara de Energía Oscura, que ha sido instalada en un telescopio de 4 metros de diámetro el Observatorio Interamericano de Cerro Tololo en Chile.

El nuevo estudio, que ha sido aceptado para su publicación en la revista The Astronomical Journal, informa de estos últimos hallazgos y explica que los astrónomos han descubierto docenas de cuerpos desconocidos hasta el momento, incluyendo uno con un diámetro de 250 kilómetros, llamado 2013 FE72 y que llega a alejarse en su punto de máxima distancia a 4.000 UA de distancia. Dicho de otra manera, entra en la Nube de Oort, la región más distante del Sistema Solar y hogar de los cometas.

Así mismo descubrieron la existencia de dos objetos de unos 200 kilómetros de diámetro (2014 SR349 y 2013 FT28, respectivamente) que también comparten uno de los parámetros orbitales que se utiliza al definir una órbita (concretamente, el argumento del perihelio). Esto le da aun más solidez a la hipótesis de que debería existir un planeta en esa región. En estos momentos, en palabras de Sheppard, conocen unos 15 objetos que también muestran ese mismo comportamiento y que también comparten el mismo ángulo de argumento del perihelio.

Además, los 5 objetos más distantes de esa quincena comparten similaridades en otra característica orbital a la que llamamos longitud del perihelio. Los cinco están demasiado lejos como para poder verse afectados por la influencia gravitacional de Neptuno (cuya influencia, sin embargo, sí que podría ser el motivo por el que la longitud del perihelio de los otros 10 objetos no terminen de encajar). Dos o tres hallazgos más de objetos de este tipo serían suficientes para darle mucha solidez a la posible existencia del Planeta Nueve.

Un planeta difícil de observar

Órbitas de Neptuno (magenta), Sedna (magenta oscuro), varios objetos del Cinturón de Kuiper (cián) y el Planeta Nueve (naranja). Crédito: Caltech/R. Hurt (IPAC)

Órbitas de Neptuno (magenta), Sedna (magenta oscuro), varios objetos del Cinturón de Kuiper (cián) y el Planeta Nueve (naranja).
Crédito: Caltech/R. Hurt (IPAC)

Encontrar el Planeta Nueve en una búsqueda a ciegas sería increíblemente complicado y requeriría mucho tiempo. A pesar de que estamos hablando de un planeta que sería grande, también sería extremadamente tenue por su distancia a nuestra estrella (mucho más tenue que Plutón). Su gigantesca órbita también hace muy difícil poder determinar en qué lugar del cielo, exactamente, podría encontrarse en estos momentos.

Mike Brown cree que podríamos verlo con telescopios potentes, siempre y cuando los astrónomos enfoquen en la dirección adecuada en el momento adecuado. Si encontramos una decena o veintena más de pequeños objetos como los que hemos mencionado en este artículo, será mucho más sencillo poder deducir en qué punto de su órbita podría estar el planeta y, por tanto, en qué dirección deberíamos apuntar.

Lo importante es que, poco a poco, vamos despejando las incógnitas para comprender si realmente hay un planeta masivo en las regiones más alejadas del Sistema Solar. Si es así, incluiremos un tipo de planeta que es muy frecuente en los sistemas estelares que hemos observado, pero que no podemos encontrar en nuestro vecindario cósmico: una supertierra.

Referencias: Space