La corona del Sol es un lugar interesante. Tiene una temperatura muy superior a la que podemos encontrar en otras regiones de superficie de nuestra estrella. Ahora, un nuevo estudio ofrece una posible explicación de este fenómeno…

Microexplosiones en la corona del Sol

Las microexplosiones podrían explicar la temperatura de la corona del Sol

El Sol, observado en el espectro ultravioleta.
Crédito: S. Wiessinger/NASA’s Goddard Space Flight Center/SDO

La superficie del Sol, también conocida como fotosfera, tiene una temperatura de unos 5.500 ºC. Para entendernos, es la parte visible de nuestra estrella. Sin embargo, y de una manera poco intuitiva, nos encontramos con una anomalía. La capa más externa, la corona, que no es visible y está mucho más lejos del núcleo del Sol, tiene una temperatura muchísimo más elevada. Oscila entre los 1 y 2 millones de grados Celsius, y puede llegar incluso a los 40 millones.

Es un misterio de nuestra estrella que durante mucho tiempo ha estado sin respuesta. Los científicos solares lo denominan el problema de calor. Una posible explicación de este fenómeno llega, ahora, gracias a un nuevo estudio que procede del lejano oriente. Liderado por Shin-nosuke Ishikawa, un físico solar de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA). En él, se explica que el motivo podrían ser unas diminutas llamaradas solares.

Se tratarían de llamaradas demasiado pequeñas como para poder der detectadas con nuestras herramientas actuales. No podemos observarlas por la interferencia del brillo del resto de la estrella. Para que te hagas una idea, los investigadores creen que estas pequeñas llamaradas podrían tener un tamaño de millones o miles de millones de veces más pequeñas que una llamarada solar normal. Eso sí, podrían liberar muchísima energía. Hasta 10^19 julios. El equivalente a unos 10.000 millones de toneladas de dinamita.

Las microllamaradas como motor de la corona del Sol

Estructura del Sol.
Crédito: Wikimedia Commons/Kelvinsong

En teoría, estas minillamaradas son mucho más tenues y menos energéticas que las que estamos acostumbrados a observar y estudiar. Sin embargo, suceden con muchísima más frecuencia. Por lo que este mecanismo tendría la capacidad de producir una gran cantidad de calor. Toda esa energía se acumularía en la atmósfera solar y nos permitiría explicar por qué la corona es mucho más cálida que la superficie visible del Sol.

 

Para investigar cuál es la fuente de ese mecanismo de la corona solar, el equipo liderado por Ishikawa analizó los datos del espectro de rayos X del Sol. Lo hicieron utilizando el cohete FOXSI-2 (por las siglas en inglés de Foscusing Optics X-ray Solar Imager). En palabras del investigador, los instrumentos de detección de rayos X del Sol, utilizados en el cohete, son 100 veces más sensibles que los utilizados en el pasado.

Así, los investigadores descubrieron la presencia de rayos X muy energéticos. Es una señal de que el plasma solar alcanza una temperatura superior a la de 10 millones de grados Celsius. Sucedía en una región del Sol que no tenía llamaradas visibles. Así que la conclusión alcanzada es que deben ser el producto de las microllamaradas de las que he hablado en este artículo. Si están en lo cierto, nos permitirá explicar uno de los misterios del Sol.

Seguirán las observaciones

Imagen del cohete FOXSI-2 (y su equipo).
Crédito: US Federal Government

En cualquier caso, el próximo verano, los investigadores lanzarán un nuevo cohete, cargado con instrumentos científicos mejorados. Serán capaces de detectar rayos X aun más tenues. Además, los investigadores ya están trabajando en un satélite que tenga la capacidad de detectar estas pequeñas llamaradas. La esperanza, con esta investigación, será poder determinar cuántas microllamaradas se producen, y cuánta energía pueden liberar.

Todo esto es un buen recordatorio de que quedan muchas cosas por estudiar, y no es necesario irse más allá del Sistema Solar para ello. Nuestra propia estrella, que podría parecer que la tenemos plenamente estudiada, todavía tiene muchos interrogantes por responder. En definitiva, hay mucha ciencia por hacer, incluso en un objeto que podría parecer que tenemos plenamente estudiado y conocido. La corona del Sol seguirá siendo un objeto de estudio.

El estudio es Shin-nosuke Ishikawa, L. Glesener, S. Krucker et al.; «Detection of nanoflare-heated plasma in the solar corona by the FOXSI-2 sounding rocket». Publicado en la revista Nature Astronomy el 9 de octubre de 2017. Puede ser consultado en este enlace.

Referencias: Space.com