La NASA ha anunciado que la misión Europa Clipper sigue adelante, entrando en la fase final de diseño y la posterior construcción y prueba de la nave. Será una herramienta perfecta para, dentro de unos años, poder estudiar uno de los satélites más interesante de Júpiter…

Europa, uno de los satélites más interesantes

De todos los satélites de Júpiter, no cabe duda de que Europa es el más interesante. Bajo su superficie congelada se oculta un océano que, se cree, podría tener las condiciones apropiadas para permitir el desarrollo de la vida. Este satélite, de 3120 km de diámetro, podría ser uno de los lugares del Sistema Solar, al margen de nuestro planeta, que pueda estar habitado. Algo que también podría suceder con Encélado, uno de los satélites de Saturno. Pero, para saberlo, será necesario explorar Europa y entender mucho mejor cómo es el satélite.

Luz verde para la misión Europa Clipper
Concepto artístico de una columna de agua en Europa. Crédito: NASA/ESA/K. Retherford/SWRI

Si todo va según lo previsto, el lanzamiento de la misión Europa Clipper debería producirse en 2023 o 2025. Su objetivo no será buscar vida, sino analizar su superficie y buscar evidencias de que pueda tener todos los ingredientes necesarios para la vida. Es decir, agua, una fuente de energía y ciertos elementos químicos. Para ello, se acercará cada dos semanas al satélite. Su órbita será muy larga, alrededor de Júpiter, para permitir que la nave esté lejos de la potente radiación del planeta. Algo necesario para preservar sus instrumentos.

En los últimos años, se ha determinado, a partir de los datos de anteriores misiones, que Europa expulsa columnas de material al espacio. Un proceso muy similar al que ya se observó en Encélado. En 2012, el telescopio Hubble captó lo que parecía una columna de este tipo. Las sondas Galileo y Cassini también analizaron el satélite. La misión Europa Clipper va a aprovechar los datos recopilados al máximo. La principal diferencia, en esta ocasión, será que ahora sí se sabe qué es lo que se busca. Si todo va bien, se podrá caracterizar esas columnas.

La instrumentación de la misión Europa Clipper

Europa Clipper llevará diferentes instrumentos a bordo. Tendrá la capacidad de analizar el material expulsado. Es una oportunidad, casi literalmente, de poder analizar el océano oculto bajo la superficie. Con todo esto en mente, la nave irá equipada con diferentes instrumentos. Todavía podría haber variaciones, pero la mayor parte debería ser definitiva. La sonda incorporará cámaras de alta resolución, que fotografiarán la superficie de Europa con una claridad 100 veces superior a la que tuvieron las sondas Voyager.

Concepto artístico de Europa Clipper. Crédito: NASA/JPL

Con esas cámaras, será capaz de crear un mapa con una resolución de 50 metros. También incorporará un instrumento de plasma y un magnetómetro, que permitirán medir el campo magnético alrededor de Europa. Así como un espectrómetro para delimita la presencia de químicos orgánicos, sales y otros materiales presentes en el interior del satélite de Júpiter. Así como un sistema de imagen térmico, que podrá detectar cambios en la temperatura de la superficie. Las regiones más cálidas podrían corresponderse con agua líquida.

A esto hay que sumarle un espectrómetro de masa, para determinar la composición de los elementos químicos presentes en la superficie. Así como un espectrógrafo ultravioleta, para poder analizar las columnas de vapor que puedan ser expulsadas al espacio. Así como un analizador de polvo y un radar que podrá atravesar la superficie del satélite. Permitirá analizar el grosor de su corteza y estudiar el océano bajo su superficie. También podría encontrar agua líquida más cerca de la superficie. Sería un objetivo ideal para su posterior estudio.

El desarrollo de la misión Europa Clipper

El objetivo de la NASA es que la sonda se lanzada a bordo del SLS, el Sistema de Lanzamiento Espacial que está desarrollando la propia agencia estadounidense. Si todo sale según lo previsto, sería la mejor opción, porque podría poner la nave en una ruta directa hasta Júpiter y llegar allí en unos tres años. Sin embargo, si el SLS no llegase a estar disponible, habría que recurrir a otros cohetes, como el Falcon Heavy, de SpaceX, o el Delta IV Heavy de United Launch Alliance. En cuyo caso, el vuelo sería más largo al necesitar asistencias gravitacionales.

La misión Europa Clipper también podría incorporar un aterrizador.
Concepto artístico de un aterrizador de la NASA en Europa. Crédito: NASA/JPL-Caltech

Porque la misión tendría que sobrevolar Venus y la Tierra para aumentar su velocidad. Otra posibilidad, si es que estuviese preparada para aquel entonces, sería lanzar la misión a bordo del cohete Starship, que se encuentra en desarrollo en estos momentos. En cualquier caso, todavía queda tiempo hasta el lanzamiento. Habrá que ver qué opciones están disponibles más cerca de ese momento. A la propia sonda, le podría acompañar un aterrizador. Si bien no está claro que finalmente se vaya a construir.

Porque, a diferencia del resto de la misión Europa Clipper, que viene impulsada por la propia NASA, este último aspecto es una propuesta del propio congreso de los Estados Unidos. A pesar de que generaría mucha expectación, no es tan sencillo como podría parecer. No se conoce la superficie de Europa, y lanzar una nave para que aterrice a ciegas, y sin ningún tipo de asistencia desde la Tierra, hace que la tarea parezca poco menos que imposible. Pero ya se han asignado 195 millones de dólares para su desarrollo. Así que todo podría suceder…

El valor de los mundos oceánicos

Sea como fuere, la misión Europa Clipper servirá para aumentar el foco en los mundos oceánicos. Objetos que tienen un océano oculto bajo su superficie. En el Sistema Solar, los más conocidos son Europa y Encélado. Pero podrían no ser los únicos. Ganímedes y Calisto también podrían tener océanos bajo sus respectivas superficies. Todos ellos son una opción muy interesante para la búsqueda de vida extraterrestre, por las implicaciones que tendría descubrir que pueden desarrollarse en estas condiciones. Podrían cambiar nuestra percepción.

Representación artística de un robot analizando el océano bajo la superficie de un mundo oceánico. Crédito: NASA

Porque ninguno de estos mundos se encuentra, ni remotamente, cerca de la zona habitable del Sol. No tienen agua líquida en su superficie. Pero su cercanía a los planetas gigantes, Júpiter y Saturno, hace que la interacción gravitacional los deforme y genere calor en su interior, permitiendo que parte de ese hielo se derrita y se forme un océano de agua líquida. Ese océano podría tener los requisitos necesarios para el desarrollo de la vida, en un entorno muy diferente al nuestro. Algo que también amplía el abanico de posibilidades.

Porque, si fuese así, quiere decir que hay combinaciones posibles para que la vida aparezca, incluso si un mundo está fuera de la zona habitable de su estrella. Si se encontrase vida en alguno de ellos, aquí en el Sistema Solar, supondría que la vida podría ser muy abundante en la galaxia. Si bien podría estar confinada en estos océanos bajo la superficie de sus respectivos satélites o planetas. Pero para saber si es así, de momento hay que profundizar en nuestro conocimiento. Y para ello, Europa y Encélado tendrán que ser nuestros próximos grandes objetivos…

Referencias: Space, Universe Today