En nuestra búsqueda de planetas más allá del Sistema Solar, nos hemos encontrado con cosas muy interesantes. Además de los muchos planetas gigantes descubiertos por la misión Kepler, también nos hemos encontrado planetas rocosos, pero no necesariamente parecidos a la Tierra…

La composición de un planeta rocoso

Un nuevo estudio muestra que algunos planetas rocosos pueden estar dominados por minerales como el granate o el olivino. Crédito: NASA

Un nuevo estudio muestra que algunos planetas rocosos pueden estar dominados por minerales como el granate o el olivino.
Crédito: NASA

Cuando hablamos de planetas rocosos, no todos son similares a la Tierra, algunos tienen una composición bastante diferente. Pero, ¿qué tipos de minerales pueden formar un mundo rocoso? ¿y qué implicaciones pueden tener esas composiciones para su actividad geológica, que es parte importante de su propia evolución? Según un nuevo estudio, dirigido por un equipo de astrónomos y geofísicos, la composición de un exoplaneta depende de la composición química de su estrella, y puede tener implicaciones muy importantes en su habitabilidad.

Estos hallazgos han sido presentados, hace sólo unos días, en la 229ª reunión de la Sociedad Astronómica Americana. En la presentación, Johanna Teske (una astrónoma del Carnegie Institute of Science) mostró cómo diferentes tipos de estrellas pueden producir tipos de planetas muy diferentes.

Con la ayuda del Experimento de Evolución Galáctica del Observatorio Apache Point (APOGEE, por sus siglas en inglés), que es parte del telescopio Sloan Digital Sky Survey (SDSS) en el observatorio Apache Point (situado en Nuevo México, en Estados Unidos), los investigadores examinaron la información espectrográfica obtenida de 90 sistemas estelares, que también fueron observados por el telescopio Kepler. Todos estos sistemas son especialmente interesantes porque contienen planetas rocosos.

Qué hace que un planeta sea habitable

El Experimento de Evolución Galáctico del Observatorio de Apache Point (APOGEE, por sus siglas en inglés), que recoge información espectrográfica de estrellas distantes. Crédito: astronomy.as.virginia.edu

El Experimento de Evolución Galáctico del Observatorio de Apache Point (APOGEE, por sus siglas en inglés), que recoge información espectrográfica de estrellas distantes.
Crédito: astronomy.as.virginia.edu

Tal y como explicó Teske durante la presentación, esta información podría ayudar a los científicos a acotar con mayor precisión qué es preciso para que un planeta sea habitable. En el estudio se combinan observaciones de estrellas con nuevos modelos sobre la estructura interior de los planetas. El objetivo es comprender mejor la diversidad de composiciones y estructuras de pequeños exoplanetas rocosos, y la posibilidad de que puedan tener tectónica de placas o campos magnéticos.

Centrándose en dos sistemas estelares en particular, Kepler 102 y Kepler 407, Teske demostró que la composición de un planeta tiene mucho que ver con la composición de su estrella. Mientras Kepler 102 tiene cinco planetas conocidos, Kepler 407 tiene dos planetas diferentes, uno gaseoso y otro terrestre. Del mismo modo, mientras Kepler 102 es bastante similar al Sol (aunque menos luminosa), Kepler 407 tiene casi la misma masa, pero mucho más silicio.

Para poder comprender las consecuencias de estas diferencias en la formación de planetas, el equipo de astrónomos buscó la ayuda de un equipo de geofísicos, que ejecutó diferentes modelos por ordenador para ver los tipos de planetas que podría haber en cada sistema. Para ello, los investigadores cogieron la composición estelar y modelaron cómo se condensan sus elementos para formar planetas. De ahí, dedujeron que el planeta alrededor de Kepler 407 seguramente sería rico en granate, mientras que el de Kepler 102 lo es en olivino, como la Tierra.

La diferencia en los elementos

Este concepto artístico muestra la composición interna de dos planetas en los sistemas de Kepler 102 y Kepler 407. Crédito: Robin Dienel/Carnegie DTM

Este concepto artístico muestra la composición interna de dos planetas en los sistemas de Kepler 102 y Kepler 407.
Crédito: Robin Dienel/Carnegie DTM

Esta diferencia tendría un impacto considerable en la tectónica de placas. Por un lado, el granate es mucho más rígido que el olivino, lo que querría decir que el planeta de Kepler 407 tendría una actividad geológica, a largo plazo, más reducida. Esto implicaría, a su vez, que los procesos que creemos que son imprescindibles para que haya vida en la Tierra, como la actividad volcánica, reciclado atmosférico e intercambio de mineral entre la corteza y el manto, sería poco común.

Esto nos lleva a que surjan más preguntas sobre la habitabilidad de los planetas, similares a la Tierra, que podemos encontrar en otros sistemas estelares. Además de ser rocosos, tener campos magnéticos fuertes y atmósferas viables, parece que los exoplanetas también necesitan tener la mezcla de minerales apropiada para poder permitir el desarrollo de la vida, al menos tal y como la conocemos en nuestro planeta. Además, este tipo de investigación nos podría ayudar a comprender cómo se originó la vida en la Tierra.

Con la vista puesta en el futuro, el equipo de investigación espera extender este estudio para incluir las 200.000 estrellas analizadas por APOGEE, para ver cuáles podrían tener planetas terrestres. Esto permitirá a los astrónomos determinar la composición mineral de más mundos rocosos, lo que les ayudará a determinar cuáles de esos planetas rocosos son similares a la Tierra, y cuáles, simplemente, tienen un tamaño similar al de nuestro mundo…

Referencias: Universe TodaySloan Digital Sky Survey