El Catálogo Messier está lleno de cúmulos globulares. La verdad sea dicha, algunos son muy interesantes, y otros pueden parecerlo no tanto. Messier 9 quizá caiga en esta segunda categoría (de hecho, por tener, ni siquiera tiene un nombre propio más popular que la definición que le dio el célebre astrónomo francés)… pero también tiene algún que otro truco guardado en la manga.

Descubrimiento de M9

En esta imagen del Telescopio Hubble es posible apreciar el cúmulo globular M9 con todo lujo de detalles. Podemos ver hasta las estrellas individuales que componen el centro del cúmulo, así como la gran variedad de estrellas que lo componen. Crédito: NASA & ESA

En esta imagen del Telescopio Hubble es posible apreciar el cúmulo globular M9 con todo lujo de detalles. Podemos ver hasta las estrellas individuales que componen el centro del cúmulo, así como la gran variedad de estrellas que lo componen.
Crédito: NASA & ESA

Muchos de los objetos que Charles Messier añadió a su catálogo fueron descubiertos con anterioridad por otros astrónomos. El cúmulo M9, sin embargo, sí es uno de los descubrimientos del francés. Inicialmente, en 1764, lo describió como una nebulosa situada en la constelación de Ofiuco en el que no llegó a observar ninguna estrella. Casi 20 años después, el prolífico Sir William Herschel pudo verlo con un tamaño aumentado 250 veces (por las 104 de Messier), logrando ver algunas de las estrellas que lo componen, y destacando que la gran mayoría parecían acumularse en el centro.

Posteriormente, fue observado por el almirante británico Smyth, y más recientemente lo hemos observado con el telescopio Hubble, que nos ha permitido obtener imágenes espectaculares de este cúmulo globular (como la que acompaña este texto).

Qué es Messier 9

En la dirección de la constelación de Ofiuco no sólo podrás observar el cúmulo globular M9, también la espectacular Nebulosa (planetaria) de las Alas de Mariposa. Crédito: Judy Schmidt

En la dirección de la constelación de Ofiuco no sólo podrás observar el cúmulo globular M9, también la espectacular Nebulosa (planetaria) de las Alas de Mariposa.
Crédito: Judy Schmidt

Este cúmulo globular es uno de los más cercanos al núcleo de la Vía Láctea. Se encuentra a unos 25.800 años-luz del Sistema Solar, y se aleja de nosotros a 224 km/s (es decir, más de 800.000 km/h). Está tan cerca del centro galáctico que su influencia gravitacional lo deforma ligeramente. Si te fijas, es posible que veas que presenta un aspecto ligeramente  aplastado, en vez de ser perfectamente esférico.

Además, al igual que muchos cúmulos globulares, contiene algunas de las estrellas más viejas de la galaxia (son alrededor del doble de viejas que el Sol) y tienen una composición muy diferente a la de nuestra estrella: no hay tantos elementos pesados como los que puede haber en el Sol, y eso es importante porque quiere decir que los elementos como el oxígeno y el carbono, o el hierro que forma el núcleo de nuestro planeta, son muy escasos en estos lugares. Más allá del hidrógeno y el helio, los elementos más pesados se forman en los núcleos de las estrellas, y en las explosiones de las supernovas (por ejemplo, si tienes algo de plata u oro en casa, tienes algo que se formó en la explosión de una estrella gigantesca).

En el centro del cúmulo, gracias a la potencia del telescopio Hubble (por cierto, la imagen que cubre el equivalente al cabezal de un alfiler sujetado a la distancia de tu brazo extendido), vemos miles de estrellas. Se calcula que hay unas 250.000 (y de todas esas, sabemos que al menos 13 son variables). Como verás, las hay de muchos colores y formas. Muchas de ellas son gigantes rojas, pero también hay amarillas y azules. El color de una estrella está ligado a su temperatura. Cuanto más roja, más fría, cuanto más azul, más caliente.

Cómo observar Messier 9

La constelación de Ofiuco es muy grande, y el cúmulo M9 muy difícil de observar, así que vale la pena aprender a reconocer la estrella Sabik. Crédito: Roberto Mura

La constelación de Ofiuco es muy grande, y el cúmulo M9 muy difícil de observar, así que vale la pena aprender a reconocer la estrella Sabik.
Crédito: Roberto Mura

Si quieres observar este cúmulo, seguramente vas a tener que armarte de paciencia. No es fácil localizarlo porque se encuentra dentro de la constelación del Cazador de serpientes (Ofiuco) y es necesario localizar la estrella Sabik para poder orientarse. Una vez la encuentres, basta con observar la zona a unos 3 grados al sudeste de Sabik, donde deberías poder ver una pequeña formacíon triangular de estrellas. M9 se encuentra ligeramente por encima de la que está más al sur.

Incluso en cielos completamente oscuros, este cúmulo es imposible de observar a simple vista. Como mínimo, necesitarás unos binoculares astronómicos, pero es muy probable que no sean suficientemente potentes como para poder ver el cúmulo con detalle alguno (seguramente veas algo diminuto). Incluso con un telescopio pequeño hará falta tener paciencia para poder llegar a ver el cúmulo, aunque la espera valdrá la pena: podrás ver el denso núcleo central. Con telescopios más grandes (de 6″ para arriba) podrás ver el cúmulo en mucho más detalle.

Referencias: Universe Today y Space Telescope