Últimamente, en Astrobitácora he hablado de cómo podríamos colonizar la Luna, de cómo hemos imaginado la vida en colonias espaciales, pero no de cómo podríamos vivir en el lugar en el que, ahora mismo, sí estamos poniendo todo nuestro empeño: Marte. De manera realista, con los medios de los que disponemos hoy en día… ¿podemos pensar en tener una colonia permanente en en el planeta rojo?

El clima no es especialmente agradable

Marte el 26 de junio de 2.001, y el 4 de septiembre del mismo año. La tormenta de arena hizo que la superficie del planeta apenas fuese visible. Crédito: NASA

Marte el 26 de junio de 2001, y el 4 de septiembre del mismo año. La tormenta de arena hizo que la superficie del planeta apenas fuese visible.
Crédito: NASA

La atmósfera de Marte es 100 veces más fina que la de la Tierra. Por ese motivo, el planeta rojo no puede retener la energía del calor, y provoca que la temperatura media del planeta sean unos nada agradables -60º C (la media de temperatura de la Tierra es de 16º C). En invierno, las temperaturas cerca de los polos pueden desplomarse hasta los -125º C (mucho más frío que cualquier temperatura que hayamos medido en nuestro planeta de forma natural). En verano, la temperatura diurna puede subir hasta los 20º C en el ecuador, pero en esa misma noche la temperatura se desploma hasta los -73º C. Las rocas se llenan de escarcha, y con la llegada del amanecer (y el calor del aire), se convierte en vapor, así que hay un 100% de humedad hasta que desaparece… cada día.

Estamos acostumbrados a vivir en lugares fríos. A fin de cuentas, tenemos estaciones científicas en la Antártida (donde la temperatura media es de -34º C), pero no nos enfrentamos a esas variaciones de temperatura tan extremas, así que nuestro primer desafío será, por fuerza, aprender a crear construcciones que sean capaces de mantener una temperatura agradable en su interior y un índice de humedad no demasiado desagradable.

Para rematarlo, el tiempo en Marte no tiene mucho que ver con nuestro planeta. Si aquí hay una tormenta en Dubai, en Madrid no tiene ninguna importancia. Allí, si hay una tormenta de arena… probablemente afecte a todo el planeta. Por lo menos, tiene las cuatro estaciones porque el planeta está inclinado sobre su eje, pero tienen una duración diferente a la que conocemos: en el hemisferio norte, la primavera es la estación más larga (siete meses), el verano y el otoño duran seis meses, y el invierno solo dura cuatro meses.

No hay protección contra la radiación

Quizá hayas visto esta imagen antes. Es una recreación artística de cómo podría ser Marte si lo terraformásemos para tener las condiciones de la Tierra. Crédito: Usuario "Ittiz" de Wikipedia

Quizá hayas visto esta imagen antes. Es una recreación artística de cómo podría ser Marte si lo terraformásemos para tener las condiciones de la Tierra.
Crédito: Usuario «Ittiz» de Wikipedia

Sabemos, desde principios de los 2000, que la radiación en Marte es dos veces y media superior a la que experimentan los astronautas en la Estación Espacial Internacional. Eso sin tener en cuenta las tormentas de protones, que llegan sin ningún tipo de aviso previo… Aquí no notamos sus efectos por la magnetosfera de la Tierra se encarga de ellas, pero en Marte la historia es completamente diferente.

Allí no hay un campo magnético que ofrezca ningún tipo de protección contra las inclemencias del tiempo solar, así que los seres humanos que habitasen el planeta rojo estarían totalmente expuestos a las posibles consecuencias que puedan tener en el cuerpo humano. Hoy por hoy, no estamos completamente seguros de qué efectos pueden tener los rayos cósmicos y la radiación en nuestros cuerpos.

Por supuesto, además, también implica que nuestros edificios tienen que dar protección contra la radiación, y los habitantes de esa hipotética colonia necesitan, del mismo modo, contar con algún tipo de protección para sus expediciones al exterior, especialmente si se trata de viajes que les lleven relativamente lejos de los asentamientos.

La generación de energía

Este es un concepto de hábitat en Marte propuesto por la NASA en 1995.
Crédito: John Frassanito and Associates for NASA

Al leer el título de este párrafo seguramente habrás pensando en las placas solares. A fin de cuentas, es una fuente de energía renovable que, además, conocemos muy bien. Es infalible, ¿no?. Sí, hasta que llegue la tormenta de arena de turno… como he comentado anteriormente, pueden cubrir todo el planeta, y pueden reducir la luz del Sol que llega hasta la superficie en un 99%. Es decir, provocan una oscuridad casi absoluta.

La energía en nuestro planeta es importante, y en nuestra sociedad, hoy en día, podríamos decir que es vital e indispensable. Pero lo cierto es que, en realidad, podríamos adaptarnos a la falta de electricidad. No dependemos de ella para tener, por ejemplo, agua potable. Ni para poder tener una temperatura soportable (que no agradable, claro está), ni nos va a impedir quedarnos sin una fuente de alimentación, y así un largo etcétera…

Concepto artístico (de 1.989) de una misión a Marte. Crédito: Les Bossinas of NASA Lewis Research Center

Concepto artístico (de 1.989) de una misión a Marte.
Crédito: Les Bossinas of NASA Lewis Research Center

En una colonia en Marte, sin embargo, en el momento en que una tormenta llegue, se acabó el suministro de energía durante semanas. Las tormentas en el planeta rojo se pueden desarrollar en cuestión de horas, y tardan solo unos días en cubrir todo el planeta. Pueden pasar semanas hasta que remitan y la luz del Sol vuelva a lucir con fuerza, y allí sí que necesitaríamos la energía de manera constante, porque sin ella, todos los sistemas de soporte vital se van al traste…

Todo sea dicho, es posible que una colonia pudiese sobrevivir con la ayuda de baterías que puedan almacenar energía durante varias semanas, pero eso conlleva otras preguntas e incógnitas, como, por ejemplo, cómo transportarlas desde nuestro planeta hasta allí (ya que partimos de la base de que allí no podríamos arriesgarnos a construirlas por falta de medios y por el riesgo a exponernos a una tormenta que llegue antes de tener baterías listas).

La atmósfera no es respirable y no hay agua potable

Concepto artístico de una base en Marte. En este caso, la zona de horticultura está bajo Tierra. Crédito: NASA Ames Research Center

Concepto artístico de una base en Marte. En este caso, la zona de horticultura está bajo Tierra.
Crédito: NASA Ames Research Center

Marte tiene una atmósfera hostil para el cuerpo humano. La única forma de hacerla respirable sería terraformar el planeta rojo. Esa opción no es realista porque carecemos de la tecnología necesaria (aunque, desde el punto de vista científico, es algo que se puede hacer), así que es necesario el uso de trajes espaciales, y además, crear una cápsula, cúpula o como lo quieras llamar, para proteger la colonia y poder crear en su interior una atmósfera respirable (y esto sí es factible, aunque no es ni fácil, ni barato, ni, probablemente, demasiado eficiente a largo plazo).

Por supuesto, esto también implica que no sólo necesitamos encapsular las zonas habitadas por humanos para que la atmósfera sea respirable, si no también cualquier zona en la que poder cultivar y criar animales (recuerda, estamos hablando de crear una colonia permanente, así que necesitamos que, en la medida de lo posible, sea independiente de la Tierra). Esto nos lleva a otro punto… No hay agua en estado líquido (ni agua potable, por extensión) en Marte, así que necesitamos contar con un sistema de reciclado similar al que se utiliza en la Estación Espacial Internacional, excepto que para una población más grande.

Ni siquiera son los mayores desafíos

Concepto artístico de las naves y astronautas del proyecto Mars One, que pretende habitar Marte en 2.025. Crédito: Bryan Versteeg/Mars One

Concepto artístico de las naves y astronautas del proyecto Mars One, que pretende habitar Marte en 2.025.
Crédito: Bryan Versteeg/Mars One

Todo esto, de por sí, debería ser bastante desalentador. Marte no es un lugar especialmente hospitalario. Tendríamos problemas con su atmósfera, la población humana se enfrentaría a muchísimas dificultades: desde las tormentas de arena hasta los bruscos cambios de temperatura, pasando por la radiación del Sol. Pero es que en realidad, el mayor desafío ya no es cómo arrancar allí, es cómo llegar hasta allí.

Sabemos que el cuerpo humano no lleva demasiado bien eso de estar en un ambiente de microgravedad durante mucho tiempo (los astronautas pierden una cantidad de masa ósea considerable en los 6 meses que están en el espacio, y eso a pesar de seguir un programa de ejercicio físico bastante intenso). Un viaje a Marte, si lo hacemos en el momento de mayor cercanía entre planetas, es de al menos 6 meses.

Además, hay que sumarle que, durante gran parte del viaje, nuestros colonos se verían expuestos a los rayos cósmicos y las tormentas solares sin mas protección que el revestimiento de la nave. Es decir, llegarían debilitados (en mayor o menor medida) a su destino, donde no tendrían ni un minuto de descanso hasta poder asegurarse de que la colonia esté protegida y sea viable…

¿Es realista pensar en tener una base permanente en Marte? Parte de la tecnología existe (al menos la tecnología básica) y nuestros conocimientos científicos son, como mínimo, una buena base de partida para comenzar, pero todo parece apuntar a que todavía estamos lejos de poder establecer una colonia permanente allí… ¿seguiremos viéndolo igual dentro de diez años? ¡Quién sabe!

Referencias: Space, Universe Today, Mental_floss