Durante estas últimas jornadas, un grupo de expertos ha estado trabajando en una simulación. Intentar desviar un asteroide (hipotético) que chocaría en 2027 con la Tierra. La conclusión que se ha obtenido es que este tema es mucho más difícil de lo que parece…

Desviar un asteroide no es fácil

En el marco de la Planetary Defense Conference, un grupo de expertos de diferentes áreas se ha reunido para intentar desviar un hipotético asteroide que chocaría con la Tierra en 2027. Aunque ha tenido su propia página de información, la denominación que tiene (2019 PDC) ni siquiera obedece a la nomenclatura que se utiliza habitualmente. Se ha hecho así para, lógicamente evitar confusiones con un posible evento real. Pero al margen de eso, podríamos decir que todo lo demás ha sido lo más realista posible.

Concepto artístico de un objeto cercano a la Tierra. Crédito: NASA

Cada día, los participantes han ido conociendo más información sobre ese asteroide y en qué lugar del planeta podría impactar en 2027. Actuando también, en consecuencia, para intentar evitar ese hipotético impacto. Hasta aquí, todo podría parecer más o menos lo que cabría esperar. Pero el experimento ha permitido entender que desviar un asteroide no es tan sencillo. No solo por la parte técnica, hay que detectarlo, trabajar en cómo desviarlo, etc. También en la parte humana, reuniendo a científicos, ingenieros, expertos en crisis…

Los ingenieros y los científicos pueden saber cuáles son los pasos a seguir si un asteroide amenazase a la Tierra. El grado de maniobra dependería del tiempo de antelación hasta el momento del impacto. Podría enviarse una gran nave que bloquee el camino del asteroide para ralentizarlo y provocar que no choque con la Tierra. O se puede detonar un arma nuclear cerca de su superficie, evaporando parte del suelo y enviando el resto del asteroide en dirección opuesta. Solo por mencionar algunos ejemplos de soluciones que podrían ser útiles…

Un ejercicio imperfecto para desviar un asteroide

Pero como en la vida real, no siempre puede ser posible conseguir buenas observaciones del asteroide. Si lo consiguen, podrán calcular incluso el momento exacto en el que habría que golpearlo, con cuanta fuerza o el momento de despegue. Incluso en estas circunstancias, es posible que haya muchas cosas que no estén bajo control. Es lo que se ha podido ver en el experimento que se ha llevado a cabo. Los participantes decidieron lanzar seis naves en su simulación, con la intención de frenar ese hipotético asteroide que chocaría en 2027.

Este gráfico ilustra la cantidad de asteroides descubiertos recientemente. Crédito: NASA/Neo Program

Tres de las naves no llegaron a alcanzarlo. Una sí lo hizo, pero rompío el asteroide en varios fragmentos. De ellos, el más pequeño seguía en rumbo de colisión a la Tierra. Esto sirvió para salvar la ciudad que originalmente estaría en riesgo, Denver. Pero provocó que el posible desastre se trasladase a la ciudad de Nueva York. Hay que recordar, de nuevo, que solo es un experimento. No hay ningún asteroide a la vista, en los próximos 150 años, en rumbo de colisión con nuestro planeta. El intento de desviar un asteroide permitió revelar muchas cosas.

No todas relacionadas con la ciencia. Por ejemplo, ¿quién debería decidir si la mejor opción es intentar desviar un asteroide en lugar de cualquier otro método? En la opinión de los expertos que participaron, esa decisión no debería proceder de un único país. Entre otras cosas, por las implicaciones políticas de que un país salvase al mundo. Sin embargo, por otro lado, no hay ningún organismo internacional que tenga una capacidad apropiada. Ni siquiera las Naciones Unidas, ya que da la misma voz a todos los países, y lo haría incluso con diferentes grados de riesgo…

Las complicaciones del ser humano

Hay muchos otros casos planteados. ¿Qué país debería encargarse de intentar desviar un asteroide? Lo lógico es suponer que tendría que ser uno con capacidad de viajar al espacio en ese momento. Pero incluso así, nos encontramos con aspectos de las leyes que pueden incluso desaconsejar actuar contra el asteroide. Imaginemos que se actúa y lo único que se logra es que choque contra otro país… O que termina desviándose a otro lugar más poblado que el anterior. No son preguntas ni mucho menos fáciles en un escenario ya de por sí complejo.

Quizá algún día tengamos que desviar un asteroide en rumbo de colisión con la Tierra...
Un asteroide pasando cerca de la Tierra. Crédito: HelloScience.us

Lo mismo sucede con el uso de armas nucleares. Por un lado porque, por supuesto, hay tratados que impiden el desarrollo de armas nucleares, entre otras cosas para asegurar a los países, que no las tienen, que su uso no será posible ni necesario. En el caso de una amenaza proveniente del espacio exterior, nos encontramos con otro problema con el uso de armas nucleares en nuestras propias leyes. Porque hay un acuerdo, llamado el Tratado sobre el espacio ultraterrestre, que plantea que no se puede usar armas nucleares en el espacio. Así que el país que lo hiciese podría contravenir ese mismo tratado…

Al final, lo que demuestra este experimento es que incluso en un escenario como este, en el que se causaría destrucción localizada en el planeta, hay muchos factores que se escapan de lo que podría resultar obvio. Parece lógico suponer que el país, o países, que actúase podría hacerlo sin ningún tipo de preocupación por la gravedad de la amenaza. Pero no es lo que los expertos que han participado creen. La política, y otros factores sociales, serían un punto muy importante. De hecho, en el experimento, Nueva York no se llega a salvar por falta de acuerdo político…

La ciudad de Nueva York arrasada (en la simulación)

Por todo esto, no es sorprendente descubrir cómo termina el experimento. Aunque los participantes propusieron enviar un arma nuclear para desintegrar ese fragmento más pequeño, la falta de acuerdo político impide que el escenario llegue a fraguarse. Así que lo único que queda es prepararse para el impacto de un fragmento de entre 50 y 80 metros de diámetro. El asteroide entraría en la atmósfera a 19 kilómetros por segundo y liberaría, en la onda expansiva aérea, entre 5 y 20 megatones de energía. Se desintegraría en la atmósfera.

La simulación para desviar un asteroide acaba en fracaso
Concepto artístico de WF9 2016, un asteroide cercano a la Tierra. Crédito: JPL/NASA

Concretamente, a unos 15 kilómetros de altura sobre Central Park. En el proceso, la ciudad quedaría arrasada y no se podría sobrevivir en un radio de 15 kilómetros. Antes de que eso sucediese, los servicios de emergencia de Estados Unidos tendrían que evacuar, y encontrar un nuevo hogar, a 10 millones de personas. Así como proteger instalaciones nucleares y químicas, poner a salvo obras de arte… ¿cómo se comportaría la sociedad en un escenario así? No es difícil imaginar que la situación sería muy caótica y complicada.

En este caso, desviar un asteroide ha terminado en fracaso. En el experimento de 2017, los participantes lograron salvar la ciudad de Tokio del hipotético impacto de un asteroide. Pero también han fracasado en otras simulaciones (como la de un posible impacto en la Riviera Francesa o en Daca, la capital de Bangladesh). La próxima cita será en Viena en 2021, donde los expertos volverán a reunirse para ver si, cuando todo se tuerce, es posible minimizar los daños. Por suerte, por ahora no hay riesgo de impacto de asteroides a la vista…

Referencias: Space, IFLScience