La NASA sigue centrada en su objetivo de enviar astronautas a Marte en las próximas décadas. La agencia americana sabe que está persiguiendo una meta muy ambiciosa, y ahora está buscando ayuda para seguir avanzando y lograr que, en un futuro no tan lejano, haya seres humanos sobre la superficie del planeta rojo

Una pieza clave en los componentes

Impresión artística del módulo BEAM acoplado a la Estación Espacial Internacional. Crédito: NASA

Impresión artística del módulo BEAM acoplado a la Estación Espacial Internacional.
Crédito: NASA

La NASA ya está trabajando en el diseño de muchos de los componentes que se van a utilizar en las misiones a Marte. Entre ellos está el cohete gigante que hará falta para enviar a los humanos y el equipamiento necesario hasta allí, conocido como SLS (por su nombre en inglés, Space Launch System), y la cápsula Orión que utilizarán para regresar a la Tierra. Pero el más importante de todos ellos va a ser, sin duda, el hábitat que acogerá a los astronautas.

La capsula Orión no es suficiente para dar cobijo a los astronautas durante los siete meses (más o menos) que durará cada viaje de y hacia el planeta rojo. En su lugar, hace falta un módulo adicional en el que puedan vivir durante el tiempo que van a pasar en el espacio, donde también puedan ejercitarse para mantener su masa muscular y ósea. Especialmente en la primera parte del viaje, la que les llevará rumbo a Marte, a donde deben llegar en unas condiciones más que óptimas, porque allí van a estar prácticamente solos (por mucho que aquí en la Tierra podamos intentar preparar todo de la mejor manera posible) ante cualquier imprevisto que pudiera surgir.

De momento no está muy claro cómo será ese hábitat, así que la NASA ha decidido pedir propuestas como parte de su programa NextSTEP-2. Es un intento por aumentar la capacidad y oportunidades de operar en el espacio, en el que estas organizaciones que deseen colaborar dedican sus propios recursos para ayudar al desarrollo de la economía espacial. Las organizaciones públicas y privadas que deseen participar pueden enviar sus propuestas a la NASA para el 15 de junio, aunque tendrán que avisar de que quieren hacerlo antes del 13 de mayo.

Posibles soluciones

La NASA espera enviar humanos a Marte en la década de 2030. Crédito: NASA

La NASA espera enviar humanos a Marte en la década de 2030.
Crédito: NASA

Aunque todavía no parece haber nada en firme, estos hábitats podrían ser puestos a prueba en misiones a la Luna, algo que nos resultaría especialmente útil por su cercanía a la Tierra y la capacidad de reaccionar rápido ante cualquier imprevisto o dificultad que pudiese surgir. Hay algunas ideas sobre la mesa, y una de las más prometedoras es, sin ninguna duda, el uso de módulos hinchables, como los de la empresa americana Bigelow, que serían enviados en un tamaño compacto y expandidos una vez en su destino (o ya en camino). Es bastante prometedor y proporcionaría un hábitat grande a los astronautas. Además, la tecnología ya está siendo puesta a prueba en la Estación Espacial Internacional, y continuará en órbita durante dos años.

Otra posible idea es el uso de una estructura rotatoria en forma de anillo. Es un concepto atractivo porque es una de las formas de generar gravedad artificial en el espacio durante el viaje a Marte y, por tanto, sería una forma efectiva de prevenir la pérdida de masa muscular y ósea, permitiendo a los astronautas comenzar sus operaciones en la superficie de Marte sin ninguno de los efectos debilitantes producidos por el tiempo que pasarían en el espacio.

La nave Hermes, de la película The Martian. Crédito: 20th Century Fox

La nave Hermes, de la película The Martian, tiene un anillo rotatorio en el que se simula artificialmente la gravedad.
Crédito: 20th Century Fox

Es difícil explicar el impacto que tiene el espacio en el cuerpo humano (entre otras cosas porque todavía estamos intentando entender hasta donde llegan sus efectos sobre el cuerpo humano). Los astronautas que vuelven de la Estación Espacial Internacional apenas son capaces de caminar cuando vuelven a nuestro planeta. En Marte, el efecto no sería tan severo, pero igual de preocupante, porque tiene dos terceras partes de la gravedad de la Tierra.

Aun así, la NASA no está completamente segura de la viabilidad de usar una estructura rotatoria en una nave. Por un lado, un anillo haría que la nave fuese mucho más grande y pesada de lo previsto. A más peso, más difícil es llegar y salir de Marte. Por otro lado, sería necesario diseñar los sistemas de ingeniería teniendo en cuenta esa rotación permanente, e incluso asumir la necesidad de tener que pasar a trabajar en un entorno de microgravedad constante si el sistema se rompiese. Así que, aunque seguramente es una de las propuestas más atractivas en las mentes de muchos de nosotros (quizá alimentados por la ciencia ficción) parece que, a priori, no cuenta con tanto apoyo como los módulos hinchables.

Sea como fuere, la agencia americana continúa adelante con sus planes de visitar Marte en las próximas décadas y poner astronautas en su superficie. Quizá alguien, en los próximos meses, tenga una propuesta que sea muy atractiva. Es cierto que hay todavía mucho tiempo para trabajar en ello (no hay lanzamientos planeados hasta la década de 2030), pero cuanto antes se tenga un plan definido, mejor…

Referencias: IFLScience