La existencia del Planeta Nueve parece cada vez más clara. Desde que se anunciase la posibilidad de que haya un planeta más en las afueras del Sistema Solar, hemos venido viendo estudios tanto a favor como en contra de su origen. Pero cada vez parece haber menos dudas de que debería estar ahí fuera…

Un gigante silencioso y distante

La existencia del Planeta Nueve parece innegable

Representación artística del Planeta Nueve.
Crédito: ESO/Tom Ruen

Si existe, el Planeta Nueve se encuentra en las afueras del Sistema Solar. Lejos de nuestra visión, pero dejándose sentir a lo largo y ancho de nuestro vecindario cósmico. Modificando las órbitas de objetos lejanos. Quizá incluso provocando que todo el Sistema Solar esté ligeramente inclinado (en relación al ecuador del Sol). No son las mejores huellas para detectar su presencia, pero apuntan a que debería estar ahí fuera…

Supondremos que existe. El Planeta Nueve, si realmente está ahí, es muy lejano, y lo seguirá siendo. De hecho, como menciona la NASA en su propio artículo, creo que vale la pena hacer la aclaración. No hay ninguna posibilidad de que el Planeta Nueve pueda chocar con la Tierra, ni provocar cataclismo alguno en nuestro mundo. Es, simplemente, un posible habitante más de este pequeño vecindario cósmico.

Un planeta que tendría unas 10 veces la masa de la Tierra, y que estaría 20 veces más lejos que Neptuno de nuestra estrella. De momento todas las evidencias son indirectas. Podemos deducir su presencia de cosas como los efectos que tiene su influencia gravitacional tanto en algunos objetos lejanos, como en el Sistema Solar en su conjunto. Si sumamos todos esos factores, llegamos a una conclusión que parece casi irracional.

La existencia del Planeta Nueve parece innegable

Otro concepto artístico del Planeta Nueve, un mundo que sería unas 10 veces más masivo que la Tierra.
Crédito: Caltech/R. Hurt (IPAC)

Konstantin Batygin, un astrofísico de Caltech, y uno de los principales investigadores tras las huellas de ese posible habitante lejano, lo tiene claro. La existencia del Planeta Nueve parece inevitable. Ahora mismo, es más difícil imaginar el Sistema Solar sin él que con él. No en vano, hay cinco líneas de investigación diferentes que apuntan a su existencia. Si intentásemos explicarlas sin recurrir al planeta, las cosas se complican.

Estas cinco incógnitas pueden ser respondidas por la existencia del Planeta Nueve. Sin embargo, si lo eliminamos de la ecuación, estamos ante todo un reto. Tenemos cinco rompecabezas que necesitan respuestas muy diferentes. Las tres primeras incógnitas ya las conocimos cuando se anunció el descubrimiento. Varios objetos del Cinturón de Kuiper, esa región que va desde Neptuno hacia el borde del Sistema Solar, fueron el detonante.

Seis objetos tienen una órbita elíptica que apunta en la misma dirección. De por sí, encontrar seis órbitas diferentes que concurren en una misma dirección sería suficientemente extraño. Pero a eso hay que sumarle que, además, están inclinados unos 30º por debajo del plano de la eclíptica. Es decir, ese plano en el que parecen moverse todo los planetas alrededor del Sol. Algo debió provocar que terminasen así.

Muchos factores que parecen difíciles de ignorar

Órbitas de Neptuno (magenta), Sedna (magenta oscuro), varios objetos del Cinturón de Kuiper (cián) y el Planeta Nueve (naranja).
Crédito: Caltech/R. Hurt (IPAC)

La tercera incógnita llegó gracias a las simulaciones por ordenador. Con la inclusión del Planeta Nueve, los investigadores pudieron ver que debería haber muchos más objetos como ese, inclinados respecto al plano del Sol. De hecho, la inclinación podría ser hasta de 90 grados. Como si el plano del Sistema Solar y el de esos mundos formase una X, al verlos de frente. Poco después, de hecho, Mike Brown descubrió que cinco objetos, que ya conocíamos, encajaban en ese modelo.

Las dos incógnitas restantes llegaron después del primer estudio. Un artículo, publicado por un equipo de investigadores liderados por Elizabeth Bailey, alumna de Konstatin Batygin, demostró que el Planeta Nueve podría haber inclinado los planetas del Sistema Solar durante los últimos 4.500 millones de años. Esto serviría para responder a una vieja pregunta. ¿Por qué motivo el plano orbital está inclinado 6º respecto al ecuador del Sol?

 

La conclusión es que, en una escala de tiempo muy largo, el Planeta Nueve provoca que el plano del Sistema Solar preceda o se tambalee, de una manera muy parecida a como lo hace una peonza al girar en una mesa. La quita incógnita nos llega por la presencia de ciertos objetos extraños. Se trata de algunos objetos del Cinturón de Kuiper que orbitan en dirección opuesta a todo el Sistema Solar y, de nuevo, la existencia del Planeta Nueve podría darnos la clave.

En busca de ese noveno planeta

Posible composición del Planeta Nueve según el estudio. De arriba a abajo: atmósfera, capa de gas, hielos, manto de silicato, núcleo.
Crédito: Esther Linder, Christoph Mordasini, Universität Bern

Estos objetos suelen terminar precipitándose al interior del Cinturón de Kuiper. El Planeta Nueve explicaría sus órbitas, y que surjan de manera natural. Los habría expulsado del plano del Sistema Solar. Después, Neptuno habría sido el responsable de dispersarlos en el interior. En definitiva, todas estas incógnitas tienen en común que pueden ser respondidas por la presencia de un planeta masivo.

Pero claro, queda lo más difícil… encontrarlo y demostrar que existe. Mike Brown y Konstantin Batygin están utilizando el telescopio Subaru, instalado en el Observatorio de Mauna Kea, en Hawái, con la esperanza de dar con él. En opinión de Batygin, es la mejor herramienta que se puede utilizar en este momento para detectar objetos extremadamente distantes y tenues, perdidos en la inmensidad del espacio.

Si finalmente lo encontramos, habrá una pregunta natural que hacerse. ¿De dónde vino el Planeta Nueve? En resumidas cuentas, hay dos grandes posibilidades. Podría tratarse de un planeta capturado por el Sol. O, al contrario, podría tratarse de un planeta más, formado con el resto, que terminó siendo expulsado a las afueras. La detección nos permitiría saber cuál de los dos planteamientos es el correcto.

 

 

No se ha logrado demostrar que el planeta no exista

Estimación de las zonas «posibles» y «probables» en las que podríamos encontrar el Planeta Nueve. Creada por científicos franceses, basándose en el estudio de la órbita de Saturno.
Crédito: Bob King

Otros científicos han intentado explicar estas incógnitas sin recurrir al Planeta Nueve. Por ejemplo, gracias a un estudio reciente del firmamento, un proyecto llamado Outer Solar System Origins Survey, se han descubierto más de 800 objetos transneptunianos. Es decir, objetos más allá de la órbita de Neptuno. Con sus datos, cabe la posibilidad de que esas órbitas elípticas con un punto común puedan ser, simplemente mero azar.

Sin embargo, el propio equipo que ha hecho este estudio dice que no sería motivo suficiente para descartar la existencia del Planeta Nueve. Si finalmente resulta estar ahí, su hallazgo será muy interesante. En estos 20 años de búsqueda de exoplanetas, hemos encontrado algunos muy interesantes. El tipo más común es la llamada supertierra. Un planeta terrestre más grande que el nuestro, pero más pequeño que Neptuno.

Estos mundos son muy habituales en torno a otras estrellas. Sin embargo, el Sistema Solar no parece tener ninguno. Hasta cierto punto, podríamos decir que es una anomalía cósmica. Si resultase que existe, al tener 10 veces la masa de la Tierra, encajaría perfectamente en esa clasificación. Es decir, el Planeta Nueve podría ser la supertierra del Sistema Solar. Por ahora toca esperar. Las observaciones con el telescopio Subaru finalizaron hace poco, y volverán a comenzar en diciembre de este mismo año.

Referencias: NASA