A raíz de las noticias sobre la estrella KIC 8462852, una de las cosas que me ha llamado la atención es ver que algunas personas piensan (erróneamente) que los astrónomos, en general, nunca tienen en cuenta cualquier posibilidad que implique la existencia de una civilización extraterrestre. En algunos casos, dicen que es por prepotencia de la especie humana, en otros casos, alguna conspiración… Pero, ¿por qué se le da tan poco valor a la posibilidad de que sea vida extraterrestre?

Deseo contra realidad

La estrella de la discordia, a la izquierda en infrarrojo, y a la derecha en ultravioleta.  Crédito: Infrarrojo: IPAC/NASA Ultravioleta: STScI (NASA)

La estrella de la discordia, a la izquierda en infrarrojo, y a la derecha en ultravioleta.
Crédito: Infrarrojo: IPAC/NASA Ultravioleta: STScI (NASA)

Lo habrás oído (y se ha dicho) unas cuantas veces en estas últimas semanas: es muy poco probable que lo que estemos viendo en la estrella KIC 8462852 sea una esfera de Dyson en proceso de construcción. Para algunos, esta afirmación es equivalente a decir que los científicos rechazan, por completo, la posibilidad de que haya vida extraterrestre inteligente en el universo. Pasan por alto la auténtica importancia de la noticia (en este campo en particular, el de la vida extraterrestre) que es el haber sido una de las pocas veces en las que se ha sugerido que la vida extraterrestre podría ser una posibilidad a considerar para poder explicar el oscurecimiento de la estrella. Muy remota, eso sí, pero una posibilidad.

En la ciencia siempre hay que ser escéptico hasta que tengamos la certeza de que, realmente, estamos ante algo extraordinario. Tal es el caso (del que he hablado más de una vez) de los púlsares. El primero de ellos fue conocido con el sobrenombre de LGM-1 (Little Green Men, hombrecillos verdes en inglés), porque hasta ese momento no conocíamos ningún fenómeno que se comportase igual, y nuestro conocimiento del universo no nos dejaba muchas más opciones. Cuando encontramos otros púlsares entendimos que se trataba de un fenómeno natural.

Quizá por eso mismo, en los casos en los que no tenemos ninguna posibilidad de explicar (aportando pruebas bien fundamentadas) qué estamos observando, o qué ha pasado (como el caso de la señal Wow!) se termina concluyendo que simplemente se trata de algo que requiere más observación antes de poder afirmar/desmentir de qué se trata. Es preferible esa afirmación a lanzarse a elucubrar alegremente sobre posibles hipótesis sin ningún fundamento científico.

Paso a paso

Concepto artístico de una esfera de Dyson. Crédito: Levy Wang

Concepto artístico de una esfera de Dyson.
Crédito: Levy Wang

Volviendo a KIC 8642852 (a los que algunos ya llaman la estrella de Tabby, bastante más fácil de recordar, en honor al autor del trabajo del que provienen las noticias relacionadas). Si se ha planteado la posibilidad de que sea vida extraterrestre inteligente construyendo una esfera de Dyson. ¿Por qué le damos tan poca credibilidad a esa hipótesis? Pues sencillamente porque no hemos encontrado vida en otros planetas al margen de la Tierra. Es decir, si preguntamos a muchos astrónomos, una mayoría notable dirán que están seguros de que hay vida en la galaxia.

Que sea vida microbial o avanzadas civilizaciones extraterrestres ya es otro tema del que, por cierto, he hablado largo y tendido en Astrobitácora, donde nos hemos preguntado, ¿cómo podrían detectarnos los alienígenas?, qué exoplanetas pueden ser habitables, qué requisitos deben reunir esos planetas, o si estamos recibiendo señales extraterrestres. Eso sin entrar en los artículos más reflexivos en los que hemos repasado el desafío de hallar vida extraterrestre, o donde nos hemos preguntado, simple y llanamente, si hay vida extraterrestre.

Afirmar que estamos viendo una esfera de Dyson en KIC 8462852 sería como pedirle a un bebé que participe en una maratón cuando apenas está comenzando a gatear. El primer paso, por fuerza, es encontrar vida en otros objetos celestes del Sistema Solar. Ese simple hallazgo, aunque fuese de vida unicelular, sería una revolución de nuestro mundo de maneras que no podemos alcanzar a imaginar. Nos obligaría a tener que darle un enfoque completamente nuevo a lo que sabemos sobre la vida en el universo (porque hasta ahora sólo tenemos nuestro planeta como base).

Concepto artístico de un exoplaneta visto desde su luna.  Crédito: IAU/L. Calçada

Concepto artístico de un exoplaneta visto desde su luna.
Crédito: IAU/L. Calçada

Después de ese paso, es posible que tengamos una imagen mucho más adecuada de qué planetas deben centrar nuestra atención para encontrar formas de vida complejas y, por qué no, civilizaciones extraterrestres. Cuando lleguemos a ese punto, plantearse que algo que estemos observando esté siendo distorsionado por una construcción alienígena estará en un escalón mucho más alto de lo que lo está ahora.

A fin de cuentas, estaríamos hablando de que tendríamos una base científica para poder realizar esas afirmaciones. En el presente, sin embargo, no tenemos esa base científica. Las civilizaciones extraterrestres (aunque pueda haber miles en nuestra galaxia) hoy en día son pura teoría. Bien porque no sepamos cómo detectarlas, bien porque quizá no hayan aparecido todavía, o bien por cualquier otro motivo que estaría firmemente anclado en el campo de la ciencia ficción: quizá una civilización muy avanzada pueda decidir ocultar su existencia a civilizaciones menos avanzadas para no perturbar el desarrollo natural de esas civilizaciones, sólo por poner un ejemplo.

Todos queremos saber si hay vida inteligente

Recreación artística del interior de una esfera de Bernal. Crédito: Rick Guidice - NASA Ames Research Center

Recreación artística del interior de una esfera de Bernal.
Crédito: Rick Guidice – NASA Ames Research Center

Hasta el mismísimo Stephen Hawking (seguramente la mente más brillante de nuestros tiempos) quiere saber la respuesta a la pregunta del millón. Eso sí, en su caso, en alguna ocasión ha expresado sus temores sobre que pudiésemos dar con una civilización muy avanzada que no dudase en exterminar a los humanos. Aun así, hace sólo unos meses, ayudó a lanzar una campaña que, durante los próximos 10 años, se dedicará a buscar señales de vida inteligente.

Es decir, ni mucho menos está en el mejor de los intereses de la comunidad científica dar la espalda a la posibilidad de la vida extraterrestre. Es, simplemente, algo en lo que, seguramente, tendrá que pasar mucho tiempo hasta que podamos tener una respuesta clara. Todo parece apuntar a que sí, a que la vida debería existir en otros lugares del universo, pero hasta que no deje de ser una suposición, no podemos realizar suposiciones basadas en ella.

Quizá haya vida extraterrestre con una forma como la de esta recreación artística...

Quizá haya vida extraterrestre, con una forma como la de esta recreación artística, en algún lugar del Universo…

¿Hay civilizaciones extraterrestres en el Universo? Por mera probabilidad, sabiendo todo lo que sabemos hoy en día, parece que la respuesta no puede ser otra que sí. ¿Hay vida inteligente en la galaxia? De momento la respuesta es que no. De ahí que se antoje especialmente complicado que, del tirón, en KIC 8462852 estemos observando la construcción de una estructura que es meramente hipotética. La esfera de Dyson, a fin de cuentas, no es más que una solución humana a un problema humano. No tenemos ninguna base (más allá de nuestra propia civilización) para pensar que otras civilizaciones extraterrestres podrían necesitar una cantidad de energía tan elevada como la nuestra.

Además, no sólo estaríamos observando una esfera de Dyson en proceso de construcción. Estaríamos observando, del tirón, la primera forma de vida alienígena, inteligente, y más avanzada que la nuestra. Bajo esa perspectiva, es como pensar en ganar la lotería… ¿Imposible? No. ¿Improbable? Sí.