HR 5183 b es un exoplaneta con una órbita muy excéntrica. Una receta que, generalmente, siempre se ha pensado que impediría que en su sistema, de haber un planeta rocoso, pudiese tener las condiciones apropiadas para poder ser habitable. Pero parece que no es así…

HR 5183 b: un planeta como Júpiter con una órbita atípica

Generalmente, los planetas describen órbitas circulares alrededor de sus estrellas. En el caso de un planeta gigante, como Júpiter en el Sistema Solar, se ha sugerido que, además, desempeñan un papel protector, al reducir la cantidad de objetos que podrían adentrarse en el interior del sistema y golpear la superficie de los objetos rocosos. También hay estudios que plantean que quizá sea al revés y que, en realidad, un gigante gaseoso como Júpiter podría provocar un aumento de la cantidad de objetos que llegan al interior de un sistema estelar.

Júpiter visto por la sonda Cassini. Crédito: NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Southwest Research Institute – National Aeronautics and Space Administration

Pero, en cualquier caso, es evidente que con un gigante como Júpiter en una órbita circular (o casi circular) se puede tener un planeta habitable. La Tierra es buena muestra de ello. A principios de 2019, se descubrió HR 5183 b, un exoplaneta gigante, a 107 años-luz, con unas 3 veces la masa de Júpiter. Destaca por describir una órbita muy excéntrica (o poco circular). Si estuviese en el Sistema Solar, su órbita lo llevaría desde los dominios de Júpiter hasta más allá de la órbita de Neptuno. Tarda 75 años en completar una vuelta alrededor de su estrella.

La visión tradicional, hasta ahora, era que un planeta de estas características sería como una bola de demolición en su sistema estelar. La influencia gravitacional de un planeta de estas características podría complicar enormemente las condiciones en su entorno. Podría impedir que los planetas rocosos, que pudiese haber, fuesen capaces de retener sus atmósferas. O, directamente, desestabilizar sus órbitas hasta el punto de terminar provocando su expulsión de su sistema natal, para convertirlos en planetas errantes

Las simulaciones no parecían favorables

Pero, a pesar de esta percepción, un grupo de investigadores ha querido determinar si es realmente lo que sucedería. ¿Un planeta gigante en una órbita muy elíptica podría impedir que la vida se desarrollase en su sistema? HR 5183 b es un candidato perfecto para realizar simulaciones. Y a eso se ha dedicado un grupo de investigadores para descubrir si la percepción existente es correcta. Lo más sorprendente es que, aunque en muchos escenarios sí, es posible tener un planeta gigante excéntrico y un planeta habitable…

Esta animación muestra la órbita de HR 5183 b y cómo sería en el Sistema Solar. Crédito: W. M. Keck Observatory/Adam Makarenko

Para ello, los investigadores simularon qué efecto tendría HR 5183 b en un planeta similar a la Tierra. En muchos escenarios, el planeta gigante solía afectar de forma catastrófica al planeta. A menudo, expulsándolo del sistema y convirtiéndolo en un planeta errante. Pero, en ciertas regiones del sistema estelar, el efecto gravitacional del planeta gigante era lo suficientemente pequeño como para que ese hipotético planeta, similar al nuestro, se mantuviese en una órbita estable. La mejor región, en esas simulaciones, sería la zona habitable.

Es decir, la región, alrededor de una estrella, en la que la temperatura es la apropiada para permitir que tenga agua líquida en su superficie. Sin embargo, HR 5183 b es, al menos por ahora, el único planeta descubierto alrededor de su estrella. Pero permite contemplar un escenario en el que sí podríamos tener un planeta habitable a pesar de encontrarse en un sistema que, a priori, podría pensarse que no es estable. El estudio permite ver que la vida podría desarrollarse en más escenarios de los que se pensaba hasta ahora, y eso son buenas noticias.

HR 5183 b sería un espectáculo

Si, incluso en sistemas que parecen poco óptimos, es posible encontrar planetas que tendrían las características necesarias para albergar vida, quiere decir que la Vía Láctea tiene, en consecuencia, más mundos de los que se pensaba que podrían servir. De momento, la búsqueda de vida extraterrestre sigue adelante. Pero, si los investigadores están en lo cierto, es otro punto a favor de la idea de que la vida en el universo podría tener muchas oportunidades para aparecer. Aunque no se sepa, todavía, en qué otros lugares podría haberla.

HR 5183 b: el impacto de un planeta excéntrico en la vida
Esta imagen muestra una comparación de cuál sería el brillo de HR 5183 b, en su máximo acercamiento, visto desde un planeta como la Tierra, y en comparación a Venus. Crédito: Teo Mocnik / UCR

Los investigadores también han explicado que, si hubiese un planeta rocoso en HR 5183, su firmamento sería muy llamativo. Porque, al completar una órbita cada 75 años alrededor de su estrella, cuando se encontrase cerca de ella, estaría, también, cerca del planeta rocoso. En los momentos de menor distancia, sería un objeto muy destacado en el firmamento. Sería quince veces más brillante de lo que lo es Venus, visto desde la Tierra. Sería uno de los objetos más brillantes que se pudiese ver desde el cielo de uno de estos mundos. Quizá exista alguno así…

En cualquier caso, los investigadores van a seguir buscando otros sistemas como HR 5183. Su objetivo es descubrir en qué condiciones, que quizá parezcan poco apropiadas en un principio, podríamos encontrarnos con planetas que sean potencialmente habitables. Entre las herramientas que están usando se encuentra el observatorio Keck, en Hawái y el telescopio TESS, que se espera que descubra miles de exoplanetas… Entre los datos que recoja, puede que nos esperen mundos que encajen en un escenario como el de HR 5183, y otros que ni siquiera imaginamos.

Estudio

El estudio es S. Kane y S. Blunt; «In the Presence of a Wrecking Ball: Orbital Stability in the HR 5183 System». Publicado en la revista The Astronomical Journal. Puede ser consultado en arXiv.

Referencias: Phys