La formación de planetas es un proceso complejo que todavía está repleto de misterios. Los astrónomos han descubierto más de 3.000 exoplanetas hasta la fecha, pero casi todos tienen una edad media, alrededor de miles de millones de años. Ahora, se ha anunciado el descubrimiento de los dos exoplanetas más jóvenes que hemos observado hasta el momento.

La evolución de los planetas

Recreación artística de K2-33b y su estrella. Crédito: NASA/JPL-CALTECH

Recreación artística de K2-33b y su estrella.
Crédito: NASA/JPL-Caltech

Intentar comprender la evolución de un sistema planetario es complicado. Hasta el momento, con los ejemplos que tenemos, es como intentar comprender el ciclo de vida de un ser humano, desde su infancia hasta su adultez, estudiando sólo a los adultos. Por suerte, un equipo de astrónomos ha encontrado un planeta mucho más joven, denominado K2-33b, es un planeta que tiene una edad estimada de sólo 5 a 10 millones de años y se encuentra a unos 500 años-luz de distancia del Sistema Solar.

Las primeras señales de la existencia del planeta fueron detectadas por el telescopio Kepler, en su misión K2 (de la que hablé en esta noticia). Detectó un oscurecimiento periódico en la luz emitida por su estrella (K2-33) que apuntaba a la posible existencia de un exoplaneta. Las observaciones posteriores desde el observatorio W.M. Keck en Hawái sirvieron para validar la suposición. El estudio detallando su hallazgo ha sido publicado en la edición online de la revista Nature.

Comparación del sistema de K2-33 (con el tamaño del planeta exagerado) y el Sistema Solar. Crédito: NASA/JPL-Caltech

Comparación del sistema de K2-33 (con el tamaño del planeta exagerado) y el Sistema Solar.
Crédito: NASA/JPL-Caltech

Si hacemos un paralelismo, podríamos decir que la Tierra, con 4.500 millones de años, sería como un humano de 45 años, mientras que K2-33b sería comparable con un bebé de unas pocas semanas. Cuando se forman las estrellas, están rodeadas por regiones densas de gas y polvo a las que llamamos discos protoplanetarios, que es donde se forman los planetas. En cuanto una estrella joven llega a unos pocos millones de años de edad, la mayor parte de ese disco se ha disipado y la formación de planetas está casi completa.

Por las observaciones del telescopio Spitzer de la NASA, la estrella en torno a la que orbita K2-33b todavía conserva una pequeña cantidad del material que formó su disco protoplanetario, indicando que está en las últimas fases de su disipación. Los astrónomos saben que en esta región del cielo (Escorpio superior, dentro de la Asociación Estelar Scorpius-Centaurus) la formación de estrellas ha terminado hace poco tiempo (en la escala cósmica, claro), y que la cuarta parte de las estrellas de la región todavía tienen discos protoplanetarios.

K2-33b es un exoplaneta seis veces más grande que la Tierra y tiene un diámetro un 50% más grande que el de Neptuno. Tarda unos 5 días en completar una vuelta alrededor de su estrella, lo que indicaría que está 20 veces más cerca de lo que lo está nuestro planeta del Sol.

Poca información del segundo planeta

Concepto artístico de V380 Tau y su planeta. Crédito: Mark A. Garlick / markgarlick.com

Concepto artístico de V380 Tau y su planeta.
Crédito: Mark A. Garlick / markgarlick.com

El otro planeta orbita alrededor de la estrella V830 Tau, a 430 años-luz de distancia de la Tierra. Es aun más joven, porque su estrella sólo tiene 2 millones de años. El planeta es un gigante gaseoso muy cercano a su estrella (lo que popularmente conocemos como un Júpiter caliente y que es muy común en los sistemas estelares que hemos observado hasta el momento). Tarda un poco menos de 5 días en completar una órbita, lo que le pondría, también, a una distancia 20 veces más pequeña que la que separa el Sol y la Tierra.

Este segundo hallazgo nos permite descubrir que los planetas gigantes pueden formarse con mucha rapidez y, además, terminar extremadamente cerca de su estrella poco después de su nacimiento. La presencia de un planeta gigante en una fase tan temprana de la vida de una estrella podría tener una influencia muy profunda en los planetas terrestres, más pequeños, que puedan formarse en los alrededores.

Con los datos que se obtengan de las observaciones de estos dos exoplanetas, es probable que poco a poco comprendamos un poco mejor cuál es el ciclo de evolución de los planetas, y cuál es el funcionamiento de los llamados júpiteres calientes y el mecanismo que hace que terminen tan cerca de sus estrellas, especialmente en comparación con Júpiter, que está cien veces más lejos del Sol.

Referencias: Phys, IFLScience, Nature