La rotación de Venus es, seguramente, una de las cosas más llamativas que podemos observar en los planetas interiores del Sistema Solar. Se mueve muy lentamente pero, además, durante mucho tiempo no se ha logrado calcular con exactitud cuánto dura exactamente ese día. Hasta ahora…

Un día muy largo

La extraña rotación de Venus, ¿a qué se debe?

Venus, en color real, fotografiado por la sonda Mariner 10.
Crédito: NASA

La rotación de Venus es extremadamente lenta. Tarda 243 días terrestres en completar una vuelta sobre sí mismo. Curiosamente, un día es más largo que un año. Porque el planeta tarda 225 días terrestres en completar una vuelta alrededor del Sol. Así que un día es, como diría aquel, interminable. No es lo único llamativo sobre el planeta, sin embargo. Su atmósfera se mueve muchísimo más rápido que la superficie.

Hasta ahora, los científicos habían obtenido diferentes duraciones para el día de Venus. Siempre con unos minutos de diferencia entre sí. No había, hasta este estudio, ninguna explicación aparente sobre por qué la rotación de Venus cambia. Gracias a imágenes de JAXA, la agencia espacial japonesa, un grupo de investigadores cree que ha encontrado la clave. Como seguramente ya sospecharás, tiene que ver con la atmósfera.

Todo se explica por su relación con la superficie del planeta. Una superficie que está repleta de volcanes y montañas. Recientemente, la sonda Akatsuki detectó una enorme estructura atmósferica, en forma de arco, en Venus. Esa estructura aparecía y desaparecía, pero se mantenía siempre en el mismo lugar sobre las montañas. Al estudiarlo incialmente, en 2015, pensaron que quizá fuese una onda de montaña.

El papel de la atmósfera en la rotación de Venus

Imagen compuesta de Venus (de varios filtros) visto por la sonda Akatsuki, de la Agencia de Exploración Espacial Japonesa.
Crédito: JAXA

Una onda de montaña es un tipo de onda de gravedad atmosférica. Algo que se produce (también en la atmósfera de la Tierra, por ejemplo), por la presencia de elementos topográficos como montañas y el recorrido que hace el viento a través de ellas. Son, por simplificarlo, las perturbaciones que se producen en un fluido (la atmósfera en este caso) por la acción de la gravedad. La superficie del planeta es difícil de observar.

No solo porque la rotación de Venus varía. También porque su densa atmósfera la oculta permanentemente. Algo que dificulta las cosas para los investigadores y que, además, obliga a utilizar otros métodos para observarla. Es necesario recurrir a otras longitudes de onda para poder ver qué sucede en la superficie de Venus. Gracias a ello, es posible analizar la superficie. Así es cómo los investigadores comprendieron el papel de esas ondas de gravedad atmosférica.

Las ondas de montaña de Venus provocan que el planeta rote a diferentes velocidades. Todo se debe a las diferentes direcciones en las que fluye el viento contra la montaña. En su conjunto, hay una fuerza neta ejercida sobre la montaña, que obliga a que todo el conjunto siga ese movimiento. Así que, de una manera bastante literal, parece que es la atmósfera la que está arrastrando al planeta, provocando esa irregularidad en la rotación de Venus.

Montañas y ondas de gravedad

En esta imagen se puede apreciar la onda de montaña en la atmósfera de Venus.
Crédito: JAXA

Así que ondas como esta, que miden unos 10 000 kilómetros, podrían ser la explicación de esa diferencia en la rotación de Venus entre mediciones. El equipo de investigadores también concluyó que, seguramente, esta estructura se forma por la tarde y desaparece en el amanecer. Algo que no sería muy notable en la Tierra. Pero en Venus, desde el atardecer hasta el amanecer pasa mucho más tiempo.

Esas ondas de montaña son las responsables de la fluctuación de la atmósfera del planeta, cambiando a qué velocidad rota. Esto serviría para explicar que no hay ningún fallo en las mediciones que se han hecho a lo largo de las décadas. Si no que realmente la rotación de Venus varía de manera notable con el paso del tiempo. Eso sí, quedan incógnitas por resolver, y no son precisamente menores. La más evidente, ¿por qué su atmósfera rota tan rápido?

Y también, si ese viento es el que está arrastrando al planeta, ¿cómo es posible que logre mantener su velocidad? De momento, este estudio permite comprender mejor cuál es la relación entre la atmósfera y la superficie de Venus. Pero todavía quedan cuestiones en el aire. Es, también, un buen recordatorio de por qué no deberíamos dejar de explorar otros lugares del Sistema Solar, como el planeta más parecido (por tamaño) a la Tierra…

Referencias: Space, IFLScience