Hace algunos meses hablé del descubrimiento de tres exoplanetas potencialmente habitables que se encuentran a sólo 40 años-luz de distancia de nuestro planeta. Ahora, se ha confirmado que dos de ellos son rocosos y hemos podido analizar sus atmósferas…

El sistema de TRAPPIST-1

Concepto artístico del paso de los planetas TRAPPIST-1b y TRAPPIST-1c por delante de su estrella. Crédito: NASA/ESA/STScI/J. de Wit (MIT)

Concepto artístico del paso de los planetas TRAPPIST-1b y TRAPPIST-1c por delante de su estrella.
Crédito: NASA/ESA/STScI/J. de Wit (MIT)

La estrella TRAPPIST-1 saltó a la fama hace unos meses, cuando supimos que podría tener tres planetas potencialmente habitables. La estrella en sí es particularmente interesante porque se trata de una enana roja muy pequeña (de tipo M8), hasta el punto de que la definimos como una enana ultrafría y que parecería estar en el límite inferior de lo necesario para que una estrella sea capaz de provocar la fusión de hidrógeno.

En términos cósmicos, está  a la vuelta de la esquina, a sólo 40 años-luz de distancia, y su baja temperatura (unos 2.500ºK , frente a los 5.500ºK del Sol) y brillo hacen que sea relativamente fácil observar el tránsito de planetas por delante suyo. De los tres planetas, TRAPPIST-1b, TRAPPIST-1c y TRAPPIST-1d, sabemos que b y c tardan 1,5 y 2,5 días en completar una vuelta alrededor de su estrella, mientras que los datos sobre d son un poco más confusos.

Ahora, con la ayuda del telescopio Hubble y gracias a la espectroscopia (una técnica que nos permite analizar la luz de la estrella después de que haya pasado por la atmósfera de un planeta), un equipo de astrónomos ha podido obtener más información sobre las atmósferas de los planetas b y c, y han conseguido determinar que se trata de dos planetas rocosos que no tienen una atmósfera dominada por el hidrógeno y el helio.

La habitabilidad de los planetas

Este concepto artístico muestra un paisaje imaginario desde la superficie de uno de los tres planetas alrededor de la estrella TRAPPIST-1. En esta imagen se puede ver uno de los planetas interiores en tránsito a través del disco de la estrella.  Crédito: ESO/M. Kornmesser

Este concepto artístico muestra un paisaje imaginario desde la superficie de uno de los tres planetas alrededor de la estrella TRAPPIST-1. En esta imagen se puede ver uno de los planetas interiores en tránsito a través del disco de la estrella.
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ESO/M. Kornmesser

Eso quiere decir que podemos descartar que se trate de dos planetas que tengan atmósferas densas, como las que podemos encontrar en los planetas gaseosos, y por tanto, que puedan estar sufriendo las consecuencias del efecto invernadero, lo que aumenta sus posibilidades de que sean habitables. Eso sí, harán falta más observaciones para poder determinar cuál es la composición química de la atmósfera, porque el resto de opciones, que van desde una atmósfera como la que tenemos en la Tierra, pasando por la infernal atmósfera de Venus, o la presencia de una atmósfera más débil, como la de Marte, siguen siendo posibles.

Todavía nos quedan muchos datos por conocer sobre el sistema. No sabemos qué masas tienen los planetas, y tampoco conocemos qué tipos de planetas se pueden formar alrededor de este tipo de enanas rojas ultrafrías, porque TRAPPIST-1 es la primera de su tipo en la que hemos encontrado un sistema planetario. Lo que sí sabemos, es que es posible que TRAPPIST-1c esté dentro de la zona habitable y es posible que TRAPPIST-1d también lo esté, aunque hasta que no se pueda determinar su órbita con más precisión será imposible saberlo (ahora mismo se calcula que podría tardar desde 4 a 70 días en completar una vuelta alrededor de la estrella, por lo que podría estar dentro de la zona habitable, o completamente fuera de ella).

Comparación entre el tamaño del Sol y la estrella TRAPPIST-1. Crédito: ESO

Comparación entre el tamaño del Sol y la estrella TRAPPIST-1.
Crédito: ESO

Después de haber podido observar el tránsito doble de b y c (ambos pasaron por delante de la estrella al mismo tiempo, algo que sólo sucede cada dos años), los científicos esperan poder realizar más observaciones para conseguir nuevos datos y determinar si podría haber elementos más pesados en las atmósferas de los dos mundos, como hidrógeno o metano, y calcular qué espesor podrían tener.

Además, las observaciones a través de telescopios más potentes, que entrarán en funcionamiento en los próximos años (como el James Webb Space Telescope) nos permitirán poder determinar la composición de las atmósferas con mucha más precisión, e incluso buscar posibles señales biológicas, como la presencia de dióxido de carbono, ozono, vapor de agua y metano. El James Webb, por ejemplo, también tendrá la capacidad de analizar la temperatura y presión en superficie de un planeta, lo que nos ayudará a poder determinar mejor su habitabilidad.

Los resultados han sido publicados en la edición de Nature del 20 de julio, y está disponible en arXiv.

Referencias: NASA