Quizá hayas leído alguna mención al respecto en medios extranjeros (la verdad es que no he visto nada en medios españoles, pero con la Semana Santa de por medio, mentiría si dijera que he prestado mucha atención a las noticias). La cosa, muy resumida, es la siguiente. Desde hace quince años, estamos recibiendo pequeñas ráfagas de ondas de radio muy rápidas y a intervalos muy regulares. Y una de las posibles explicaciones es… la vida extraterrestre.

Todavía no hace falta someterse a nuestros nuevos amos intergalácticos

Nota: El siguiente texto es, en gran medida, una traducción de la noticia de Newscientist que enlazó el astronauta Chris Hadfield en su cuenta de Twitter, encontrarás la fuente al final de la misma.

Kang y Kodos, los dos alienígenas de Los Simpsons

Kang y Kodos, los dos alienígenas de Los Simpsons

Por ahora, no hace falta que salgas a la calle a profesar tu adoración a Kang y Kodos. Pero metámonos en el asunto que nos ocupa: desde el año 2001, los telescopios han estado recibiendo pequeñas ráfagas de ondas de radio muy rápidas (menos de 1 centésima de segundo de duración), y parece que siguen un patrón matemático. Está por ver, si el patrón no es mera coincidencia, si se debe a algún tipo de física celeste que todavía no conocemos, o si las ráfagas son artificiales (producidas por tecnología humana o alienígena).

Estas pequeñas emisiones transmiten tanta energía como la liberada por el Sol en un mes. Hasta el momento hemos detectado once señales (y una de ellas, en 2014, fue detectada en directo, generalmente, estas señales siempre habían sido detectadas a posteriori, meses o incluso años después), y todas, excepto una, han sido captadas por el telescopio Parkes en Australia. Los científicos no están completamente seguros de qué las causa, pero la brevedad de las ráfagas indica que su fuente tiene que ser pequeña (como máximo cientos de kilómetros de largo) y por tanto no pueden proceder de estrellas ordinarias. Es más, parecen provenir de fuera de la galaxia.

El patrón, sin embargo, no encaja en lo que sabemos sobre física cósmica (pero no hay que intentar ver más allá de eso, que no encaje en la física cósmica no quiere decir que sólo pueda tener un origen artificial, si no que nuestro conocimiento sobre el asunto no es ni mucho menos completo).

¿De dónde provienen?

Texto sobre la imagen

Imagen de Newscientist explicando las ondas de radio. El texto en inglés dice lo siguiente: «¿Señales de contacto? Hemos detectado 10 ondas rápidas de radio, provenientes del espacio, en los últimos 15 años. El retraso entre la llegada de la primera y la última onda de cada ráfaga siempre está muy cerca de un múltiplo de 187,5. No hay ningún proceso natural conocido que pueda explicarlo.»

Para calcular hasta dónde han llegado las ráfagas, los astrónomos utilizan las medidas de dispersión. Cada ráfaga cubre un rango de frecuencias de radio, como si toda la FM, por ejemplo, estuviese retransmitiendo lo mismo a la vez. Los electrones se dispersan en el espacio y retrasan la radiación, por lo que las ondas de alta frecuencia viajan mucho más rápido por el espacio que las de baja frecuencia. Cuanto más espacio cruce la señal, mayor será la diferencia (o medida de dispersión) entre el momento de llegada de las frecuencias altas y bajas, y por tanto, mayor será la distancia que ha cubierto la onda.

La medida de dispersión de estas ráfagas es, siempre, un múltiplo de 187,5. Si nos lo tomamos al pie de la letra, esto querría decir que hay cinco fuentes para las ondas de radio a distancias regulares de la Tierra, a miles de millones de años luz. Una explicación mucho más probable, según los astrónomos, es que vengan de un lugar mucho más cercano, de algún grupo de objetos dentro de la Vía Láctea que, de manera natural, emiten ondas de radio cortas después de emitir ondas de radio largas, con un retraso que es múltiplo de 187,5. Pero lo más interesante es lo siguiente: hay una probabilidad de 5 entre 10.000 de que la separación de estas señales sea una coincidencia.

Póster de la película Contact (1997)

Póster de la película Contact (1997)

Puede que haya objetos cósmicos que, por algún proceso natural pero desconocido, produzcan dispersiones muy regulares. Los pulsares emiten ondas de radio, pero no lo hacen en agruparciones regulares, ni con tanta potencia como estas ondas de radio.

También es posible que los telescopios estén recibiendo señales de tecnología humana (como un espía satélite desconocido, que esté haciéndose pasar por señales del espacio profundo).

Pero la idea más fascinante es que, quizá, se trata de quién, y no de qué. Si ninguna de las explicaciones naturales funcionan, entonces sólo nos quedan las fuentes artificiales, y en esa lista de posibilidades extrañas, siempre ha estado la de «baliza extraterrestre». Durante mucho tiempo, los astrónomos han especulado con que un mensaje matemáticamente inteligente (emisiones codificadas con el número pi, o flashes que cuentan los números primos, como en la película Contact, podrían ser indicios de vida extraterrestre. Quizá una civilización extraterrestre esté intentando encontrarnos con multiplicaciones básicas.

Fuente: Newscientist

¿Es plausible que sean señales de vida extraterrestre?

Quizá haya vida extraterrestre con una forma como la de esta recreación artística...

Quizá haya vida extraterrestre con una forma como la de esta recreación artística…

La comunidad científica no le da mucha credibilidad a esa posibilidad, y están optando por otras explicaciones apoyadas en la naturaleza. No es que estén en contra de considerar tal posibilidad, si no de que es mucho más probable que sea así, porque ya nos ha sucedido en otras ocasiones. Sin ir más lejos, las primeras señales de los pulsares fueron tomadas, durante un tiempo, como un posible contacto extraterrestre (hasta el punto de que fue codificada como LGM-1, LGM siendo la abreviatura de Little Green Men, pequeños hombres verdes).

Del mismo modo, y si nos guiamos por lo que hemos hecho nosotros mismos, es probable que en lugar de escoger un número como 187,5, la base de la emision fuese algo que pudiese ser reconocido universalmente (como el valor del número pi, los números primos o el período de transición de un átomo de hidrógeno), es decir, valores que sabemos que serían los mismos en cualquier lugar del universo.

Sea como fuere, seguro que a no muy tardar volveremos a escuchar hablar de esta noticia, ya que se está convirtiendo en recurrente (a pesar de que por ahora seguimos sin tener una explicación al respecto, ni hemos descubierto nada nuevo al respecto).