Hace algo más de una semana, el congreso de EEUU ha aprobado un proyecto de ley que permitirá a compañías americanas poseer y vender los materiales que extraigan de la Luna, asteroides y otros objetos celestes. Todavía no es una ley, ya que ha de ser aprobada por el presidente Barack Obama, y ha sido fuente de bastantes polémicas, pero si definitivamente sale adelante, es difícil evitar preguntarse qué sucederá en un futuro cercano.

Un proyecto de ley polémico

La empresa "Planetary Resources" planea enviar naves robóticas para extraer minerales de los asteroides cercanos a la Tierra, como ilustra este concepto artístico. Crédito: Planetary Resources.

La empresa «Planetary Resources» planea enviar naves robóticas para extraer minerales de los asteroides cercanos a la Tierra, como ilustra este concepto artístico.
Crédito: Planetary Resources.

De momento no hay planes concretos de ninguna empresa (por lo menos no he logrado encontrar ninguno) de comenzar a extraer recursos de objetos celestes en una fecha determinada. Pero sí hay dos compañías interesadas, una llamada Planetary Resources, que en 2012 se marcó el objetivo de extraer agua y metales de asteroides cercanos a la Tierra y que por ahora, está centrada en crear mercado para la venta de telescopios espaciales de coste reducido para la observación de nuestro planeta y para la astronomía en general; y otra llamada Deep Space Industries.

Eso sí, esta ley no implica que ahora un ciudadano americano vaya a ser capaz  de reclamar la Luna, un asteroide o cualquier otra superficie celeste, como propiedad privada. Simplemente reconoce que los materiales extraídos de su superficie (y sólo esos materiales) pasan a ser de su propiedad pudiendo transportarlos, usarlos y venderlos de acuerdo a las leyes existentes. Es decir, en cierto modo, sería algo parecido a la legislación vigente sobre la pesca en aguas internacionales.

Y aquí es donde empiezan las preguntas espinosas. ¿Puede EEUU asignar derechos de propiedad en el espacio cuando técnicamente no es el propietario de esos recursos? Volviendo a la pesca en alta mar, ningún pescador tiene que pedir permiso a una autoridad internacional para poder pescar. Lo que tiene que hacer es ceñirse a las limitaciones de esa libertad (evitar la contaminación y la sobrepesca) y algunos consideran que, al igual que en este caso, los países deberían ponerse de acuerdo a nivel internacional sobre cómo funcionarían las actividades comerciales espaciales, antes de comenzar a repartir derechos sobre los recursos del Sistema Solar.

Más exploración espacial

Concepto artístico de un robot de extracción de minerales en un asteroide. Crédito: Deep Space Industries

Concepto artístico de un robot de extracción de minerales en un asteroide.
Crédito: Deep Space Industries

La lectura más interesante de todo esto, quizá, sea la apertura de una oportunidad de negocio totalmente nueva. Es posible que asistamos a un aumento del interés por la exploración del Sistema Solar desde ámbitos que hasta ahora no habían mostrado mucho interés en el asunto, y que podrían resultar clave para ayudar a conseguir el objetivo de dar el salto a otros objetos celestes del Sistema Solar. Siendo pragmáticos, no hay que olvidar que, en nuestro propio pasado, no sólo nos movía la exploración, también lo hacía la necesidad de recursos.

De suceder, no tiene por qué ser visto como algo necesariamente negativo, ni mucho menos. Por ejemplo, colonizar la Luna podría ser hasta un 90% más barato de lo que se ha calculado (de cien mil millones de dólares a solo diez mil millones) si se puede extraer agua de su superficie, ya que se puede separar el hidrógeno y el oxígeno para crear combustible para cohetes.

Probablemente sería un objetivo muy apetecible para muchas empresas, porque si consiguen devolver ese combustible a nuestro planeta podrían pensar en revenderlo a otras empresas que estén trabajando en el sector de los vuelos espaciales. Del mismo modo, la idea de poder extraer platino y otros minerales de los asteroides cercanos a la Tierra podrían ser un potente motivador para viajar fuera de la órbita baja de nuestro planeta.

Quizá sea el interés comercial el que haga que, algún día, este concepto artístico de la NASA se convierta en realidad. Crédito: NASA.

Quizá sea el interés comercial el que haga que, algún día, este concepto artístico de la NASA se convierta en realidad.
Crédito: NASA.

Es algo que, de todos modos, tendremos que hacer tarde o temprano. Es cuestión de tiempo que llegue el asteroide destinado a colisionar con nuestro planeta (la única pregunta es cuándo) y de momento es justo decir que no existe un fervor, a nivel de civilización, por dar el salto al espacio. Con un motivador así, sin embargo, la perspectiva podría cambiar y, de refilón, ayudarnos a dar pasos en una dirección (la supervivencia más allá de nuestro planeta) que por ahora no entra en la agenda de nadie y siempre es pospuesta a «un futuro lejano».

No es descabellado pensar, bajo esta perspectiva, que alguna de esas empresas que pudiese extraer recursos de la Luna termine planteándose, seriamente, la posibilidad de construir una base lunar (o una colonia espacial) porque termine siendo más barato que estar lanzando misiones constantemente desde la superficie de nuestro planeta, y sería muy interesante ver qué avances podría suponer algo así en el terreno de los viajes espaciales.

Un proyecto de ley acelerado

Concepto artístico del módulo lunar MX-1 de la empresa Moon Express. Crédito: Moon Express.

Concepto artístico del módulo lunar MX-1 de la empresa Moon Express.
Crédito: Moon Express.

En cualquier caso, el proyecto de ley (conocido como el U.S. Commercial Space Launch Competitiveness Act, CSLCA por sus siglas en inglés, y que se traduce como «Acto de Competitividad en Lanzamientos Espaciales de Estados Unidos) resuelve otras cuestiones pendientes. Por ejemplo, extiende la participación del país norteamericano en la Estación Espacial Internacional hasta 2.024, y prorroga hasta 2.023 (siete años más de lo previsto inicialmente) el plazo de aprendizaje para que las compañías privadas cumplan con los estándares de seguridad para realizar vuelos espaciales con tripulación humana.

No en vano, las empresas que ahora mismo están planeando extraer recursos de asteroides están muy lejos de poder soñar con visitar un asteroide, y mucho menos con poder evaluar los recursos que contiene y enviarlos de vuelta a la Tierra. Es más, uno de los motivos para querer pasar este proyecto de ley con bastante celeridad (a ojos de los que creen que es necesario que haya mucha más discusión sobre todo este asunto, especialmente a nivel internacional) es, precisamente, el final del plazo de aprendizaje. Técnicamente, la Administración Federal de Aviación de EEUU podría comenzar a regular el vuelo espacial comercial en breve, algo que se quiere posponer por el momento para dar más tiempo a la industria para crecer.

Queda mucho camino por recorrer

Una base en el lado oculto de la Luna sería perfecto para un telescopio que observase los lugares más recónditos del espacio. Crédito: Science Photo Library

Una base en el lado oculto de la Luna sería perfecto para un telescopio que observase los lugares más recónditos del espacio.
Crédito: Science Photo Library

Sea como fuere, de momento estamos lejos de poder pensar en ver misiones camino a asteroides con un fin puramente comercial, y no parece que vaya a haber planes de extraer materiales de la Luna en ningún. La principal diferencia es que, si sale adelante, ya no estaremos sólo en el reino de las ideas románticas sobre el espacio, y ahí las cosas cambian, porque hay una aplicación práctica que puede ser de utilidad desde ya mismo.

Quién sabe, quizá en un futuro no demasiado lejano, incluso lleguemos a plantearnos la idea del presidente de la Agencia Espacial Europea de construir una «aldea» (no en el sentido literal) en la cara oculta de la Luna. Una ambiciosa idea de la que habló, hace algunos meses, en una entrevista que fue replicada por varios medios, y que puedes leer en castellano en el periódico 20 minutos.

Referencias: Space.com, Popsci