Un nuevo estudio nos acerca al violento pasado de Oumuamua. Un asteroide que, desde que se detectase en octubre de 2017, no ha dejado de estar en nuestro foco de atención. No es para menos, considerando que se trata de un objeto llegado desde otro sistema…

Una observación histórica

Un nuevo estudio descubre el violento pasado de Oumuamua

Concepto artístico del asteroide Oumuamua.
Crédito: ESO/M. Kornmesser

El 19 de octubre de 2017 es una fecha que ya forma parte de la historia. En aquel momento, se anunció que el telescopio Pan-STARRS-1, en Hawái, había detectado por primera vez un asteroide interestelar. Inicialmente, se pensó que podría ser un cometa. Fue con las observaciones posteriores, llevadas a cabo por varios observatorios, las que confirmaron que estábamos ante un objeto llegado desde otro sistema estelar.

Desde entonces, ha habido muchos estudios para intentar comprenderlo. Se ha intentado comprender su estructura y su composición. También con qué frecuencia nos visitan asteroides interestelares. Del mismo modo, también se ha trabajado mucho en intentar determinar su origen. Un nuevo estudio nos permite conocer el violento pasado de Oumuamua. Algo que explicaría su movimiento de rotación caótico.

El descubrimiento de Oumuamua fue muy importante en más de un sentido. Su hallazgo supuso la primera oportunidad de estudiar un objeto nacido en otro sistema. Los asteroides cercanos a la Tierra, los del cinturón de asteroides, y los troyanos de Júpiter, son muy interesantes. Su estudio puede ayudarnos a entender la historia y evolución del Sistema Solar. Del mismo modo, el estudio de Oumuamua puede permitir comprender qué sucedía, y cuándo, en el lugar en que se formó.

El violento pasado de Oumuamua

Esta imagen es el producto de 192 imágenes de observación de Oumuamua. Realizadas por el telescopio Gemini South.
Crédito: Gemini Observatory/AURA/NSF

En este estudio, un equipo de investigadores ha analizado el brillo del asteroide desde su descubrimiento. Así, descubrieron que Oumuamua no gira de manera periódica. Algo común en la mayoría de pequeños asteroides del Sistema Solar. En su lugar, era un movimiento completamente caótico. Esto quiere decir que, probablemente, el asteroide ha estado moviéndose por el espacio durante miles de millones de años. Una indicación de su violento pasado.

Sin embargo, eso no es suficiente para saber por qué es así. La sospecha de los investigadores es que la causa debió ser algún impacto. Dicho de otra manera, cuando Oumuamua fue expulsado de su propio sistema, al espacio interestelar, seguramente chocó violentamente con algún otro asteroide. Eso es lo que sugiere el modelo que han creado los investigadores. Que, también, indican que continuará exhibiendo esta rotación caótica durante miles y hasta cientos de miles de millones de años.

En algún momento del futuro extremadamente lejano, por tanto, volverá a rotar de manera normal. Así que el violento pasado de Oumuamua, el causante de ese giro, seguramente fue un choque con otro asteroide. Quizá incluso fuese el impacto que provocó que fuese expulsado de su sistema. En cualquier caso, esto viene a confirmar lo que otros estudios ya habían determinado en los últimos meses.

La forma y origen de Oumuamua

Oumuamua, tal y como fue visto por el telescopio William Herschel el 29 de octubre de 2017.
Crédito: Queen’s University Belfast/William Herschel Telescope

En esas observaciones ya se había concluido que era un objeto de origen interestelar. Era algo que se desprendía de sus cambios en brillo. Sin embargo, hasta ahora, las mediciones de su color solo habían generado confusión. El motivo es que, simplemente, parecía cambiar de color entre cada observación. Cuando el lado largo apunta hacia la Tierra, parece rojo, mientras el resto del objeto parece tener un color más neutral (como el de la nieve sucia).

La explicación, según los investigadores, está en la superficie de Oumuamua. La mayor parte refleja la luz de manera neutral. Pero en uno de sus lados largos hay una gran región roja. Algo que indica la presencia de tolinas en la superficie del asteroide. Es algo común en los objetos de la región exterior del Sistema Solar. Las tolinas son compuestos orgánicos (como metano y etano) que han adquirido un profundo color rojo por su exposición a la radiación ultravioleta.

Según los investigadores, esto indica que Oumuamua tiene una composición muy variada. Algo que no es frecuente en objetos tan pequeños. Es decir, ahora sabemos que no solo tiene una forma elongada poco usual, y que vino de otra estrella. Sospechamos cómo fue el violento pasado de Oumuamua. De ahí viene su movimiento tan caótico. Además, tiene muy poco parecido con los asteroides y cometas que estamos acostumbrados a ver.

Podría proceder del interior de un sistema estelar

Esta animación muestra el recorrido de Oumuamua a su paso por el interior del Sistema Solar.
Crédito: NASA/JPL-Caltech

Lo más interesante de todo esto es que Oumuamua pudo formarse bastante cerca de su estrella. Esto explicaría su composición rocosa. Su expulsión, además, sería el producto de resonancias muy fuertes. Cuando ya estaba en rumbo de expulsión, debió chocar con otro asteroide. Eso provocó que entrase en el espacio interestelar moviéndose de forma caótica. Ese movimiento y su color son un testamento de un pasado turbulento. Aunque también nos indica que su sistema tiene algunas cosas en común con el nuestro.

Desde su llegada, Oumuamua ha dado mucho que hablar y que investigar. El trabajo no ha cesado, aunque ya hace dos meses que no se lee nada en los medios generales. Los astrónomos siguen observándolo, intentando recabar toda la información posible antes de que abandonase el Sistema Solar. Incluso se han planteado misiones mucho más ambiciosas. Es el caso del Proyecto Lyra, que plantea enviar una nave hasta el asteroide antes de que abandone nuestro vecindario cósmico.

Dicho de otra manera, sería un error pensar que no vamos a leer más cosas sobre Oumuamua. Además, seguramente, se convertirá en el primero de su género. Es decir, el primer asteroide interestelar conocido. A fin de cuentas, se estima que, como mínimo, cada año nos visita un asteroide interestelar. Otra cuestión, completamente diferente, es si el próximo pasará lo suficientemente cerca del Sol como para detectar su brillo…

El estudio es Wesley C. Fraser, P. Pravec, A. Fitzsimmons et al.; «The tumbling rotational state of 1I/’Oumuamua». Publicado en la revista Nature Astronomy el 9 de febrero de 2018. Está disponible en este enlace.

Referencias: Universe Today