Un grupo de investigadores ha logrado obtener cosechas utilizando imitaciones del suelo de la Luna y Marte, indicando que podría ser cultivable. Algo que apunta a que establecer colonias permanentes, en ambos lugares, podría ser más sencillo de lo que se pensaba.

El suelo de la Luna y Marte podría ser cultivable

La investigación llevada a cabo, por investigadores de la Universidad de Wagenigen, en Países Bajos, es muy interesante por las posibilidades que plantea. Los investigadores han trabajado con simulaciones del suelo de la Luna y Marte, intentando obtener cosechas de diferentes semillas. Concretamente, han usado berro hortelano, rúcula, tomate, rábanos, centeno, quinoa, espinacas, cebollín, guisantes y puerros. Para llevar a cabo su prueba, los investigadores utilizaron imitaciones del suelo lunar y marciano y, también, suelo terrestre.

El suelo de la Luna y Marte podría ser cultivable
Imagen de Marte tomada por el róver Opportunity en enero de 2018. Crédito: NASA

De esta forma, podrían comprobar las diferencias entre el crecimiento (que pudiese suceder) entre las semillas en esos suelos y el suelo terrestre. Los resultados parecen muy prometedores porque, de todas esas semillas, solo las espinacas no fueron capaces de producir resultados satisfactorios. En el resto de casos, las semillas germinaron y crecieron bien, permitiendo la recogida de alimentos. La cantidad producida fue más elevada en el suelo terrestre (lógicamente) y, también en la imitación del suelo marciano. En la imitación del suelo lunar fue inferior.

Además, también se probó, con éxito, la capacidad de germinación de las semillas producidas tras el cultivo de rábanos, centeno y berro hortelano. Los investigadores explican, además, que las cosechas se desarrollaron con normalidad. Las plantas se cultivaron en un invernadero con temperatura, humedad y luz constantes, así como una atmósfera terrestre. A fin de cuentas, los investigadores creen que los primeros intentos de cosecha, en la Luna y en Marte, serán en entornos parecidos a esos, quizá bajo tierra, para proteger los cultivos.

No es el primer experimento que llevan a cabo

En realidad, ni siquiera es la primera vez que intentan comprobar si el suelo de la Luna y Marte podría ser cultivable. Este experimento es uno más en una larga serie de estudios, si bien, en algunas ocasiones, han variado algunas de las semillas utilizadas. Pero, ¿en qué consisten las imitaciones del suelo marciano y lunar? En el caso del planeta rojo, se ha usado tierra procedente de un volcán en Hawái. En el caso de la imitación del suelo lunar, se ha recurrido a un desierto de Arizona. Los resultados en ambos escenarios son interesantes.

La cuenca Aitken, en el polo sur de la Luna, fotografiada por la nave Apolo 8. Crédito: Apollo Flight Journal, Apollo 8

Si bien, seguramente, el más interesante es el del suelo marciano. Las cantidades obtenidas son muy similares a las que se produjeron en la muestra de suelo terrestre. En el caso de la Luna, los resultados no fueron tan favorables. Pero son buenas noticias, en cualquier caso, para la posibilidad de establecer colonias permanentes en ambos lugares. Sin embargo, cabe recordar que solo es una solución en un mar de problemas y dificultades a los que hacer frente para que la idea, de un asentamiento permanente, se convierta en una realidad.

El cultivo de alimentos in situ es tremendamente útil. Los resultados de los investigadores muestran que debería ser posible establecer un sistema de agricultura cerrado. No sería necesaria ninguna aportación de la Tierra, más allá de las semillas iniciales, para poder cultivar en ambos lugares. Cómo alimentar a una población, tanto en la Luna como en Marte, sin importar si estamos hablando de 10 o 10 000 personas, es uno de los grandes retos a los que hacer frente. Lo deseable es que una colonia así sea lo más independiente posible.

El suelo de la Luna y Marte podría ser cultivable pero, ¿sus productos serían comestibles?

Otro aspecto que quizá todavía no esté completamente claro es si los alimentos producidos serían seguros para su consumo. En experimentos anteriores, los investigadores explicaron que ese suelo contiene metales pesados como plomo, arsénico, mercurio y mucho hierro. Si se filtrasen en las plantas podrían convertirse en venenosas para los seres humanos. Eso a pesar de que el cultivo en sí sería plenamente funcional. Seguramente, será una de las muchas preguntas que intentarán resolver en el futuro. Pero los primeros pasos son muy prometedores.

Concepto artístico de una base en Marte. En este caso, la zona de horticultura está bajo tierra. Crédito: NASA Ames Research Center

A todo esto hay que sumarle otros aspectos muy alejados de la agricultura y que, por ahora, están menos desarrollados. Una colonia permanente necesitará, sin duda, obtener agua de manera sencilla. Hay diferentes formas de solucionarlo, como, por ejemplo, construir el asentamiento cerca de regiones en las que haya grandes cantidades de hielo. También se podría obtener a partir del procesado del combustible, para cohetes, que se utilizase para llegar hasta el destino. Y también, no menos importante, cómo serán los hábitats en sí mismos.

En ese sentido hay propuestas muy diferentes, si bien en muchos casos se plantea la construcción de estructuras bajo la superficie, para evitar la exposición, en ambos casos, a los rayos cósmicos. Se ha planteado, sin ir más lejos, la posibilidad de construir ciudades en los tubos de lava que recorren el interior de la superficie de la Luna. Serían un refugio natural frente a las amenazas del espacio exterior. En cualquier caso, el estudio no deja de ser una gran noticia. Quizá, en unos años, veamos la agricultura en marcha en la Luna y Marte.

Estudio

El estudio es G. Wamelink, J. Frissel, W. Krijnen y M. Verwoert; «Crop growth and viability of seeds on Mars and Moon soil simulants». Publicado en la revista Open Agriculture el 2 de octubre de 2019. Puede ser consultado en este enlace.

Referencias: Phys