FAST, el radiotelescopio más grande y sensible del mundo, ya está en funcionamiento de forma oficial. Aunque comenzó a operar en 2016, ha estado en pruebas hasta este momento. Se espera que nos deje grandes descubrimientos…

FAST, un radiotelescopio de 500 metros

FAST es un impresionante radiotelescopio de 500 metros de diámetro, instalado en una depresión natural en Guizhou, en el sudoeste de China. Ahora que está operativo oficialmente, por delante tiene una lista de objetivos a cual más intrigante. En China tiene el sobrenombre de Tianyan, que significa Ojo del cielo. Su nombre, sin embargo, es la abreviatura de Five-hundred meter Aperture Spherical Telescope. Es decir, Telescopio esférico de quinientos metros de apertura. Aunque en realidad no es del todo cierto.

El radiotelescopio FAST entra en funcionamiento
Imagen del telescopio FAST en el último día de montaje, el 3 de julio de 2016, cuando se instaló su último disco. Crédito: Xinhua

Tiene 500 metros de diámetro, pero, en realidad, solo se usan 300 a la vez. El telescopio tiene la capacidad de cambiar qué parte, de todo el disco, es la que está en funcionamiento. De momento, no hay mucho que se sepa sobre cómo está transcurriendo su funcionamiento. Hay que recordar que, por lo general, la información que llega desde China no suele ser especialmente elaborada. No sería la primera vez, incluso, en el que se informa de algo que resultó ser erróneo (aunque no es este caso).

Los principales objetivos de FAST son el estudio de púlsares, un análisis de la distribución de hidrógeno neutral en el universo cercano, detectar moléculas interestelares, así como posibles señales de comunicación interestelar. A todo esto le hay que sumar, también, liderar la red internacional de interferometría de base muy larga. En resumidas cuentas, consiste en telescopios, en lugares diferentes del mundo, que funcionan conjuntamente como un gran telescopio. La incorporación de FAST será muy útil.

Habrá tiempo para otros proyectos

Entre todos esos objetivos, el radiotelescopio también realizará dos grandes análisis del firmamento, con una duración de unos cinco años. Tras su finalización, serán necesarios otros diez años para revisar todos los datos que recopile. Aun así, quedará tiempo libre para que el radiotelescopio pueda usarse para estudiar cualquier fenómeno u objeto interesante que aparezca de forma inesperada, porque estos análisis ocuparán, aproximadamente, la mitad del tiempo de observación disponible.

El púlsar Vela y la nebulosa, generada por su propio viento, que la rodea. Crédito: NASA/CXC/PSU/G.Pavlov et a

Será posible, por poner un ejemplo, buscar exoplanetas con campos magnéticos. Uno de los requisitos, probablemente, necesarios para que puedan albergar vida. La potencia de FAST ya está fuera de toda duda. En agosto de 2017, descubrió dos nuevos púlsares. Solo fueron el principio, porque en dos años ha descubierto 102 púlsares. Una cantidad superior a la de púlsares descubiertos, en el mismo período, por todos los investigadores de Europa y Estados Unidos. Algo posible gracias a su sensibilidad.

Es capaz de analizar púlsares con una precisión 50 veces superior a lo que era posible hasta ahora. También se espera que, por primera vez, se puedan medir ondas gravitacionales de una frecuencia tremendamente baja, si bien no se ha ahondado en los detalles de qué significa esto. Sea como fuere, FAST observará cuatro veces más firmamento de lo que pueden ver otros radiotelescopios. Algo que permitirá descubrir más estrellas, fenómenos cósmicos y ayudará a la posible detección de vida extraterrestre.

FAST no ha sido una realidad «rápida»

A pesar de su nombre, el radiotelescopio FAST no fue terminado hasta 2016. Veinte años después de que se propusiese su construcción. Ha costado 170 millones de dólares y está operado por el Observatorio Astronómico Nacional Chino, parte de la Academia de Ciencias de China. Su objetivo es permitir a investigadores de otros países utilizar sus instalaciones. Igual que sucede en otros lugares del mundo con el acceso a otros observatorios. Según explican, diez científicos de otros países ya han utilizado FAST.

El radiotelescopio de Arecibo. Crédito: H. Schweiker/WIYN y NOAO/AURA/NSF

Su entrada en funcionamiento supone, también, desbancar al radiotelescopio de Arecibo del puesto de radiotelescopio más grande del mundo. Al igual que su sucesor, solo puede iluminar una parte de todo su disco. Pero FAST tiene la ventaja de que, además, puede cambiar la forma de su superficie. Está compuesta por más de 4500 paneles y 2200 cabrestantes que moldean la superficie. Forma una parábola que apunta a diferentes lugares del firmamento y es más profundo que el de Arecibo. Puede ver una mayor cantidad de firmamento.

El radiotelescopio de Arecibo puede usar toda su superficie para observar algo que esté justo encima, pero generalmente los objetos están inclinados respecto al campo de visión del telescopio, por lo que solo usa 221 metros de diámetro, frente a los 300 de FAST. Sea como fuere, el mayor radiotelescopio del mundo ya está aquí. Parece que hay algunos problemas para encontrar suficiente personal en China, por la ubicación remota del telescopio, pero parece lógico suponer que se resolverá con el tiempo…

Referencias: Universe Today