El 16 de noviembre de 1974, durante algo menos de tres minutos, se envió un mensaje usando el radio telescopio de Arecibo, en dirección al cúmulo globular M13… Pero, ¿por qué allí? ¿con qué propósito? Y más importante aún… ¿llegará a su destino?

¿Por qué, y cómo, se envió?

El mensaje de Arecibo

El mensaje de Arecibo

El mensaje de Arecibo se envió al espacio una única vez, por medio de ondas de radio en frecuencia modulada (sí, esa esa la FM que sintonizas en tu radio), con motivo de la remodelación del radio telescopio (el más grande del mundo). Se envió en dirección al cúmulo globular M13 (también conocido como el Cúmulo de Hércules), a 25.000 años luz de distancia, porque era un cúmulo estelar cercano en el cielo en ese punto y lugar. Sin embargo, para cuando el mensaje llegue allí, M13 se habrá movido.

El mensaje se componía de 1.679 bits binarios (es decir, sólo unos y ceros) y se tardó menos de tres minutos en enviarse. La cifra de bits no es al azar. Es un número semiprimo (es decir, el producto de dos números primos, en este caso, 73 y 23) y el mensaje se compone de 73 filas y 23 columnas. Si se compone al revés (23 filas y 73 columnas) no tiene ningún significado. Si el mensaje se interpreta correctamente y se traduce a imágenes, caracteres y espacios, aparece la imagen que acompaña este párrafo.

Los creadores, por si te pica la curiosidad, fueron Frank Drake (ese de la ecuación de Drake de la que ya he hablado alguna vez) y Carl Sagan, entre otros. La idea era que una civilización alienígena que reciba el mensaje reconozca que 1.679 es un número semiprimo y múltiplo de 23 y 73, y decidan ponerlos en forma de rectángulo.

Pero incluso si los habitantes de Messier 13 respondiesen de inmediato, tendríamos que esperar al menos 43.960 años para recibir su respuesta. En realidad, el mensaje nunca fue diseñado como una comunicación interestelar, si no como una demostración del potencial del telescopio tras haber mejorado el plato.

El contenido del mensaje

Si se ponen los unos y ceros del mensaje en forma de cuadrícula, el resultado es la imagen pixelada que ya he incluído anteriormente. La primera parte muestra los números del 1 al 10, después los números atómicos del carbono, el hidrógeno, el oxígeno, el nitrógeno y el fósforo, seguido de una representación muy simple de una hélice doble de ADN. Después hay una imagen de un humano, una ilustración de la posición de la Tierra en el sistema solar, y una imagen del telescopio de Arecibo.

Números

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En esta parte, aparecen los números de 1 a 10 en formato binario (la última fila con recuadros blancos marca dónde comienza cada número, es decir, no son parte del código binario de los números). Por ejemplo, el número 1 es 001, así que si lees esa parte de arriba a abajo, verás que hay dos recuadros negros (el 0) y dos blancos (dos 1), el segundo blanco es simplemente el marcador al que hacía referencia antes, así que lo ignoramos. El segundo número, el 2, es 010, un recuadro negro, otro blanco, otro negro… esto sirve para los 7 primeros números, para los tres últimos, que están escritos en dos columnas, sólo hay un marcador para la primera.

Incluso suponiendo que los destinatarios reconociesen el sistema binario (no tiene por qué ser el caso), la codificación puede ser bastante confusa por cómo se han escrito los números.

Elementos del ADN

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Aquí aparecen los números 1, 6, 7, 8 y 15, que son los números atómicos del hidrógeno, el carbono, el nitrógeno, el oxígeno y el fósforo, los componentes del ADN. El número atómico es el número de protones en el núcleo de un elemento. Es universal, aunque quizá haya que preguntarse si una hipotética civilización extraterrestre podría llegar a leer nuestro mensaje sin conocerlos (probablemente no, pero es mera conjetura por mi parte).

Nucleótidos

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Los nucleótidos del ADN están descritos como secuencias de los cinco átomos que aparecen en la línea precedente. Cada secuencia representa la fórmula molecular del nucléotido tal y como es incorporado en el ADN (en lugar de su forma libre). El primero en la parte superior izquierdo es el de la desoxirribosa.

La doble hélice

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La dóble hélice del ADN; la barra vertical representa el número de nucleótidos (que en este caso es unos 4.300 millones, lo que se calculaba en 1974, hoy en día sabemos que hay unos 3.200 millones de pares en el genoma humano).

La humanidad

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El elemento en el centro representa a un humano. En la izquierda de la imagen se indica la altura media de un hombre adulto (1,76 m.). Que se puede calcular con el número 14 escrito en horizontal, multiplicada por la longitud de onda del mensaje (126 mm). En la derecha se indica la población humana en 1974, que era de unos 4.300 millones de habitantes. En este caso, el número está orientado en horizontal.

Los planetas

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El sistema solar, mostrando, de izquierda a derecha, el Sol, Mercurio, Venus, La Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón (ya que en ese momento todavía era uno de los planetas del sistema solar). La Tierra es el tercer planeta desde el Sol, aparece por encima del resto de planetas para identificar de dónde procede la señal. Además, la figura humana del fragmento anterior parece estár de pie sobre la Tierra. Además de mostrar la posición, el gráfico proporciona una idea general (no está a escala) del tamaño de cada planeta y el Sol.

El telescopio

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La última parte representa el radio telescopio de Arecibo con su diámetro. En este caso, el número está orientado horizontalmente. La parte de la imagen que parece una «M» es para demostrar al lector del mensaje que la línea curvada es un espejo esférico.

Los mensajes interestelares y el mito del discurso de Hitler

Messier 13, el Cúmulo globular de Hércules. El destinatario del mensaje de Arecibo.

Messier 13, el Cúmulo de Hércules. El destinatario del mensaje de Arecibo.

Es muy poco probable que los supuestos habitantes de Messier 13 se conviertan en nuestros amigos por carta, pero la idea de establecer comunicación interestelar nos ha fascinado durante décadas.

La pregunta sobre cómo comunicarnos mejor con los extraterrestres es una de las mayores preocupaciónes del proyecto SETI. Al crear mensajes interestelares, tendemos a dar por sentado que los destinatarios entenderán qué estamos intentando decirles. Pero el conocimiento científico y la fisiología de civilizaciones no humanas puede ser tan diferente a la nuestra que una composición de Beethoven, o la figura en forma de palo de un hombre sea totalmente indescifrable.

Al hilo de este artículo, es posible que hayas oído alguna vez que la primera transmisión que captará una civilización extraterrestre sobre nosotros será el discurso que dio Hitler en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936. En realidad, no es más que un mito. La potencia de esa transmisión fue tan débil, que para cualquier civilización extraterrestre más allá de nuestro Sistema Solar se confunde con el ruido de fondo del Universo.

Aunque cada transmisión interestelar ha tenido un tono y contenido diferente, todos reflejan una misma línea de pensamiento: «Éstos somos nosotros. Estamos aquí». Si llegan, o no, a otras civilizaciones, es casi irrelevante, porque al final, todos esos mensajes demuestran que, en última instancia, la humanidad quiere volver al lugar del que procede. El Universo.