Un nuevo estudio plantea que el choque entre la Vía Láctea y Andrómeda no será exactamente como pensábamos. Primero porque sucederá más tarde de lo previsto, y segundo porque la colisión no se producirá de la forma en que se creía hasta ahora…

Analizando el movimiento de las galaxias

El satélite Gaia está analizando nuestra galaxia y, también, otras cercanas. El objetivo es comprender el movimiento que describen los astros en su interior. Así como de qué maneera interaccionarán, esas galaxias, cuando choquen con la Vía Láctea. Los resultados son muy interesantes. Como quizá sepas, nuestra galaxia no está sola. Forma parte de algo llamado Grupo Local. Junto a las galaxias de Andrómeda y la del Triángulo, las tres suponen la mayor parte de la masa del grupo. Además, desde hace tiempo, se sabía que se produciría una colisión.

El choque entre la Vía Láctea y Andrómeda se retrasa
En miles de millones de años, la Vía Láctea y Andrómeda comenzarán a distorsionarse mutuamente por la acción de la gravedad. Crédito: NASA

De hecho, el choque entre la Vía Láctea y Andrómeda, cuando se produzca, remodelará el Grupo Local y nuestro vecindario local. Sin embargo, hasta ahora no estaba completamente claro cuál es el movimiento, en tres dimensiones, de las galaxias que forman este grupo. Por lo que era difícil conocer con exactitud el futuro de nuestra galaxia. Para poder descubrirlo, era necesario estudiar las galaxias en tres dimensiones. Así se podría entender, por ejemplo, cómo han crecido y evolucionado. Así como descubrir qué afecta a su desarrollo.

Todo esto ha sido posible gracias al segundo catálogo de la sonda Gaia. Su objetivo es construir el mapa, en tres dimensiones, más preciso del universo en nuestro entorno. Los datos, publicados en abril de 2018, han resultado esenciales para poder ver mejor cuál es el futuro que le espera a nuestra galaxia dentro de miles de millones de años. Hasta ahora, los estudios del Grupo Local se apoyaban en observaciones de diferentes telescopios. Se buscaba entender cómo han cambiado las órbitas de las galaxias de Andrómeda y del Triángulo con el paso del tiempo.

El choque entre la Vía Láctea y Andrómeda será diferente a lo esperado

Las dos galaxias están localizadas, respectivamente, a 2,4 y 2,7 millones de años-luz de nosotros. Es posible, en realidad, que ya estén colisionando entre sí. Por lo menos, están lo suficientemente cerca como para que pueda suceder. Con los datos de Gaia, lo cierto es que los investigadores han obtenido dos posibilidades muy diferentes. Por un lado, es posible que la Galaxia del Triángulo esté en una órbita de 6 000 millones de años alrededor de la galaxia de Andrómeda. En cuyo caso, ya habría chocado con ella en el pasado.

Imagen de Andrómeda con la medición del movimiento de varias estrellas indicado. Crédito: ESA/Gaia/NASA/Galex/R. van der Marel, M. Fardal, J. Sahlmann.

La otra posibilidad es mucho más sencilla. Es muy posible que esta sea su primera colisión. Cada escenario tiene como explicación un movimiento orbital diferente. Así como una historia de formación y, también, un futuro diferente para cada galaxia y afecta al choque entre la Vía Láctea y Andrómeda. Aunque el telescopio Hubble es el que ha obtenido las imágenes más detalladas de Andrómeda y la galaxia del Triángulo, Gaia es quien ha podido medir con mejor precisión la posición individual y el movimiento de muchas de sus estrellas. Ha analizado el movimiento de miles de astros de ambas.

Algo que permite medir cómo se comportan esas estrellas dentro de sus respectivos hogares. Gaia tiene como objetivo principal estudiar la Vía Láctea. Es tan potente que puede estudiar las estrellas más masivas y brillantes localizadas en las regiones de formación de estrellas cercanas. No solo aquí, también en otras galaxias. Esto permite ver no solo cómo se mueven las galaxias. También cómo rotan sobre su propio eje. Algo que no siempre ha sido fácil de obtener. Hace un siglo, sin ir más lejos, era imposible realizar ese tipo de mediciones.

La rotación de Andrómeda y la galaxia del Triángulo

Es la primera vez que se ha podido analizar la rotación de ambas galaxias. No como un gigantesco objeto. Sino como una multitud de pequeñas partes que componen la galaxia en sí. Algo que ha ayudado a los investigadores a comprender mejor los detalles de las dos galaxias. Todo esto, combinando los datos de Gaia y observaciones realizadas en el pasado, ha permitido determinar cómo se mueven las dos galaxias a lo largo del firmamento. Así como calcular el camino que ambas han seguido, y seguirán, a lo largo de miles de millones de años.

Recorrido que describirán las galaxias de Andrómeda, el Triángulo y la Vía Láctea en los próximos miles de millones de años. Crédito: E. Patel/G. Besla/R. van der Marel/ESA/ESA/Gaia/DPAC,

La velocidad observada indica que la galaxia del Triángulo no puede estar en una órbita grande alrededor de Andrómeda. Por lo que, por tanto, estamos ante la primera colisión entre las dos galaxias. Esto no afecta al choque entre la Vía Láctea y Andrómeda. Es decir, esa colisión va a seguir sucediendo. Pero sí afecta a cómo se desarrollará y sus consecuencias. No serán como lo que se esperaba. El movimiento de Andrómeda es ligeramente diferente a lo que se creía hasta ahora. Así que no será una colisión frontal. El choque entre la Vía Láctea y Andrómeda será de refilón.

No sucederá en 3 900 millones de años, como se creía hasta ahora. Será, más bien, dentro de 4 500 millones de años. Es decir, 600 millones de años más tarde de lo que se calculaba. Del mismo modo, los astrónomos recalcan que han visto colas de gas y estrellas. Si su origen no está en una colisión anterior, entonces es posible que se deba a las interacciones con otras galaxias. O, incluso, a las propias características de las galaxias. Gaia apenas ha empezado su trabajo. Pero los resultados no se están haciendo esperar. ¿Qué más descubrirá?

Estudio

El estudio es R. van der Marel, M. Fardal, S. Tony Sohn et al.; «First Gaia Dynamics of the Andromeda System: DR2 Proper Motions, Orbits, and Rotation of M31 and M33». Publicado en la revista The Astrophysical Journal el 7 de febrero de 2019. Puede ser consultado en arXiv.

Referencias: Phys