La NASA ha anunciado que Dragonfly será la próxima misión de su programa New Frontiers, que tiene como objetivo enviar misiones, sin un coste demasiado elevado, a diferentes lugares del Sistema Solar. Además, su diseño será muy diferente…

La cuarta misión del programa New Frontiers

Dragonfly es la cuarta misión del programa New Frontiers. De él forman parte, también, la popular sonda New Horizons, que ha visitado Plutón y Última Thule; la sonda Juno, dedicada al estudio de Júpiter; y OSIRIS-REx, que está analizando el asteroide Bennu. Tiene un presupuesto máximo de 850 millones de dólares. Aunque, seguramente, superará la barrera de los 1000 millones en la recta final de preparación para su lanzamiento. Dragonfly ha sido seleccionada en detrimento de CAESAR, una misión para estudiar otro cometa.

Titán frente a los anillos de Saturno, fotografiado por la sonda Cassini. Crédito: NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute

La decisión final estaba, precisamente, entre ambas misiones. La agencia estadounidense ha optado por centrarse en Dragonfly. A decir verdad, parece la decisión más interesante. El diseño de la nave es muy diferente a lo que estamos acostumbrados a ver. Además, nos ofrece una oportunidad magnífica para poder estudiar Titán. La luna más grande de Saturno llama la atención por muchos motivos pero, hasta ahora, solo había sido visitada, en 2005, por la sonda Huygens, que acompañó a la sonda Cassini y se posó en su superficie.

Desde entonces, ninguna otra nave ha visitado Titán. La lista seguirá teniendo solo a Huygens durante una buena temporada. Porque el lanzamiento de Dragonfly, salvo imprevistos, no sucederá hasta 2026. Tras un viaje de 8 años, alcanzará Titán ya en 2034. A partir de ese momento, comenzarán dos años y medio de misión para explorar Titán de una manera que, hasta ahora, no se ha llevado a cabo en ningún otro lugar del Sistema Solar. Hasta cierto punto, podemos imaginar Dragonfly como un robot volador.

El objetivo de Dragonfly

La idea es, sobre el papel, sencilla. Dragonfly, en esencia, viene a ser un dron muy avanzado. Su tamaño es similar al que tiene el róver Curiosity, rondando los tres metros. Incorpora unas hélices (cuatro en cada lado) que le permitirán volar en la atmósfera de Titán y desplazarse de un sitio a otro a lo largo de esos dos años y medio. Su objetivo final es el cráter Selk, de unos 80 kilómetros de diámetro. Pero, en ese camino, estudiará diferentes lugares. Se calcula que realizará, aproximadamente, una docena de vuelos para recorrer 180 kilómetros.

Así volará y aterrizará Dragonfly. Crédito: NASA

Uno de los aspectos a destacar es que, por su capacidad de movimiento, Dragonfly podrá realizar vuelos cortos, para estudiar sus inmediaciones, y también de varios kilómetros. El lugar de aterrizaje inicial será muy próximo al de la sonda Huygens. Pero, a partir de ahí, se moverá y aprovechará la densa atmósfera del satélite para sobrevolar su superficie. En el horizonte, un objetivo muy ambicioso e intrigante. Entender las condiciones del satélite y su capacidad para albergar vida. Una vida que sería diferente a la nuestra.

Titán es extremadamente interesante por varios motivos. Por un lado, es el único satélite que tiene una atmósfera. Por otro, esa atmósfera es más densa que la de nuestro planeta. Además, y por si no fuese suficiente, es el único lugar (además de la Tierra), en el que hay ríos, mares, lagos… es idéntico al ciclo hidrológico de nuestro planeta. Pero allí, con una temperatura media de -180ºC, es el metano el que cumple esa función. En Titán llueve metano. Los volcanes no expulsan lava, sino agua. Todo esto nos pinta un paisaje muy llamativo.

El valor de Titán

Estos motivos ya serían suficientes, por sí mismos, para considerar Titán como un lugar que debe ser estudiado a fondo. Pero su atractivo no se queda ahí. Las condiciones de Titán apuntan a que podría albergar algún tipo de vida exótica. En su atmósfera, dominada por nitrógeno, se ha detectado la presencia de moléculas orgánicas complejas. Podría ser una señal de que sus océanos albergan vida. Bajo la superficie, también podría haber un océano de agua.

Concepto artístico de una tormenta de arena en Titán. Crédito: IPGP/Labex UnivEarthS/University Paris Diderot – C. Epitalon & S. Rodriguez

Por lo que no es ninguna locura pensar que Dragonfly pudiese encontrar evidencias de vida. Por sus condiciones, el satélite de Saturno también nos recuerda a la Tierra en sus primeras etapas. Cualquier descubrimiento que se pudiese realizar aquí (aunque no fuese de organismos vivos), podría ayudarnos a comprender cuál fue el proceso que provocó que la vida apareciese en nuestro planeta. Algo que, cabe recordar, sigue siendo una de las grandes preguntas de la ciencia moderna. La respuesta podría estar en esta luna de Saturno.

Al igual que la sonda New Horizons y el róver Curiosity (entre otros), Dragonfly utilizará energía nuclear para su funcionamiento. A esa distancia del Sol, la energía solar es insuficiente para mantener la nave en funcionamiento. Permitirá que la nave funcione en las complicadas condiciones de Titán y proporcionará la energía necesaria para volar. Una tarea, por cierto, que será más sencilla que volar en la Tierra. Pero no deja de ser una idea llamativa. Desde miles de millones de kilómetros de distancia, se estará controlando, en esencia, un dron.

Dragonfly es una misión lejana en el tiempo pero muy interesante

Por ahora, no hay mucha más información sobre Dragonfly. Si el lanzamiento no cambia de fecha, debería producirse en algún momento de 2026. En palabras del equipo de la misión, seguramente habrá que esperar hasta 2023 para saber qué cohete será el encargado de llevar la nave hasta allí. En ese momento, según explicaron en la conferencia de presentación, es cuando elegirán, entre las opciones disponibles, lo que mejor se ajuste a los requisitos de ese viaje. Después, habrá que esperar 8 años para que cubra su trayecto.

Dragonfly, un robot volador que explorará Titán
Concepto artístico de la nave Dragonfly en Titán. Crédito: NASA/JHU-APL

Pero, una vez esté allí, el interés público podría ser muy grande. La nave va a ir equipada con un conjunto de cámaras muy completo. Dos apuntarán hacia delante. Varias hacia la región inferior justo debajo de Dragonfly. Otras dos, instaladas en lo alto de la antena de comunicaciones, pueden cambiar su orientación y permitirán observar los alrededores de la nave. Toda esta información, una vez recopilada por la nave, será enviada de vuelta a la Tierra. En función de lo que se publique, habrá mucho material para observar.

La idea de que Titán pueda albergar vida es muy interesante. Europa y Encélado son los dos objetivos más mencionados, porque sus océanos, de agua líquida, podrían albergar alguna forma de vida. Pero esa vida, en esencia, debería ser muy similar a la nuestra. Es decir, utilizaría el agua como uno de sus elementos principales. La vida de Titán, sin embargo, sería diferente, y eso, de encontrar algo, abriría el abanico de posibilidades enormemente. Pero, para saberlo, habrá que tener paciencia hasta que Dragonfly llegue a la superficie de Titán…

Referencias: NASA, Space