Un grupo de investigadores ha anunciado la detección de vapor de agua en Europa, uno de los satélites de Júpiter. Algo que confirma que, como se viene sospechando desde hace ya mucho tiempo, oculta un océano de agua líquida bajo su superficie…

La primera identificación de vapor de agua en Europa

La sospecha de que Europa, uno de los satélites de Júpiter, pudiese tener agua no es ni mucho menos nueva. Desde hace tiempo, se intuía que bajo su superficie helada se oculta un océano de agua líquida. Con el paso de los años, tanto este pequeño mundo, como Encélado, uno de los satélites de Saturno, se han convertido en los dos principales lugares del Sistema Solar, más allá de la Tierra, donde poder encontrar vida. Europa se ve sometida a la enorme influencia gravitacional de Júpiter. Eso provoca que se deforme y se libere energía.

Detectan vapor de agua en Europa
Esta composición de imágenes muestra los posibles penachos de agua. Están en la parte inferior izquierda de la imagen, en lo que serían las siete de la tarde si fuese un reloj. Crédito: NASA/ESA/W. Sparks (STScI)/USGS Astrogeology Science Center

En su interior, esa energía es suficiente para provocar que parte de su material se descongele y se mantenga por encima del punto de congelación. No solo eso, también provoca que su corteza, formada por placas de hielo, se mueva de una forma muy similar a la de las placas tectónicas de nuestro planeta. La presencia de surcos marrones, en la superficie, también apuntaban a ese posible océano bajo la superficie. Podrían deberse a los elementos químicos, presentes debajo, que terminan abriéndose camino hasta llegar a la superficie.

Algo que permitiría, a su vez, demostrar que el lecho marino está interaccionando con la superficie. Algo importante para la habitabilidad del satélite. El descubrimiento de columnas de vapor, hace solo unos años, hizo que el interés se disparase todavía más. En 2012, el telescopio Hubble observó lo que parecía ser una columna de vapor de agua en Europa. Procedía de una de las muchas grietas observables en su superficie. Alcanzó una altura de unos 200 kilómetros. En 2016, se encontraron más evidencias, con el mismo telescopio, de esas columnas.

Ya no es solo una sospecha

La nave Galileo también detectó perturbaciones en el campo magnético de Júpiter, entre 1995 y 2003. Algo que se podría explicar con la presencia de un océano, de agua salada, oculto bajo la superficie de Europa. Se ha planteado, incluso, que la nave pudo pasar en 1997 a través de una columna de vapor de agua. Pero, en cualquier caso, hasta hace muy poco, solo se sospechaba que el satélite tenía un océano bajo la superficie. Ahora, un grupo de investigadores ha publicado un nuevo estudio en el que se analiza el vapor de agua en Europa.

Concepto artístico de Europa Clipper sobrevolando Europa. Crédito: NASA/JPL-Caltech

La vida, tal y como la conocemos, necesita tres ingredientes. Una fuente de energía, los elementos químicos imprescindibles (carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, azufre y fosforo) y agua líquida. En este caso, ese agua no se ha detectado directamente en forma líquida. Pero el vapor de agua en Europa apunta en esa misma dirección. No solo eso, los investigadores han detectado el suficiente como para llenar una piscina olímpica en solo unos minutos. También se menciona que no aparece con una frecuencia muy alta. ¿Cómo se ha conseguido?

Los resultados han sido posibles gracias al Observatorio W. M. Keck, en Hawái, tras las observaciones realizadas entre 2016 y 2017. Los investigadores solo captaron la señal del vapor de agua una vez. En el hemisferio que apunta en la misma dirección que su movimiento alrededor de Júpiter. El agua es detectable en unas frecuencias específicas, en el infrarrojo, al interactuar con la radiación solar. Eso permite que se pueda medir, incluso desde la Tierra, su presencia y cantidad en un lugar tan remoto como Europa.

El vapor de agua da más motivos para investigar Europa

Esta es la primera vez que se observa, directamente, vapor de agua en Europa. Algo que no es fácil porque, al hacer las observaciones desde la Tierra, tuvieron que asegurarse de que, simplemente, no estaban observando el agua presente en nuestra propia atmósfera. Pero, una vez disipada esa duda, se confirma algo que se sospechaba desde hace mucho tiempo. Algo que hace que, a su vez, haya todavía más motivos para pensar en visitar el satélite de Júpiter en los próximos años. La misión Europa Clipper cobra todavía más importancia.

Concepto artístico de un aterrizador de la NASA en Europa. Crédito: NASA/JPL-Caltech

Está prevista para mediados de la década de 2020. Consigo llevará multitud de instrumentos para analizar el satélite. Destaca, especialmente, un radar capaz de atravesar su superficie, con el que se podrá observar la presencia del océano oculto bajo su superficie. Además, Europa Clipper no se compondrá únicamente de una sonda que orbite al satélite. Se ha planteado la posibilidad de enviar, también en esa misión, un aterrizador. Una nave que se pose en su superficie para poder estudiarla mejor. Aunque es algo que todavía está en el aire.

Sea como fuere, Europa Clipper tendrá la capacidad de observar directamente esas columnas de vapor de agua. Describirá una órbita elíptica larga, manteniéndose alejado de la radiación de Júpiter tanto tiempo como sea posible. Pero permitirá, en el transcurso de su misión, analizar la superficie del satélite y entender mejor cómo es. Eso sí, habrá que tener paciencia, porque probablemente haya que esperar hasta 2030, como mínimo, para ver los primeros resultados de esa misión. Eso, claro está, siempre que no haya retrasos…

Estudio

El estudio es L. Paganini, G. Villanueva, L. Roth et al; «A measurement of water vapour amid a largely quiescent environment on Europa». Publicado en la revista Nature Astronomy el 18 de noviembre de 2019. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: Universe Today