Un grupo de investigadores ha anunciado el descubrimiento de una nueva ráfaga rápida de radio que se repite. Es la segunda que conocemos y podría ayudar a comprender mejor cuál es el proceso que provoca la emisión de estas misteriosas señales que lleguen desde lugares muy remotos de la galaxia…

Una nueva ráfaga rápida de radio que se repite

Detectan una nueva ráfaga rápida de radio que se repite

Imagen del radiotelescopio CHIME, formado por cuatro cilindros en forma de U de unos 100 metros.
Crédito: CHIME

Las ráfagas rápidas de radio son breves ráfagas de ondas de radio que proceden de fuera de la Vía Láctea. Los científicos creen que su fuente podría estar en potentes procesos astrofísicos que tienen lugar a miles de millones de años-luz de nuestro Sistema Solar. El descubrimiento ha sido posible gracias al radiotelescopio CHIME (por las siglas de Canadian Hydrogen Intensity Mapping Experiment). No es la única ráfaga descubierta, sino que forma parte de 13 nuevas señales.

La detección fue posible durante un período de tres semanas de observación durante el verano de 2018. Lo más interesante es que, en ese momento, CHIME estaba funcionando todavía a solo una pequeña fracción de toda su capacidad. En las semanas siguientes se detectaron las repeticiones de una de esas ráfagas, convirtiéndose en la segunda fuente de emisión de ráfagas rápidas de radio que se repite. Porque hay que recordar que, hasta ahora, casi todo habían sido señales únicas.

Hasta la fecha se han detectado más de 60 ráfagas rápidas de radio. De ellas, todas se han producido una sola vez con la excepción de una señal que fue captada por el radiotelescopio de Arecibo en 2015. Todas las demás fueron señales únicas. La existencia de una segunda señal que se repite apunta a que podría haber más que todavía no han sido detectadas. De hecho, descubrirlas ayudará a entender mejor qué provoca estas emisiones.

Las características de la nueva ráfaga rápida de radio

Un concepto artístico que muestra un FRB pasando a través del radiotelescopio de Arecibo.
Crédito: Danielle Futselaar

Hay que destacar que, por un lado, estas ráfagas rápidas de radio son interesantes por el rango de frecuencia en el que han sido detectados. Había dudas de que CHIME pudiese detectarlas porque trabaja en un rango de 400 a 800 Mhz. Las ráfagas detectadas hasta ahora estaban cerca de la banda de 1400 Mhz. De hecho, a partir de estas observaciones, hay motivos para creer que se podrían encontrar ráfagas rápidas de radio incluso a frecuencias por debajo de 400 Mhz.

Pero lo más interesante, sin duda, es lo que cuentan estas ráfagas. Todas muestran un cierto grado de dispersión. Es un aspecto que permite a los investigadores deducir cómo es el entorno en el que se produjeron. La conclusión es que se trata de objetos potentes en un entorno con unas características muy concretas. Por ejemplo, en el entorno de los restos de una supernova. O cerca del agujero negro supermasivo en el centro de una galaxia.

Por lo que todos estos descubrimientos permitirán crear modelos que puedan explicar cuál es la fuente de emisión de esas ráfagas. Algo que podría ayudar a entender qué entornos provocan que se emitan. Además, la detección de una nueva ráfaga rápida de radio, pero con una frecuencia más baja de lo observado hasta ahora, también obligará a plantearse los posibles orígenes. Es muy interesante que el rango de emisión sea muy amplio.

Un misterio… que no implica presencia de vida inteligente

Concepto artístico de una vela solar impulsada por un haz de radio generado en la superficie de un planeta.
Crédito: M. Weiss/CfA.

Pero hay que recordar, en cualquier caso, que lo realmente interesante es la detección de una nueva ráfaga rápida de radio, denominada FRB 180814. Se suma a FRB 121102 como la única fuente que se ha repetido. Algunos modelos propuestos hasta el momento predicen que no deberían emitirse ráfagas de radio por debajo de una determinada frecuencia. Otras posibilidades sí seguirían encajando. Todas ellas son de origen natural.

La duración de las ráfagas es extremadamente corta, apenas duran unos milisegundos. Además, la enorme distancia que nos separa (más de 1 000 millones de años-luz) indican que la cantidad de energía necesaria para liberarlas es enorme. Haría falta una civilización extremadamente avanzada para poder emitir una señal así. Además, muchas ráfagas se han detectado con procedencias diferentes. Solo dos de ellas se han repetido a lo largo del tiempo.

Todo apunta a que el origen es natural. Podría ser el movimiento de una estrella de neutrones demasiado cerca de un agujero negro en el centro de una galaxia enana. O una estrella de neutrones moviéndose por una región del espacio muy densa. En cualquier caso, con cada detección se espera poder comprender mejor cuál es su origen. Lo interesante será descubrir la presencia de señales que se repitan.

Una búsqueda que (presumiblemente) durará algún tiempo

Recreación artística de Matusalén, un planeta que podría orbitar alrededor de un púlsar.

Una nueva ráfaga rápida de radio que se repite tiene diferentes implicaciones. Por un lado, la más obvia es que debe haber otras ráfagas que se repiten que, simplemente, no han sido detectadas todavía. Otra es que, seguramente, sea lo que sea lo que las emite, no debe ser muy raro. Pero por ahora las incógnitas son muchas. Las ráfagas que se emiten una sola vez no aportan demasiada información porque solo se pueden estudiar en una ocasión.

Así que, en los próximos años, cabe suponer que con radiotelescopios como CHIME podrían encontrarse más fuentes que sí se repitan en diferentes ocasiones. Pero no deberíamos esperar una resolución rápida. Hará falta tiempo para detectar otras señales que se repitan. Y más tiempo para entender qué fenómenos podrían producirlos. Es posible que nos permitan descubrir algún fenómeno natural que no conocíamos hasta ahora.

No sería de extrañar porque ya ha pasado. Los púlsares son un fenómeno muy conocido hoy en día. Pero cuando se detectó el primero, se llegó a pensar que podía ser una señal de origen extraterrestre, inteligente, porque no se conocía ningún fenómeno natural que pudiese provocar ese comportamiento. Es un buen recordatorio de que, aunque parezca que hemos avanzado mucho, sigue habiendo muchos misterios por desentrañar…

Referencias: Phys