Un nuevo estudio ha anunciado la detección de moléculas orgánicas complejas en Encélado. Este satélite de Saturno se convierte, por tanto, en el mejor lugar para poder encontrar algún tipo de vida lejos de la Tierra. Es un gran hallazgo…

Moléculas orgánicas complejas en Encélado

Detectan moléculas orgánicas complejas en Encélado

Concepto artístico de Cassini atravesando la pluma de un géiser en Encélado.
Crédito: NASA/JPL-Caltech

Es cierto que puede parecer que estamos en el día de la marmota. ¿No hemos tenido ya estas noticia? ¿No se habían detectado ya moléculas orgánicas en Encélado? Lo cierto es que sí. Desde 2017, se han producido varias noticias relacionadas con esta luna de Saturno. Además, Europa, el satélite de Júpiter, también ha estado de actualidad gracias a los últimos descubrimientos. Por lo que parece que todo se vuelve algo más difuso.

Así que, ¿qué tiene este estudio de especial? La detección es de moléculas orgánicas complejas en Encélado. Concretamente, grandes compuestos, ricos en carbono, expulsados a través de las grietas en el hielo del satélite. Según los investigadores, probablemente están relacionadas con las reacciones químicas entre el océano y el núcleo rocoso. Como quizá sepas, Encélado parece tener un océano de agua líquida bajo su superficie congelada.

Sería el producto de la interacción gravitatoria con Saturno. Su enorme gravedad deforma el satélite y libera energía, calentándolo. Ese océano interactúa con el núcleo rocoso. Algo que ya sabíamos. A principios de 2017 se confirmó que hay procesos hidrotermales. O, si lo prefieres, que hay una fuente de energía que la vida de Encélado, si la hubiese, podría utilizar. Ya era un objetivo muy interesante.

Muchas similitudes con la Tierra

Imagen de una columna de vapor de un géiser en el polo sur de Encélado.
Crédito: NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute

Ahora, la detección de moléculas orgánicas complejas hace que Encélado sea, junto a la Tierra, el único objeto conocido que cumple todos los requisitos básicos para la vida tal y como la conocemos. Hasta ahora, solo se habían identificado moléculas orgánicas sencillas. Con apenas un puñado de átomos de carbono. Estas moléculas orgánicas complejas en Encélado son mucho más llamativas: Tienen 200 unidades de masa atómica.

Es decir, aproximadamente 10 veces más que el metano. Y proceden del interior del satélite. De ese océano líquido oculto bajo kilómetros de superficie congelada. Todo esto, por cierto, ha sido posible gracias a la sonda Cassini. Ya que ha sido posible detectarlo gracias a una última visita que hizo a Encélado poco antes de terminar su misión en septiembre de 2017. En ese viaje, atravesó una pluma de material de Encélado para analizarla.

Así que, a pesar de que ya no está en funcionamiento, la sonda sigue siendo responsable de estudios muy interesantes. Está ayudando a que la astrobiología avance. Hay que recordar que en octubre de 2015 ya se detectó hidrógeno molecular. Otro descubrimiento que es muy interesante para la posibilidad de que el satélite de Saturno pueda albergar vida. Ese hidrógeno molecular sería el alimento de sus posibles microbios.

Las moléculas orgánicas complejas en Encélado no son determinantes

Imagen de una fuente hidrotermal.
Crédito: NOAA

En el caso de los océanos de la Tierra, hay microbios que viven cerca de esas fuentes hidrotermales. Su alimento es, precisamente, el hidrógeno molecular. Por lo que cabe suponer que en Encélado podría suceder lo mismo. Sin embargo, esto no quiere decir que podamos afirmar que hay vida en el satélite. Ni mucho menos. No lo sabemos. Por saber, y como recuerdan los investigadores, ni siquiera está completamente claro cuál es su origen.

Ese es, con toda probabilidad, el próximo gran paso de las futuras misiones de exploración a Saturno. Porque, ¿cuál es la naturaleza de esas moléculas orgánicas complejas? Este estudio solo es el primer paso para comprender la complejidad del océano de Encélado. Ahora hay que descubrir cómo se crearon esas moléculas orgánicas complejas. Algo para lo que será necesario esperar a próximas misiones que tengan el satélite como objetivo.

Con ellas, será posible determinar si su origen está en la síntesis biológica. Es decir, en algún tipo de organismo vivo. Pero, por ahora, hay que ser precavidos. Estamos ante un anuncio muy intrigante. Encélado es, cada vez, más y más prometedor. Pero la realidad es que por ahora no queda más remedio que seguir a la espera. Hay que seguir estudiando Encélado para comprender sus condiciones. Y, con suerte, comprender mejor las formas que puede adoptar la vida en otros lugares…

El estudio es F. Potsberg, N. Khawaja, B. Abel et al.; «Macromolecular organic compounds from the depths of Enceladus». Publicado en la revista Nature el 27 de junio de 2018. Puede ser consultado en este enlace.

Referencias: SwRI