Un grupo de científicos ha descubierto un cráter en Groenlandia, oculto bajo su hielo durante miles de años. No es una simple anécdota. Está entre los 25 cráteres más grandes (provocados por el impacto de un meteorito) que podemos observar en la Tierra…

Un cráter oculto bajo el hielo

Descubren un gran cráter en Groenlandia

El glaciar Hiawatha.
Crédito: NASA ICE

Los investigadores han descubierto un cráter sepultado bajo alrededor de un kilómetro de hielo. Se trata de un cráter en Groenlandia, descubierto a través de los datos publicados por Operation IceBridge. Es una misión de la NASA que tiene como objetivo observar el hielo de los polos del planeta. El cráter se encuentra en la región noroeste bajo el glaciar Hiawatha. Tiene una profundidad aproximada de 300 metros y 30,5 kilómetros de diámetro.

Se mire por donde se mire, es gigantesco. El cráter más grande conocido, el de Vredefort, tiene un diámetro de 160 kilómetros. Según los científicos, este nuevo cráter está muy bien preservado. El descubrimiento se realizó en 2015. Sin embargo, han necesitado tres años para poder verificar el descubrimiento. Ha sido posible, en parte, a los datos proporcionados por el proyecto de la NASA, que publica sus datos para todo el mundo.

De hecho, es algo que quizá valga la pena recordar. Los datos recogidos por misiones como Operation IceBridge están disponibles para todo el mundo. Tanto científicos como público en general, por parte de la NASA. Hay otras iniciativas (y no todas relacionadas con la NASA) que también ponen esos datos a disposición del público. O algunos proyectos, como Zooniverse, en las que cualquier persona puede ayudar en diferentes campañas científicas.

Un cráter en Groenlandia

Recreación del cráter bajo el hielo de Groenlandia.
Crédito: NASA

Fue así como, inicialmente, los investigadores descubrieron la presencia de una enorme depresión circular bajo el hielo. Después, analizaron el hielo en la superficie de la región del glaciar Hiawatha. Con la ayuda de las imágenes de los satélites Terra y Aqua, ambos de la NASA, encontraron evidencias de un patrón circular en esa superficie. Encajaba perfectamente con la depresión que se había observado en el interior.

Sin embargo, esto no era suficiente para poder confirmar el descubrimiento de un gran cráter en Groenlandia. En mayo de 2016, un avión de investigación sobrevoló el glaciar Hiawatha. Su misión era utilizar un radar con el que atravesar el hielo y crear un mapa del cráter. Era necesario contar con datos más precisos. Porque las mediciones previas del glaciar Hiawatha, hechas con radar, tenían un objetivo muy diferente.

Se buscaba analizar el cambio de la distribución del hielo en Groenlandia. Algo que es parte de una misión a largo plazo de la NASA. En este caso, los investigadores necesitaban un análisis muy detallado de esa región en particular. La observación parece que valió la pena. Consiguieron observar la depresión con un gran nivel de detalle. Vieron su cresta circular, una elevación central, así como diferentes capas de hielo.

Un meteorito de hierro que impactó hace millones de años

Hielo flotante en el glaciar Kangerdlugssuaq, en Groenlandia.
Crédito: NASA/Michael Studinger.

El estudio indica que este cráter fue producto del impacto de un meteorito. Estaba formado por hierro y medía más de 800 metros y chocó con nuestro planeta hace menos de 3 millones de años. Después, el hielo del Ártico cubrió el cráter. Fue una secuencia accidental, pero afortunada. Ese hielo ha permitido que se haya preservado intacto (o casi) hasta nuestros días. Irónicamente, es algo que también resulta extraño.

Porque el hielo tiene una capacidad de erosión muy elevada. Todo indica que, seguramente, debería haber eliminado todo rastro del impacto. Sin embargo no es así. Por lo que cabe la posibilidad de que el momento de impacto no esté bien definido. Es posible, según los investigadores, que tuviese lugar hacia el final de la última edad de hielo, que terminó hace unos 11 700 años. En ese caso, sería uno de los cráteres más jóvenes de la Tierra.

Aunque esto podría parecer una anécdota, lo cierto es que tiene que ver con un período muy debatido. Se trata de la Joven Dryas. Un período de 1 000 años de enfriamiento. Sucedió hace 12 800 años, cerca del fin de la última edad de hielo. En aquel momento, se produjo la extinción de varias especies. Pero las causas que lo provocaron no están claras. Ha habido mucho debate sobre qué fue lo que lo provocó.

El debate de la joven Dryas

Durante una glaciación, las capas de hielo se expanden.
Crédito: NASA

En 2007, un grupo de científicos publicó un estudio muy interesante para esta noticia. Lo titularon: «Evidencias de un impacto extraterrestre hace 12 900 años, que constribuyó a las extinciones y enfriamiento de la joven Dryas.» En él, planteaban que fue el impacto de un meteorito el que lo desencadenó todo. Tanto el período de enfriamiento como las extinciones que tuvieron lugar durante la joven Dryas.

Otros científicos se mostraron bastante escépticos. Criticaron la hipótesis. Llegaron, incluso, a publicarse estudios que rechazaban la posibilidad de que hubiese sido el producto de un impacto de meteorito. Para ello, aportaban sus propias evidencias. Sea como fuere, el debate parecía haber caído en el olvido en tiempos recientes. Pero el descubrimiento de este cráter en Groenlandia lo ha reavivado. La idea es bastante sencilla.

El impacto de un meteorito habría derretido grandes cantidades de hielo. Eso, a su vez, habría liberado agua fría en los océanos, provocando un enfriamiento rápido. A su vez, esa rápida baja de temperatura habría provocado que muchas especies desapareciesen a finales de ese período. La idea no es ni mucho menos nueva. No hay que olvidar que fue un impacto de meteorito el que puso fin al reinado de los dinosaurios.

El papel de los impactos de meteoritos

Concepto artístico del meteorito que creó el cráter de Chicxulub, con pterosaurios observando.
Crédito: NASA

Por tanto, parece razonable suponer que podríamos estar ante un fenómeno similar. Todo parece encajar y tenemos un antecedente. Sin embargo, que un meteorito acabase con los dinosaurios no quiere decir, necesariamente, que este otro también provocase extinción alguna. Todavía es pronto para saber cuáles fueron las consecuencias exactas del impacto del meteorito que originó el cráter en Groenlandia.

Por otro lado, los investigadores no han terminado. Su objetivo es seguir estudiando la región. Quieren responder a algunas de las cuestiones más importantes. Por un lado, acotar en qué momento se produjo el impacto del meteorito. Por otro, y no menos importante, cómo afectó el impacto al glaciar Hiawatha y, por extensión, a todo el planeta. Es evidente que queda mucho trabajo por delante.

Cada uno de estos cráteres no deja de ser, a su vez, un trozo de una historia mucho más grande que nosotros. La Tierra ha pasado por muchos episodios a lo largo de sus más de 4 000 millones de años de vida. El descubrimiento de cráteres como este son un recordatorio de que todavía no conocemos toda la historia de nuestro planeta. Con cada descubrimiento, conocemos mejor el lugar en el que vivimos y cómo ha ido evolucionando.

El estudio es K. Kjær, N. Larsen, T. Binder, A. Bjørk et al.; «A large impact crater beneath Hiawatha Glacier in northwest Greenland». Publicado en la revista Science Advances el 14 de noviembre de 2018. Puede ser consultado en este enlace.

Referencias: Universe Today