Tras el éxito de SpaceX, que ha logrado hacer aterrizar la primera parte de su cohete Falcon 9 en repetidas ocasiones, sabemos que estamos más cerca de los cohetes reutilizables. Su uso permitirá que el coste de construcción de futuras misiones, tanto aquellas destinadas a la Estación Espacial Internacional como a misiones a distancias mucho mayores, se reduzca en magnitudes enormes (hasta cien veces menos según algunas estimaciones). Queda mucho trabajo por delante, pero, ¿qué habría que hacer para poder construir una colonia espacial en este mismo siglo?

Debemos preocuparnos por no desaparecer

Concepto artístico de una colonia espacial toroidal, con capacidad para 10.000 personas. Crédito: NASA

Concepto artístico de una colonia espacial toroidal, con capacidad para 10.000 personas.
Crédito: NASA Ames Research Center

Antes de poder comenzar a pensar en vivir en el espacio de manera regular, lo más esencial es ayudar a que la ciencia avance en esa dirección y a asegurarse de que no nos extinguimos antes de hora… Así que, por extraño que pueda parecer, una de nuestras mayores prioridades tiene que ser no destruir la vida en nuestro planeta. Es una batalla que estamos perdiendo. De momento estamos demostrando ser increíblemente eficientes a la hora de llevar a la extinción a otras especies con las que convivimos, y una capacidad para deforestar bosques a un ritmo demasiado elevado.

El espacio es muy inhóspito, especialmente en nuestros alrededores cósmicos, donde sabemos que no hay ningún planeta similar a la Tierra. No tenemos un lugar al que podamos desplazarnos y que podamos terraformar para servir las necesidades de la Humanidad. Es imprescindible solucionar los problemas que afectan a nuestro planeta, como el cambio climático, y conseguir crear un futuro sostenible en el que sepamos utilizar los recursos de la naturaleza, en lugar de explotarla. Si no lo logramos, sólo estaremos extendiendo esos mismos problemas al espacio exterior (y si el cambio climático puede ser problemático aquí, imagínate como podrían ser las cosas en un planeta que, ya de por sí, sea poco apto para la vida).

Las impresoras 3D

Una colonia espacial cilíndrica. Crédito: NASA

Una colonia espacial cilíndrica.
Crédito: NASA Ames Research Center

En el espacio no es fácil acceder a los recursos. No podemos recurrir a una cadena de suministro porque dependeríamos de la Tierra y, seguramente, sería bastante lenta, ineficiente, y poco fiable. En su lugar, es necesario poder producir todo lo necesario de manera local, y podríamos recurrir a la impresión 3D para fabricar lo que necesitásemos. Por ejemplo, podríamos extraer la materia prima de los asteroides cercanos a la Tierra para obtener todo el material estructural de la colonia, paneles solares, etcétera.

Del mismo modo, podríamos recurrir a los cometas para extraer el agua, que utilizaríamos para beber, bañarnos, protegernos de la radiación y también descomponerla en hidrógeno y oxígeno para crear combustible para cohetes.

El turismo espacial y los hoteles orbitales

Este imagen muestra cómo podría ser un posible hotel espacial. Crédito: Orbital Technologies

Este imagen muestra cómo podría ser un posible hotel espacial.
Crédito: Orbital Technologies

Sí, la idea del turismo espacial puede sonar elitista y algo destinado a sólo unos pocos ricachones extravagantes. No nos engañemos. Al principio lo será. Pero es imprescindible pasar por esa fase para crear una industria de turismo espacial que nos ayude a expandir (y avanzar) las áreas de investigación. Una vez haya suficientes hoteles espaciales podríamos comenzar a recolectar información, también, sobre cómo funcionan los hábitats espaciales a largo plazo (que, dicho de paso, no estarían pensados únicamente para astronautas).

No en vano, no sería la primera vez que los astrónomos mencionan que, en las conferencias sobre el espacio, se encuentran con personas que quieren construir pequeños hoteles en órbita. Ya tenemos una industria comercial para lanzar cohetes al espacio, así que no habría nada que impidiese a una compañía como SpaceX poner a pasajeros en órbita durante un fin de semana en algún hotel en la órbita baja de nuestro planeta. Lo mejor de todo es que no es algo que tenga que esperar al próximo siglo para materializarse. Con los incentivos apropiados podría suceder razonablemente rápido, porque no es un desafío técnico (ya tenemos experiencia en construir estaciones espaciales).

Entender cómo funcionan los ecosistemas

La Tierra

La Tierra, el ecosistema más grande que conocemos.

Para poder vivir en hábitats espaciales es imprescindible que comprendamos, desde el nivel más fundamental, cómo funcionan los ecosistemas y la relación entre las diferentes especies que lo componen (incluidos nosotros mismos). Sin un ecosistema no tendremos ninguna manera de proporcionarnos alimentos. En una colonia espacial no sólo tendremos que pensar en cómo hacer que los nuestros estén cómodos, también tendremos que pensar en qué es necesario para que las especies que llevemos con nosotros (tanto animales como vegetales) se puedan adaptar al nuevo ecosistema de la mejor manera posible.

El equilibrio de un ecosistema es muy delicado. Por ejemplo, supongamos que traemos con nosotros varios ejemplares de un insecto que es útil porque poliniza las plantas de café. Con él deberíamos traer también al bicho que mata a ese insecto, o terminaríamos teniendo una plaga. A su vez, haría falta traer al depredador de ese bicho, y al depredador del depredador del bicho… Todavía estamos lejos de comprender todas esas conexiones entre especies, y llevar a miles de especies con nosotros no parece una solución viable (al menos no para los primeros asentamientos espaciales).

Del mismo modo, todavía no sabemos con que rapidez, ni con qué dificultad, podrían adaptarse al espacio las especies que llevemos con nosotros. En las Islas Galápagos hay aves que se aparean entre diferentes especies, y especies que aparecen y desaparecen constantemente. Una especie, que en nuestro planeta puede expandirse lentamente, es posible que se expanda mucho más rápido en un entorno tan diferente (o que, directamente, no sea capaz de expandirse).

Enseñar a las personas nuestra conexión con el espacio

El astrónomo Carl Sagan.

El astrónomo Carl Sagan.

Quizá este sea el punto más importante de todos. No siempre es fácil hacer ver a los demás por qué debería importarles algo como el espacio exterior, la colonización de otros mundos, o la órbita baja de la Tierra. Especialmente si tenemos en cuenta que, en muchos casos, estamos hablando de proyectos que tendrán décadas de duración y que sólo serán experimentados por una cantidad minúscula de la población de este planeta.

Si queremos tener cualquier esperanza de que haya una generación de seres humanos que sea capaz de vivir, trabajar y crecer en el espacio, es necesario que recordemos, a los que estamos aquí en la Tierra, nuestra conexión con el espacio. Es necesario hacer que recordemos que estamos conectados con las estrellas que vemos cada noche en el firmamento, no sólo con el suelo bajo nuestros pies, y recordar que lo que hacemos hoy servirá para definir el futuro. Exactamente del mismo modo que los descubrimientos, y avances, realizados por nuestros ancestros han permitido que el mundo que nos rodea sea tal y como lo conocemos.

Concepto artístico del módulo agrícola de una colonia espacial con forma de Esfera de Bernal. Crédito: NASA Ames Research Center

Concepto artístico del módulo agrícola de una colonia espacial con forma de Esfera de Bernal.
Crédito: NASA Ames Research Center

Que podamos ser capaces de predecir las subidas de las mareas es, simplemente, el producto de que en nuestro pasado nos diésemos cuenta de su conexión con la Luna. También crearon calendarios basados en el movimiento de las estrellas… Los astronautas tampoco están solos. Vale, sí, es cierto que se llevan toda la gloria cuando hay alguna noticia proveniente de la Estación Espacial Internacional (por poner un ejemplo), pero sin la ayuda de los trabajadores que ayudan a construir vehículos, los diseñadores de trajes espaciales, o los técnicos que mantienen las plataformas de lanzamiento…

Del mismo modo, sin los profesores que enseñan astronomía en sus clases, o sin los miles de divulgadores (muy buenos) que hay en nuestro país y en muchos otros, no habría personas que, un día, deciden que su objetivo en la vida es intentar, algún día, poner su pie en una construcción más allá de nuestro planeta…

Referencias: Io9