¿Ha habido civilizaciones extraterrestres, anteriores a la nuestra, en el Sistema Solar? Esta intrigante pregunta es la que se plantea en un nuevo estudio. En él, se nos invita a hacer algunas reflexiones que resultan, como mínimo, intrigantes.

Civilizaciones extraterrestres, presentes o pasadas…

¿Ha habido civilizaciones extraterrestres en el Sistema Solar?

Un mundo alienígena.
Crédito: Emmanuel Shiu / www.eshiu.com

Entre las grandes preguntas de la astrobiología, una de las más importantes es si hay vida en otros lugares del Sistema Solar. Dentro de esa consideración, se suele buscar vida microbiana o, en el mejor de los casos, compleja pero sin inteligencia. Sin embargo, como plantea Jason Wright en su estudio, los artefactos tecnológicos serían mucho más fáciles de encontrar. Razón no le falta, sería una evidencia indudable.

La búsqueda de vida inteligente extraterrestre sí ha considerado esa posibilidad. Pero con la salvedad de que siempre se ha pensado que esos artefactos, de existir, serían de origen extrasolar. Es decir, de civilizaciones que llegaron, en algún momento, desde otras estrellas. Algo que para el investigador es extraño si tenemos en cuenta que sabemos que la vida existe, en la Tierra, desde hace miles de millones de años.

Si antes de la aparición de nuestra civilización hubo otra tecnológica, pudo haber producido artefactos o señales tecnológicas que hayan perdurado hasta la actualidad. Por lo que podríamos estar ante un posible camino para resolver esa pregunta. En el estudio, se plantea cuáles podrían ser los posibles orígenes y lugares en los que encontrar esas señales de una civilización anterior a la nuestra.

En busca de una posible civilización previa a la nuestra

Concepto artístico de una operación de minería en uno de los satélites de Marte.
Crédito: NASA

Una de las posibilidad es que emergiese aquí, en nuestro planeta, hace miles de millones de años. Esto, aunque no se menciona en este estudio en particular, está directamente ligado a otro en el que se planteaba si seríamos capaces de detectar las señales de su existencia. Otra posibilidad es que esas posibles civilizaciones extraterrestres surgiesen en otros lugares. Como Venus o Marte, por citar dos ejemplos.

En el caso del primero, su potente efecto invernadero y su actividad volcánica podría haber eliminado todo rastro de la existencia de civilizaciones extraterrestres anteriores. En el caso la Tierra, la erosión y los movimientos tectónicos podrían haber eliminados esas huellas si la especie existió hace miles de millones de años. Así que cabe suponer que las huellas de tecnología deberían ser extremadamente viejas. Si existiesen, podrían estar bajo las superficies de Marte, la Luna o en el Sistema Solar exterior.

Se ha tratado a menudo la posibilidad de si ha habido vida, o la hay, en otros lugares del Sistema Solar. En ese sentido, Marte y algunos satélites de Júpiter y Saturno, como Encélado y Europa, están considerados los mejores lugares para encontrar esas posibles señales de vida. Lo que se ha tratado mucho menos es la posibilidad de que haya habido civilizaciones extraterrestres. O incluso civilizaciones anteriores a la nuestra.

Un reto nada sencillo

Marte pudo tener un océano en el hemisferio norte hace unos 4.000 millones de años.
Crédito: ESO/M. Kornmesser/N. Risinger

El desafío para detectar esas señales es muy diferente al de detectar señales biológicas. Aunque también, como plantea el investigador, podría ser mucho más sencillo. Normalmente, la búsqueda de vida extraterrestre se centra en las señales de radio procedentes de otras estrellas. Pero… ¿por qué no buscar artefactos alienígenas en el Sistema Solar? La idea no es nueva, ha sido considerada tanto en la ciencia ficción como en algunos estudios.

La falta de esos artefactos podría ser una señal de que solo los humanos podemos viajar por el espacio. Pero no podemos descartar que los haya, aquí, y que no los hayamos encontrado. De encontrarlos, además, se supondría inmediatamente que su origen no es solo extraterrestre, también extrasolar. Algo que para Wright es un error. Se debería considerar la posibilidad de que su origen esté aquí mismo. Quizá incluso en nuestro propio planeta.

Porque, a fin de cuentas, los objetos del Sistema Solar están mucho más cerca que la estrella más cercana. Sabemos, además, que los ingredientes necesarios para la vida abundan aquí y que uno de los planetas tiene vida compleja. Por lo que quizá sea más lógico pensar que el origen debería ser de algún lugar del Sistema Solar. Parece un escenario más probable, si lo consideramos así, que el de civilizaciones extraterrestres, y extrasolares, que los dejaron abandonados.

Un juego de probabilidades

Concepto artístico del Sistema Solar.
Crédito: NASA

En este estudio, el escenario que considera Wright es el de una civilización indígena anterior a la nuestra. Una que hubiese llegado a producir señales tecnológicas y, quizá, incluso con la capacidad de viajar por el espacio. Evidentemente, esas posibles civilizaciones extraterrestres se habrían extinguido o, por algún motivo, se habrían marchado. ¿Por qué motivo? A saber. Quizá un evento de extinción como el de los dinosaurios.

O un cambio climático catastrófico. Si se tratase de una especie que llegó a tener capacidad de viajar por el espacio y colonizar otros lugares del Sistema Solar, entonces habría que considerar otras posibilidades. O bien un fenómeno natural catastrófico a escala de todo el Sistema Solar, como podría ser una ráfaga de rayos gamma o una supernova demasiado cercana. O bien un fenómeno tecnológico como una guerra interplanetaria.

También cabe la posibilidad, simplemente, de que esa especie muriese o se volviese no tecnológica. Así como, aunque resulte una posibilidad quizá más exótica, decidiesen abandonar el Sistema Solar por algún motivo. En cualquier caso, la idea de que los seres humanos quizá no seamos la primera civilización tecnológica en este pequeño lugar del universo no es ni mucho menos nueva.

Civilizaciones extraterrestres… ¿o terrestres?

Recreación artística de un objeto del Cinturón de Kuiper.
Crédito: NASA, ESA, y G. Bacon

Hemos explorado la Tierra y estamos utilizando robots para explorar otros lugares del Sistema Solar. No hay señales, por lo menos evidentes, de ciudades de civilizaciones no humanas en los objetos del Sistema Solar. Así que la idea de que pueda haber civilizaciones extraterrestres tecnológicamente avanzadas, en este momento, parece muy poco probable. Eso no ha impedido que se haya llegado a sugerir buscar señales de posibles ciudades en los objetos del Cinturón de Kuiper.

Pero la posibilidad de civilizaciones extraterrestres ya extintas sigue abierta. En este punto, Jason Wright razona que, lo más probable, es que su lugar de origen fuese la Tierra. Algo que nos permite definir ciertos límites. Porque la arqueología y la paleontología no han encontrado señales de esas posibles civilizaciones anteriores. Así que, de haber existido alguna, ¿cuánto tiempo habrían perdurado sus señales tecnológicas?

Aquí es necesario hacer dos consideraciones. Fijándonos en nosotros mismos, podemos ver que la Tierra es muy eficiente a la hora de borrar huellas. Salvo combinaciones muy específicas, la mayor parte de nuestras construcciones duran, en el mejor de los casos, unos pocos siglos. Las pirámides son una excepción notable, al encontrarse en un lugar apropiado. Llevan en pie miles de años. Pero vivimos en un planeta activo y eficiente.

En busca del límite inferior de una civilización previa

Imagen de fósiles de conchas de bivalvos junto a una moneda de 25 centavos de dolar.
Crédito: Sierra V. Petersen

Así que, arqueología en mano, quizá podríamos detectar señales de alguna civilización que hubiese existido miles de años antes que la nuestra. La fosilización podría haber permitido que algunos artefactos tecnológicos perdurasen más tiempo en el registro geológico. La minería, si esa civilización anterior la utilizaba, podría dejar huellas en la superficie del planeta que quizá tardarían millones de años en ser eliminadas.

Las actividades nucleares podrían dejar una huella detectable casi en cualquier momento. Lo que sí sabemos es que la Humanidad ha tenido el impacto suficiente en el planeta para que, incluso en un futuro extremadamente lejano, se pudiese deducir que nuestra existencia tuvo lugar. Si hubiese habido una civilización anterior, con un impacto similar, debería haber huellas de ello en el registro geológico.

Sin embargo, el movimiento de las placas tectónicas puede borrar esas huellas en un lapso de cientos de millones de años. O hacerlos inaccesibles. Lugares que hoy están completamente secos pudieron estar en lo más profundo de los océanos hace millones de años. Y viceversa. En cualquier caso, en el mejor de los casos parece que el límite inferior debería ser de millones de años. Porque algo más reciente ya habría sido detectado por otros medios.

En busca del límite superior

Concepto artístico de dinosaurios.
Crédito: Kerem Beyit

Lo cuál nos lleva al otro extremo. ¿Cuál fue el primer momento en que pudo haber existido esa especie? Aquí hay que decir que Jason Wright se toma alguna que otra libertad. Sabemos que la vida compleja era común en el Cámbrico, hace unos 540 millones de años. En el registro fósil, más allá de eso, solo encontramos señales de vida simple. Así que eso debería dejarnos un límite superior bastante bien definido.

Sin embargo, el investigador considera que podría haber otras posibilidades. ¿Y si realmente hubo vida compleja en un pasado mucho más remoto pero no quedan evidencias de ello? Quizá se produjo algún evento cataclísmico que se llevó por delante a toda la vida compleja del planeta. En ese caso, solo algunos organismos simples, quizá alojados en alguna roca que fuese expulsada al espacio tras el impacto, sobreviviesen.

Esos organismos habrían dado a la Tierra un segundo inicio para que la vida volviese a avanzar. Si fuese así, las huellas de esa primera generación de vida compleja podría ser extremadamente difícil de encontrar. Porque, de haber alguna evidencia, solo estaría en las rocas más viejas que pudiésemos encontrar en el planeta. Y ni siquiera así, en palabras del investigador, podríamos estar completamente seguros.

Un origen extraterrestre

Marte terraformado podría tener un aspecto similar a éste.
Crédito: Daein Ballard/Wikimedia Commons CC BY-SA 3.0.

Pero, ¿y qué hay de las civilizaciones extraterrestres pero procedentes del Sistema Solar? En este punto nos encontramos con los escenarios que podríamos denominar clásicos. Venus en la actualidad es un lugar extremadamente hostil para la vida en su superficie. Sin embargo, sabemos que en el pasado no fue así. Pudo tener condiciones habitables durante unos 2.000 millones de años, más tiempo que Marte.

Eso podría haber permitido que se desarrollasen civilizaciones extraterrestres allí. Aunque, probablemente, no quedarían huellas de su presencia en la superficie del planeta. Lo mismo podemos decir de Marte. Hoy en día es un mundo árido y frío, pero se cree que en el pasado tuvo condiciones similares a las de la Tierra. En ese caso, quizá llegase a desarrollarse alguna civilización. A esto le podemos sumar las lunas de Saturno y Júpiter.

Quizá incluso algunos asteroides. Pero lo más interesante, dentro de este escenario clásico, es que Wright recuerda que no tiene por qué ser, necesariamente, una segunda aparición de la vida. Es decir, si en algún momento en alguno de esos lugares aparecieron civilizaciones extraterrestres, cabe la posibilidad de que las formas de vida de la que surgieron fuera, originalmente, un organismo expulsado desde la Tierra.

Los posibles artefactos de civilizaciones extraterrestres

La Luna

La Luna en fase menguante.
Crédito: John Brimacombe

En cualquier caso, parece claro que la posibilidad de encontrar señales de civilizaciones extraterrestres a través de la geología es complicado. Parece probable que, si las hubo, sus señales fueron destruidas hace mucho tiempo. Sin embargo, ¿qué podemos decir de los posibles artefactos que dejasen en diferentes lugares del Sistema Solar? Aquí podemos encontrarnos un poco de todo. Desde viejas máquinas para extracción de materiales en un asteroide a alguna vieja base.

En ese caso, podemos pensar incluso en la Luna. Si hubo civilizaciones extraterrestres que pudiesen moverse por el espacio, podrían haber construido una base bajo la superficie de la Luna. O de otros objetos rocosos del Sistema Solar interior. Si el lugar de origen de esa civilización fue Marte, Venus, o la Tierra hace miles de millones de años, los artefactos ya no serían operativos pero, aún así, deberían ser fáciles de reconocer.

Pero no podemos ignorar el paso del tiempo. Si hubo alguna gran estructura en Marte, por ejemplo, hace miles de millones de años, hoy podría estar sepultada bajo una capa muy importante de tierra. Es decir, las señales de esos posibles artefactos no serán evidentes en nuestras imágenes, desde el espacio, de los diferentes objetos del Sistema Solar. Además, tenemos que suponer que los impactos grandes podrían haber destruido esas huellas. Así como descartar los satélites congelados, cuyas superficies cambian en poco tiempo (astronómicamente hablando).

No se puede descartar por completo

Una civilización alienígena.
Fuente: Wallpaperup.com

Considerando todo esto, Jason Wright entiende que no podemos descartar que haya habido civilizaciones extraterrestres en el pasado del Sistema Solar. Eso sí, es consciente de que la dificultad para identificarlas, sí es que realmente existieron, es muy elevada. En el Sistema Solar interior, por ejemplo, hay pocos asteroides. Es una señal de que las órbitas no son estables en escalas gigantescas. O lo que es lo mismo, parece poco probable que pudiésemos detectar satélites (y similares).

En el caso del Cinturón de Kuiper, las cosas cambian. Las órbitas allí podrían ser mucho más estables. Por lo que, quizá, podría haber alguna señal inconfundible de un viejo artefacto extraterrestre. El investigador sugiere, también, intentar detectar viejos satélites humanos que se hayan perdido en el espacio. Como un ejercicio para ver si podemos reconocer nuestra propia tecnología tras haber perdido contacto con ella.

En definitiva, este estudio,  nos invita a pensar en lo que conocemos sobre la vida. Hay que decir, aun así, que no parece que esta vaya a ser una vía de investigación muy probable en los próximos años. Ahora mismo el gran objetivo, y casi toda la atención, está centrada en detectar huellas de vida unicelular pasada. Pero es un buen recordatorio de que la ciencia nunca deja de hacerse preguntas. Quizá, algún día no muy lejano, sepamos si somos la primera civilización del Sistema Solar…

El estudio es Jason T. Wright; «Prior Indigenous Technological Species». Publicado en la revista International Journal of Astrobiology el 1 de junio de 2017. Puede ser consultado en arXiv.

Referencias: arXiv