Normalmente nos centramos en buscar señales de alienígenas, o señales de vida, en mundos más allá del Sistema Solar. Lo que no solemos hacer con tanta frecuencia, sin embargo, es ponernos en la situación opuesta y analizar el asunto desde el otro punto de vista. Ya he hablado alguna vez de cómo podrían detectarnos los alienígenas. Pero, ¿a qué mundos somos visibles? ¿Quién podría intentar ponerse en contacto con nosotros?

Aplicando nuestro método a los alienígenas

Imagen de la Tierra tomada desde la Estación Espacial Internacional. Crédito: Expedición 7 de la EEI, EOL, NASA

Imagen de la Tierra tomada desde la Estación Espacial Internacional.
Crédito: Expedición 7 de la EEI, EOL, NASA

Para intentar responder a esas preguntas, un equipo de astrónomos, formado por René Heller (del Instituto Max Planck en Göttingen, Alemania) y Ralph Pudritz (un astrónomo de la Universidad McMaster en Hamilton, Canadá) van a publicar sus hallazgos en la edición de abril de la revista Astrobiology. Su argumentación viene a ser la siguiente, y está centrada en nuestros esfuerzos para intentar encontrar vida en otros lugares.

Nuestro método principal para encontrar planetas en otros sistemas solares es el de tránsito. Consiste, a grandes rasgos, en buscar una reducción en la luz de las estrellas distantes que, probablemente, esté provocado por el paso de un planeta por delante suyo. Este método depende de que el plano orbital, de ese sistema estelar, sea visible desde la Tierra; si vemos el sistema desde arriba, el planeta sería indetectable porque, desde nuestra perspectiva, en ningún momento pasaría por delante de la estrella (su órbita describiría un círculo alrededor de la estrella sin llegar a pasar por delante en ningún momento).

Bajo ese mismo razonamiento, cualquier civilización alienígena, en dirección norte y sur de los polos de nuestro planeta, sería incapaz de usar este método para encontrarnos, porque desde su perspectiva nunca verían el paso de la Tierra por delante del Sol. Por ese motivo, los investigadores sugieren que deberíamos centrar nuestra búsqueda en aquellos planetas que estén en la dirección de nuestro plano orbital alrededor del Sol. Es decir, proponen que miremos, específicamente, hacia aquellos sistemas estelares desde los que sabemos que sí podrían detectar la existencia de nuestro planeta.

Hay otros métodos, pero el de tránsito es el más sencillo

El método de tránsito depende de la detección de una reducción en la luz de una estrella que esté en nuestro campo de visión. Crédito: NASA

El método de tránsito depende de la detección de una reducción en la luz de una estrella que esté en nuestro campo de visión.
Crédito: NASA

Aunque usamos otros métodos para detectar planetas, como el de la velocidad radial, el impacto gravitacional de un planeta sobre una estrella, o incluso la observación directa; Heller dice que la sencillez del método de tránsito puede hacerlo el más atractivo para cualquier otra civilización, que pueda haber ahí fuera, y que esté en un nivel tecnológico similar al nuestro. No en vano, es razonablemente barato, porque proporciona mucha información sobre la atmósfera del planeta que estemos observando sin la necesidad de verlo de manera directa. Con la ayuda de la espectroscopia, ya hemos identificado trazas de ciertos gases en las atmósferas de otros planetas.

Los investigadores han encontrado 82 estrellas similares al Sol que entrarían en la zona de tránsito de nuestro planeta, en una distancia de 3.260 años-luz de nuestro Sistema Solar, pero creen que hay cientos de miles más que podrían ser objetivos viables. A estas distancias tan grandes, las comunicaciones son bastante difíciles pero, si hace mucho tiempo, hubiese aparecido alguna civilización en alguno de ellos, es posible que nos enviasen un mensaje al ver que nuestro planeta era habitable y que podía tener vida (aunque primitiva) en su superficie.

Por eso, la conclusión de los investigadores es que la zona de tránsito de nuestro planeta es la región ideal para estudiar en detalle con aquellos proyectos, como SETI, que están enfocados en la búsqueda de vida extraterrestre, porque tendremos la certeza de que, si están en un punto de desarrollo similar al nuestro y usan el método de tránsito, habrán podido analizar nuestro planeta y su atmósfera.

Sobre el papel, parece que no es un planteamiento descabellado. A fin de cuentas, no tenemos ninguna base sobre la que poder trabajar para suponer como piensan, trabajan, o se desarollan otras civilizaciones, porque sólo conocemos la nuestra… ¿Habrá alguien observándonos?

Referencias: IFLScience