En los últimos días, se ha observado que Betelgeuse se oscurece, pero, a pesar de lo que podría parecer, no quiere decir qué esté a punto de explotar como supernova. Sin embargo, es una oportunidad para entender mejor una de las estrellas más populares del firmamento.

Una estrella destinada a explotar como supernova

Betelgeuse es una de las estrellas de la constelación de Orión. Se trata de uno de los astros más brillantes del firmamento, y la segunda más brillante de su constelación (solo por detrás de Rigel, también muy popular). Es una estrella masiva, con 11 veces la masa del Sol, que está llegando al final de su vida. De hecho, es un astro muy interesante porque se espera que, pronto, en la escala astronómica, explote en forma de supernova. Está a 700 años-luz y eso quiere decir que reúne todos los ingredientes positivos y ninguno de los negativos.

Betelgeuse se oscurece pero no va a explotar... todavía
Betelgeuse, observada por el telescopio Alma. Crédito: LMA (ESO/NAOJ/NRAO)/E. O’Gorman/P. Kervella

Está suficientemente lejos como para que, cuando llegue ese momento, no sea un peligro para el Sistema Solar. Pero, al mismo tiempo, está lo suficientemente cerca para que sea un objeto muy brillante. De hecho, probablemente brillará con más intensidad que la luna llena. Será muy fácil de observar y podría perdurar durante semanas o meses. Además, no es habitual que podamos observar una supernova en tiempo real. Y mucho menos, que la podamos observar en nuestro firmamento. Así que la expectación es comprensible.

Sin embargo, hay que tener claro que la explosión de Betelgeuse es inminente en la escala astronómica. El inconveniente es que esa escala es sensiblemente superior a la de una vida humana. La estrella podría convertirse en supernova en el próximo millón de años. Con pocas probabilidades de que vaya a suceder en solo unos años. La mayoría de estudios concuerdan en que está en la recta final de su vida y que queda, como mucho, un millón de años. Alguno estima que podría ser menos, y suceder en los próximos 100 000.

¿Por qué se oscurece Betelgeuse?

pero esa escala es muy superior a la de una vida humana. Es decir, la posibilidad de que la veamos explotar, en los próximos años, es extremadamente pequeña. Así que es comprensible que, ante cualquier comportamiento extraño del astro, se pueda generar mucha expectación. A fin de cuentas, ¿podría ser este el momento? Aunque pueda parecer poco probable, lo cierto es que no se sabe con exactitud cuánto tiempo le queda de vida a Betelgeuse. Bien podría ser 93 000 años o 15. Y solo faltaba descubrir que Betelgeuse se oscurece.

La constelación de Orión, con Betelgeuse fácilmente reconocible en la parte superior izquierda. Crédito: Deep Sky Colors/Rogelio Bernal Andreo

A decir verdad, tampoco es sorprendente. Estamos ante una estrella variable. Por tanto, su brillo cambia con el paso del tiempo. Es cierto que, en esta ocasión, se ha observado que su brillo ha caído hasta el valor más bajo observado por ahora. Pero podría ser, simplemente, un cúmulo de factores. Porque hay diferentes ciclos que afectan al comportamiento de Betelgeuse. Por tanto, es posible que los mínimos de cada uno de esos ciclos hayan coincidido justo en este momento. Produciendo, como resultado, una caída de brillo mayor de lo habitual.

Si es así, Betelgeuse se oscurece más de lo normal, pero no se sale de lo ordinario dentro del comportamiento de una estrella que está en la recta final de su vida. No es una explicación especialmente emocionante, para aquellos que esperan observar una supernova en los próximos años. Pero es una puerta a poder entender mejor cómo se comportan las estrellas que llegan al final de su vida. Si simplemente se trata de un cúmulo de factores, este oscurecimiento es temporal y es cuestión de tiempo que recupere su brillo habitual.

Sequía de supernovas en la Vía Láctea

También se puede deber a otro motivo. Betelgeuse tiene un viento estelar mucho más intenso que el del Sol. Y, por tanto, si expulsa más material del habitual y se encuentra en la región apropiada, se oscurece hasta el punto que se ha observado, al menos desde nuestra perspectiva. En cualquier caso, ambas explicaciones son perfectamente ordinarias. No implican la llegada inminente de una supernova esperada por muchos. Por un lado por que veríamos un fenómeno que muy pocos seres humanos han visto en la historia de nuestra civilización…

La estrella Eta Carinae, observada en la longitud de onda roja y ultravioleta. Crédito: Jon Morse (University of Colorado) & NASA Hubble Space Telescope

Por otro, porque nuestra galaxia atraviesa una fase de sequía en cuanto a supernovas se refiere. Para una galaxia como la Vía Láctea, lo habitual sería que se produzca, de media, una supernova cada 100 años. Sin embargo, no se ha observado ninguna desde que se inventó el telescopio. La última tuvo lugar en 1604. La única supernova visible, a simple vista, desde entonces, ocurrió en 1987. Pero no tuvo lugar en nuestra galaxia, si no en la Gran Nube de Magallanes, considerablemente más lejos de lo que está Betelgeuse. Y desde entonces… nada más.

Se han observado supernovas en otras galaxias. Pero la nuestra, por ahora, sigue haciéndonos esperar. Betelgeuse, en la lista de supernovas inminentes, probablemente va a la cabeza. Al menos entre las estrellas que conocemos. Pero puede que la espera todavía sea muy, muy larga. Quizá se le adelante Eta Carinae, otra estrella que está en la recta final de su vida. Pero de momento lo único que está claro es que, aunque es interesante, no hay motivo para celebrar la próxima muerte de Betelgeuse. Le queda cuerda para rato… ¿muy a nuestro pesar?

Referencias: IFLScience