Un evento en Facebook, que comenzó como una broma, propuso ir a Área 51 en busca de vida extraterrestre. El ejército de EE. UU. ya ha avisado de que no va a quedarse de brazos cruzados. Pero, a decir verdad, no es en esta base de pruebas donde deberíamos esperar encontrar vida inteligente. Ni siquiera en los alrededores del Sol…

Área 51 no oculta vida extraterrestre

Desde hace décadas, Área 51 se ha convertido en un objetivo adorado por los conspiracionistas. Creen que el gobierno de EE. UU. oculta, allí, las pruebas de que existe vida extraterrestre en el universo. No solo eso, también creen que esos extraterrestres están en contacto con nosotros y se relacionan con los seres humanos. La realidad es muy diferente, en 2013 la CIA reveló que Área 51 es una base de pruebas. Allí se llevó a cabo, por ejemplo, la investigación de dos programas de vigilancia aérea. ¿Y por qué tanto secretismo al respecto?

Área 51 no será el lugar en el que encontremos aliens
Vista aérea de la región de Área 51. Crédito: NASA

Simplemente para evitar que la Unión Soviética supiese en qué estaban trabajando los estadounidenses. No debemos olvidar que en las últimas décadas del siglo XX, vivimos en el marco de una Guerra Fría entre ambas naciones. De la ufología en sí misma ya he hablado en varias ocasiones. Uno podría pensar que la existencia de miles de casos de supuestos avistamientos OVNIs deberían indicar, sin lugar para la duda, que los extraterrestres nos visitan de forma regular. Pero incluso esos testimonios carecen de fundamentos.

En investigaciones oficiales, como el proyecto Blue Book de Estados Unidos, se analizaron supuestos avistamientos sucedidos entre 1948 y 1969. En total, 12 618 supuestos encuentros fueron analizados. De todos ellos, solo 701 quedaron como «no identificados». A lo que, además, el informe añadía que, en cualquier caso, esos casos restantes no apuntaban a avistamientos de tecnología avanzada o criaturas extraterrestres. También podríamos hablar de Roswell, pero a estas alturas, probablemente, todos conocemos esa historia de principio a fin.

¿Podrían saber los extraterrestres que estamos aquí?

Respecto a Área 51 hay poco que decir. El ejército ya ha avisado de que estará preparado para defender la base y los intereses de la nación, en palabras de las propias fuerzas armadas. A pesar de lo tentadora que podría resultar la idea, no hay nada que haga pensar que pueda haber extraterrestres en Área 51. A decir verdad, ni siquiera sabemos si hay vida más allá de la Tierra. Por muy ilógico que nos pueda resultar, es posible que seamos la única civilización inteligente de la Vía Láctea. Es, para bien o para mal, un escenario posible.

Concepto artístico de un exoplaneta visto desde su luna. Crédito: IAU/L. Calçada

No es menos cierto, sin embargo, que hay motivos para creer que la vida podría ser abundante a lo largo y ancho del cosmos. A fin de cuentas, estamos compuestos por los elementos más abundantes del universo. Pero a pesar de esa aparente abundancia, no hay nada que indique que es así. Todo esto tiene que ver, como no podría ser de otra manera, con las populares ecuación de Drake y la paradoja de Fermi. Pero es posible vislumbrar alguna respuesta. No a través de Drake o Fermi, sino del propio funcionamiento del universo.

La velocidad de la luz no es infinita. Viaja, en el vacío, a 300 000 km/s. Es, por tanto, la velocidad a la que la información se puede propagar a lo largo de la galaxia. La Vía Láctea, además, mide aproximadamente unos 120 000 años-luz. Es decir, a la velocidad de la luz, son necesarios 120 000 años para recorrerla de un extremo a otro. Esto es importante porque nos permite entender, también, a qué velocidad podrían descubrir, otras civilizaciones de la galaxia, que estamos aquí. Porque la Vía Láctea no es precisamente pequeña.

Una galaxia con miles de millones de estrellas

A modo de estimación, se suele decir que la Vía Láctea contiene entre 100 000 y 400 000 millones de estrellas, siendo 200 000 millones de astros la cifra que se utiliza más habitualmente. Gracias a los conocimientos adquiridos en las últimas décadas, se sabe que, de media, cada estrella tiene, al menos, un planeta a su alrededor. Por nuestras propias técnicas, asimismo, sabemos que la búsqueda de vida extraterrestre no es nada sencilla. El escenario ideal, para encontrar vida inteligente, sería encontrar una señal tecnológica.

Mapa infrarrojo de la galaxia, mostrando el plano y la protuberancia de la Vía Láctea. Crédito: SDSS

Algo que, sin ningún género de dudas, pueda apuntar a la existencia de una civilización inteligente. Un buen ejemplo de ello sería encontrarse con una secuencia de números primos. No es algo que suceda de forma natural. Si no nos encontramos con señales tecnológicas, la única vía que tenemos es la de las suposiciones. Si encontramos un exoplaneta con una atmósfera rica en nitrógeno y oxígeno, solo podremos sospechar que podría tener unas condiciones muy similares a las de la Tierra. Ni siquiera tendríamos el 100 % de certeza de que esté habitado.

Y, aun suponiendo que lo estuviese, la ausencia de señales tecnológicas haría imposible determinar que hubiese algún tipo de civilización inteligente en ese mundo. Todas estas consideraciones nos permitirán entender por qué la idea de que Área 51 pueda ocultar alienígenas es, como mínimo extravagante. Porque, para que los extraterrestres nos visiten, el primer paso es, lógicamente, que sepan que estamos aquí. Podríamos plantear que se llegase aquí al azar, desde luego. Pero el escenario parece altamente improbable.

Ni Área 51 ni alienígenas colaboradores…

Pongámonos en la piel de una civilización extraterrestre avanzada. Una más avanzada que la nuestra, capaz de enviar un buen puñado de naves a diferentes estrellas de la Vía Láctea. Supondremos que, de algún modo, son capaces de cubrir las grandes distancias que nos separan en un lapso muy breve. Porque, como veremos, es imprescindible que sean capaces de lograrlo. De otro modo, no llegarían a la Tierra dentro del marco de tiempo del que disponemos. ¿Cuál es la probabilidad de que, al azar, nuestro Sol fuese elegido entre 200 000 millones de estrellas?

Concepto artístico del Sol. Crédito: NASA

Un simple cálculo revelará que la probabilidad es extremadamente baja. Incluso si acotamos la cantidad de estrellas disponible, de forma realista, para una civilización avanzada, seguimos encontrándonos ante una proporción baja. Parece razonable suponer, por ejemplo, que en lugar de plantear una expedición a estrellas en el otro extremo de la galaxia, elegirán primero los objetivos más cercanos. Incluso en una región de solo 100 años-luz (pequeña en comparación a la galaxia), habrá miles de estrellas entre las que elegir.

A esto tenemos que sumarle otro factor. Parece razonable suponer que elegirán las estrellas que les hagan pensar que tienen más probabilidades de albergar vida inteligente. Es decir, aquellas en las que hayan detectado alguna señal, como una secuencia de números primos (o alguna otra cosa) que indique que podría estar habitado. Aquí entra en juego el factor tiempo. Esa señal debe haber viajado hasta ellos. De otro modo, es imposible que sepan de la posible existencia de esa civilización. Este es uno de los pilares para entender el sinsentido de Área 51.

Una civilización tecnológica

Por lo expuesto aquí, podemos definir, desde el punto de vista de la Vía Láctea, la aparición de una civilización como el momento en el que envían su primera señal tecnológica al espacio. No tiene por qué ser una señal intencionada. En el caso del ser humano, la primera señal tecnológica que enviamos al espacio fue, de manera accidental, el discurso de los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936. Las palabras de Adolf Hitler fueron las primeras emitidas con la suficiente potencia como para abandonar la ionosfera de la Tierra.

Área 51 no tiene ninguna relación conocida con la búsqueda de vida extraterrestre.
Concepto artístico de una civilización alienígena. Fuente: Wallpaperup.com

Tras abandonar nuestro planeta, esa señal viaja a la velocidad de la luz y se propaga por el espacio. Eso sí, no deberíamos preocuparnos porque esta pueda ser nuestra carta de presentación. En ese viaje para atravesar la ionosfera, la señal perdió mucha potencia. A medida que se propaga, se vuelve todavía más débil. Por lo que, según se aleja de su punto de origen, es cada vez más difícil de detectar. En cualquier caso, incluso si llegase a ser interceptada. Es extremadamente improbable que una civilización extraterrestre fuese capaz de descifrarlo.

A fin de cuentas, el alemán (ni ningún otro de los idiomas que hablamos) tiene su base en un concepto universal que pueda descifrarse. Lo importante aquí es, en realidad, ese año. 1936. Hasta ese momento, no había ninguna señal de nuestra presencia. Esto, por ejemplo, es un buen punto para explicar por qué la idea de que los extraterrestres viniesen a construir pirámides, hace más de 4000 años, resulta estrafalaria, como poco. Literalmente, no podían saber que estábamos aquí. No había señal alguna de nuestra presencia.

La burbuja de radio

Podemos decir que en 1936 se creó la burbuja de radio de la Tierra. La esfera, con nuestro planeta en el centro, en la que se pueden captar las señales tecnológicas emitidas por nuestra civilización desde entonces. Esa burbuja se expande a la velocidad de la luz en todas las direcciones por igual. Aunque no todas las emisiones pueden ser captadas en todos los lugares. Algunas, como el mensaje de Arecibo, se enviaron en una dirección muy específica. Pero para este caso, nos funciona bien. Así, en 1937, esa esfera tenía un diámetro de 2 años-luz.

El radiotelescopio de Arecibo. Crédito: H. Schweiker/WIYN y NOAO/AURA/NSF

Hasta algún momento de 1940, no habría llegado a Próxima Centauri, la estrella más cercana al Sol (a 4,24 años-luz). En la actualidad, la burbuja de radio tiene un diámetro de 166 años-luz. Ignoraremos también, en este punto, que en realidad muy pocas señales seguirán siendo detectables a una distancia tan grande de la Tierra. Esa burbuja puede parecer muy grande, pero es de un tamaño irrisorio en comparación al total de la Vía Láctea. Nuestra burbuja de radio apenas ha cubierto el 0,1 % del diámetro de nuestra galaxia.

Ese es el espacio en el que una civilización extraterrestre, y más avanzada que la nuestra (porque también debería haberlas más retrasadas) debería encontrarse para captar esa señal y decidir visitar nuestro planeta. Imaginemos que, de algún modo, pudiesen viajar al 100 % de la velocidad de la luz (aunque es físicamente imposible porque hace falta energía infinita para alcanzar esa velocidad). Solo podrían habernos visitado civilizaciones a, como máximo, 83 años-luz de nosotros. Área 51 como hogar de aliens va perdiendo fuerza…

Es una simple cuestión de falta de tiempo

Con este escenario podemos entender por qué la idea de que haya alienígenas en Área 51 no tiene mucho recorrido. Esos extraterrestres, en teoría, habrían llegado hace décadas (puesto que los rumores no son, ni mucho menos, recientes). Si realmente hubiese una civilización tan cercana a la nuestra, a estas alturas ya habríamos detectado multitud de señales tecnológicas, de otras civilizaciones, en otros lugares de la Vía Láctea. La realidad es que teniendo en cuenta el tamaño de la galaxia, apenas hemos comunicado nuestra presencia.

Concepto artístico de un exoplaneta. Crédito: NASA

La ausencia de señales tecnológicas hasta ahora, asimismo, invita a pensar que otras civilizaciones inteligente, si es que existen, estarán lejos de nuestra región de la galaxia. Quizá a miles de años-luz. Pasará mucho tiempo, por tanto, hasta que sepan que estamos aquí. Esto nos lleva a invertir el razonamiento. Es más fácil que seamos nosotros los que detectemos algo, en primer lugar, a que vengan a visitarnos. A eso se dedica, por ejemplo, el instituto SETI y muchos astrónomos de todo el mundo. A buscar esas señales.

Señales que, por otro lado, no tienen por qué ser enviadas a nosotros. Podríamos captar, simplemente, una señal que se haya enviado entre dos civilizaciones diferentes. Porque, aunque no sepamos descifrar su contenido, su estructura nos indicaría, sin género de duda, que nos encontramos ante una señal tecnológica. Su origen no podría ser natural. Por ahora no hemos encontrado nada así. Aunque sí hay sospechas sobre qué deberíamos esperar encontrar. La señal Wow! captada en 1977 es un buen ejemplo.

La señal Wow! y otras posibilidades

La señal Wow! es intrigante por varios motivos. Por un lado, solo se captó una vez y, por tanto, hay pocos datos para su estudio. Por otro, encaja con lo que esperaríamos encontrar si se tratase de una señal tecnológica. Su frecuencia era cercana a la de los 1420 Mhz. Es una frecuencia que está restringida en la Tierra y que coincide con lo que conocemos popularmente como la línea de 21 cm. Es el nombre que recibe la emisión de energía de un átomo de hidrógeno cuando cambia de estado. Se trata de una herramienta útil para estudiar el universo.

La señal Wow! es lo más cercano que tenemos a una posible señal extraterrestre...
Página íntegra de la señal Wow! Crédito: Big Ear Radio Observatory and North American AstroPhysical Observatory (NAAPO)

Además, es algo que, por su importancia y facilidad de descubrimiento, parece lógico suponer que otras civilizaciones tecnológicas descubrirán rápidamente. De tal manera que, en busca de comunicarse, podrían emitir un mensaje en esas frecuencias. La señal Wow! cumple con esos requisitos. Es una señal intensa que tiene una frecuencia muy delimitada y sospechosamente cercana a la línea de 21 cm. Sin embargo, no está claro cuál es su origen ni si realmente es de naturaleza tecnológica. ¿El motivo? Solo se observó en una ocasión.

No hay datos suficientes para su estudio. ¿Podría ser de origen tecnológico? Lo cierto es que sí, pero esto solo indica que no se puede descartar esa posibilidad. Hay otras explicaciones naturales, si bien ninguna termina de encajar satisfactoriamente. En tiempos recientes se ha planteado que dos cometas, que estaban en la misma región en la que se produjo la señal, podrían haber sido los responsables. Pero esa idea fue desechada poco tiempo después. La señal solo apareció en una de las antenas del observatorio. Si fuese por cometas, estaría en las dos.

Una búsqueda incansable y difícil… que no pasa por Área 51

Así que, ya en pleno siglo XXI, en esas seguimos. Uno de los campos más intrigantes de búsqueda de vida extraterrestre es el de posibles señales tecnológicas. Puede ser desde una comunicación entre civilizaciones extraterrestres que hayan entrado en contacto entre sí, como las señales de una construcción muy avanzada. Algo como, por ejemplo, la popular esfera de Dyson, que sería una pista inequívoca de la existencia de una sociedad mucho más avanzada que la nuestra. Pero, por ahora, la búsqueda ha sido infructuosa.

Los aliens no están en Área 51, sino lejos de la Tierra...
Concepto artístico de una esfera de Dyson. Crédito: Adam Burn

Puede que la iniciativa Breakthrough Listen, que está analizando el millón de estrellas más cercano al Sol. Seguirá operativo hasta 2026 (comenzó a funcionar en 2016) y cada seis meses publican actualizaciones sobre su campaña. Por ahora no hay nada que invite al optimismo. Pero es cuestión de tiempo que, si no estamos solos, terminemos encontrando la señal de alguna civilización extraterrestre. Si es así, comenzará un período muy interesante. Sería uno de los grandes descubrimientos del ser humano. Pero solo es una posibilidad.

Puede que estemos solos. Y, aunque es una posibilidad que resulta mucho más descorazonadora, no es menos interesante. ¿Cómo podría ser posible que, pareciendo que la vida debería ser abundante, la nuestra fuese la única civilización tecnológica del cosmos? Es una pregunta que resulta igualmente fascinante. Pero las respuestas a esas preguntas están en la observación del firmamento. En Área 51 no esperan extraterrestres esperando ser salvados. Solo militares que, por lo que han dicho, no están deseando hacer nuevos amigos…

Referencias: CNN, Breakthrough Initiatives