Los astronautas de la misión Apolo 14 trajeron rocas lunares a nuestro planeta. Pero parece que no todas esas rocas tuvieron su origen en nuestro satélite. Uno de los trozos sería una roca de la Tierra. No solo eso, también sería una de las rocas más antiguas, que hemos encontrado, de nuestro planeta…

Una roca de la Tierra en la Luna

La misión Apolo 14 trajo una roca de la Tierra desde la Luna

Aunque se encontró en la Luna, esta roca podría proceder de la Tierra.
Crédito: NASA

La idea puede parecer extraña, pero no es tan descabellada como podría parecer. A lo largo de la historia del Sistema Solar, los planetas han sufrido la colisión con multitud de meteoritos. En condiciones apropiadas, es posible que un fragmento de la superficie de ese planeta sea expulsado y termine en algún otro lugar de nuestro pequeño rincón de la Vía Láctea. No es una simple teoría. En nuestro planeta hemos encontrado meteoritos procedentes de Marte.

De hecho, también hemos encontrado rocas lunares en la Tierra. Así que, lógicamente, tiene sentido suponer que lo mismo puede pasar con nuestro planeta. Tiene que haber trozos de nuestra superficie en otros lugares. Así que encontrar una roca de la Tierra en la Luna no es necesariamente extraño. Lo que sí es llamativo es que una de esas rocas fuese recogida por los astronautas de la misión Apolo 14, que aterrizó en nuestro satélite el 5 de febrero de 1971.

El hallazgo sirve, en realidad, para confirmar algo que ya sabíamos. Hay pequeños fragmentos de nuestro planeta dispersos por el Sistema Solar. También tiene otro aspecto igualmente interesante. Esta roca de la Tierra es uno de los fragmentos más antiguos que conocemos (incluyendo los que se han encontrado en nuestro propio planeta). Es un fragmento de granito que contiene diferentes cristales de circón…

La historia del circón y el origen de la roca de la Tierra

Rocas lunares traídas por los astronautas del programa Apolo.
Crédito: NASA

Esos cristales se formaron en un entorno muy diferente al que ofrece la Luna. Fue en un lugar con mucho más oxígeno que nuestro satélite. Además, con una temperatura mucho más baja y una presión más alta que la que se puede observar al analizar la composición de las rocas lunares. ¿Podría haberse formado en la Luna? La teoría dice que sí, pero la práctica se antoja muy poco probable. Debería haberse formado, según los investigadores, a 167 kilómetros de profundidad.

Ni siquiera los impactos más gigantescos, que podamos imaginar, podrían desenterrar rocas tan profundas. Es posible, del mismo modo, que esta roca se formase bajo unas condiciones muy poco comunes en nuestro satélite. Pero la posibilidad más lógica es que se formase en la Tierra. A fin de cuentas, como dicen ellos mismos, es muy parecida a las rocas que se forman en el magma en nuestro planeta. Todo parece encajar.

De momento, lo que se sabe es que es una roca con un origen muy diferente. Su origen parece, con toda probabilidad, estar en nuestro planeta. Los investigadores ya tienen en mente sus próximos objetivos. Quieren descubrir si, por ejemplo, tiene agua en su interior. Asimismo, probablemente analizarán otras muestras de rocas lunares para estudiar su composición. Si encuentran otras muestras con elementos químicos que no están presentes en la Luna, su origen, seguramente, sea la Tierra.

Una de las rocas más antiguas conocidas

La Luna observada por la sonda Galileo el 7 de diciembre de 1992.
Crédito: NASA/JPL/USGS

Esta roca de la Tierra es muy antigua. Probablemente se formó hace unos 4 000 millones de años. Es una de las rocas más viejas, de nuestro planeta, que conocemos. Eso es muy útil. Podría ayudar a los investigadores a obtener datos que, de otra manera, serían difíciles de conseguir. Podría permitir comprender cómo era la superficie de la Tierra poco después de que se formase hace unos 4 500 millones de años.

La Luna no ha cambiado prácticamente desde que se formó. Ha permanecido inalterada, al menos a gran escala, desde su formación. Es decir, es una cápsula del tiempo fantástica. En su superficie puede conservar muestras de rocas terrestres. Rocas que, en nuestro planeta, desaparecieron hace mucho tiempo debido a los procesos geológicos que renuevan su superficie constantemente. Es un hallazgo muy interesante.

Habrá que ver si se encuentran más fragmentos como este en el futuro. Parece lógico suponer que si se ha encontrado este fragmento es porque deben ser relativamente comunes. Considerando que el programa Apolo trajo más de 300 kilos de rocas lunares, debería haber alguna muestra más. Si las encuentran, tendremos una vía aún mejor para entender cómo era la superficie de nuestro planeta mucho antes de que las primeras formas de vida se desarrollasen…

El estudio es J. J. Belluci, A. A. Nemchin, M. Grange et al; «Terrestrial-like zircon in a clast from Apollo 14 breccia». Se publicará en la revista Earth and Planetary Science Letters el 15 de marzo de 2019. Puede ser consultado en este enlace.

Referencias: New Scientist