La galaxia de Andrómeda, a 2,5 millones de años-luz, es la más cercana a la Vía Láctea (sin contar los satélites de la nuestra, como las Nubes de Magallanes). Es, además, el objeto más lejano que se puede observar a simple vista. Incluso con algo de contaminación lumínica…

Lo que sabemos de la galaxia de Andrómeda

La galaxia de Andromeda

La galaxia de Andrómeda.
Crédito: Lorenzo Comolli

Andrómeda es una galaxia espiral (casi como la Vía Láctea que es una espiral barrada). Tiene 220.000 años-luz de diámetro (por los 130.000 años-luz de nuestra galaxia) y podría contener hasta 1 billón de estrellas (por los 200.000-400.000 millones de la nuestra). Tiene una masa estimada de 1,5 billones de soles, mucho más que la Vía Láctea, que es de unos 850.000 millones. Aunque un nuevo estudio plantea que podría tener una masa mucho más parecida a la de la nuestra.

Al ser uno de los objetos visibles a simple vista, se ha hablado de ella a lo largo de la historia. Casi siempre creyendo que era una nebulosa de la Vía Láctea. De hecho, incluso el célebre William Herschel, llegó a decir que era la nebulosa más cercana y que estaba a unas 2.000 veces la distancia que nos separa de Sirio. Es decir, estaría a unos 16.000 años-luz, algo incorrecto. En 1885, se observó una supernova en Andrómeda (conocida como S Andromedae). Fue la primera observada en otra galaxia.

No fue hasta 1920 cuando, finalmente, se comprendió que lo que se estaba observando no era una «Nebulosa de Andrómeda» sino una galaxia lejana. Hasta el año 1953, se estimó que estaba a 1,5 millones de años-luz de distancia. En la actualidad, se cree que Andrómeda se formó hace unos 10.000 millones de años tras la colisión y unión de varias protogalaxias más pequeñas. Durante esa época, la formación de estrellas que tuvo lugar allí debió ser muy elevada.

Las interacciones de Andrómeda con su entorno

La galaxia del Triángulo.
Crédito: Alexander Meleg

Mucho después, hace entre 2.000 y 4.000 millones de años, la Galaxia del Triángulo (y Andrómeda tuvieron un encuentro muy cercano. Produjo, de nuevo, un episodio intenso de formación de estrellas y también perturbó la región exterior de la galaxia del Triángulo. Durante los últimos 2.000 millones de años, la formación de estrellas en el disco de Andrómeda ha ido decayendo progresivamente. En la actualidad es casi inexistente.

Aproximadamente, se calcula que la cantidad de masa del Sol es la que se convierte en estrellas al año. Eso frente a la Vía Láctea, que forma una cantidad de estrellas equivalente a entre 3 y 5 veces la masa del Sol por año (la masa del Sol es una «masa solar»; es en lo que se mide el ritmo de creación de estrellas de una galaxia). En cualquier caso, tanto la Vía Láctea como Andrómeda están a medio camino en su evolución.

Poco a poco, las dos van agotando el gas que acumularon en su formación y van reduciendo el ritmo al que forman nuevas estrellas. En el futuro, muy lejano, dejarán de nacer nuevos astros. De hecho, existe un sistema de clasificación muy sencillo, llamado «diagrama de color-magnitud para galaxias» que nos permite diferenciar las galaxias por su ritmo de formación de estrellas. Lo puedes ver en el siguiente párrafo

El diagrama de color-magnitud para galaxias

Diagrama de color-magnitud para galaxias.
Crédito: Joshua Schroeder

La nube azul es en la que están muchas galaxias espirales y, en general, todas aquellas que están formando nuevas estrellas a una velocidad alta. El valle verde es para las que están bajando ese ritmo. Tanto la Vía Láctea como Andrómeda entran en este grupo. La secuencia roja, por su parte, se usa para galaxias que ya no forman estrellas (o si las forman debe ser un a ritmo extremadamente bajo). Aquí es donde entran la mayoría de galaxias elípticas, que destacan por estar compuestas principalmente por estrellas muy viejas.

Andrómeda tiene una luminosidad alrededor de un 25% mayor que la nuestra. Sin embargo, desde la Tierra la vemos con una inclinación de 77º. Así que es difícil saber cuánta luminosidad se pierde por el polvo interestelar. Según algunos astrónomos, es posible que, en realidad, sea la segunda más brillante del vecindario local de galaxias (por detrás de la Galaxia del Sombrero. En 2010, con el telescopio Spitzer, se intentó determinar su «brillo real», y podrían estar en lo cierto.

Al estar a solo 2,5 millones de años-luz, Andrómeda ha sido estudiada a fondo. Sin embargo, eso no hace que la conozcamos completamente bien. Hay algunas dudas respecto a su estructura. Aunque sabemos que tiene dos brazos espirales separados por, al menos, 13.000 años-luz. Sin embargo, el patrón espiral de la galaxia está distorsionado. Probablemente porque en el pasado ha interaccionado con otras galaxias cercanas (como la del Triángulo).

Su estructura y los cúmulos globulares de Andrómeda

El objeto de Hoag, una galaxia anular.
Crédito: NASA and The Hubble Heritage Team (STScI/AURA); Acknowledgment: Ray A. Lucas (STScI/AURA)

También se ha dicho que quizá esté evolucionando a una galaxia anular (como el Objeto de Hoag). En el centro de la galaxia de Andrómeda hay un agujero negro supermasivo. Además de un denso cúmulo de estrellas. En la galaxia, en su conjunto, se calcula que hay unos 460 cúmulos globulares. Muchos más que en la Vía Láctea. De todos ellos, Mayall II es el más brillante de todos los que conocemos en el grupo local de galaxias.

Está formado por millones de estrellas y quizá, en realidad, sea el núcleo de una vieja galaxia enana. Es decir, Mayall II es alrededor del doble de luminoso que el cúmulo globular Omega Centauri, el más brillante que podemos encontrar en la Vía Láctea. No terminan aquí las curiosidades. Los cúmulos globulares de nuestra galaxia tienen miles de millones de años. No es el caso de la galaxia de Andrómeda.

Hay desde cúmulos globulares que son tan viejos como la propia galaxia a otros que son muchísimo más jóvenes, con edades que van desde apenas unos cientos de millones a los 5.000 millones de años. Al igual que la Vía Láctea, Andrómeda tiene varias galaxias satélite. Las más conocidas son las galaxias M32 y M110. Es posible que M32, en el pasado, fuese una galaxia grande que perdió su disco.

El futuro de Andrómeda

En unos 3.750 millones de años, la Vía Láctea y Andrómeda comenzarán a distorsionarse mutuamente por la acción de la gravedad.
Crédito: NASA

Ese disco, según la hipótesis, fue absorbido Andrómeda. Además, provocó que hubiese un episodio de formación de estrellas muy intenso en el núcleo de la galaxia. Un proceso que podría haber terminado en el pasado reciente (en la escala cósmica). M110, por su parte, podría estar interactuando con su galaxia anfitriona y es posible que esté atravesando un episodio más intenso de formación de estrellas aunque no parece del todo claro.

No son las únicas galaxias satélite. En total se han identificado 14. Dicho esto, no quiero olvidarme de algo de lo que quizá ya hayas oído hablar. En unos 4.000 millones de años, Andrómeda y la Vía Láctea chocarán. Aunque no es tan catastrófico como suena. Tendrá lugar, aproximadamente, durante las últimas etapas de vida del Sol. El resultado de esa colisión es que, seguramente, se formará una galaxia elíptica a la que los astrónomos llaman «Lactómeda» (o Milkomeda, en inglés).

No sabemos que le pasará al Sistema Solar. Aunque, a decir verdad, lo más probable es que nada. Las colisiones entre estrellas son extremadamente raras. Por nuestro conocimiento actual, hay alguna pequeña posibilidad de que el Sistema Solar fuese expulsado de la Vía Láctea antes de la colisión. En ese caso, cabe la posibilidad, por extraño que pueda parecer, de que el Sistema Solar terminase incorporándose a la galaxia de Andrómeda.

El universo no deja de cambiar

Porción de la galaxia de Andrómeda fotografiada por el telescopio Hubble. Crédito: NASA, ESA, J. Dalcanton, B.F. Williams, y L.C. Johnson (University of Washington), el equipo PHAT, y R. Gendler

La Tierra será inhabitable mucho antes de ese momento. Si la Humanidad sobrevive, nuestros descendientes lejanos verán la colisión desde la comodidad de otros mundos. Quizá en las afueras del Sistema Solar, o en otras estrellas. Por último, por su cercanía, se han podido hacer fotos realmente espectaculares de Andrómeda. Como la que acompaña a este párrafo, que fue tomada por el telescopio Hubble. La original (con una resolución de 69536 x 22230 px) está en esta página.

Así que, la próxima vez que observes el firmamento, recuerda que hasta el universo cambia constantemente. Nada permanece inalterable, incluso las galaxias, a lo largo de miles de millones de años, evolucionan. Cuando Andrómeda y la Vía Láctea se unan, se producirá un episodio de formación de estrellas muy intenso. Será, probablemente, cuando se formará la mayor parte de estrellas de ambas galaxias.

A partir de ahí, el nacimiento de nuevos astros será mucho más raro. Algo común a todas las galaxias elípticas. Aunque sea en una escala mayor de tiempo, el universo también nace, madura y envejece. Aí que la próxima vez que mires al firmamento, recuerda que tenemos el privilegio de verlo en un momento que no durará para siempre. Es algo que, quizá, pocas civilizaciones en esta galaxia (si que existen otras) podrán decir en su historia…