La NASA ha hecho un anuncio muy importante. Como siempre, algunos medios lo están exagerando. No, no hemos encontrado vida en Encélado. Pero el descubrimiento que hemos hecho tampoco es poca cosa. Así que, ¿qué hemos encontrado en Encélado?

La pequeña promesa de la vida

Una de las teorías es que la vida en la Tierra pudo aparecer en fuentes hidrotermales en las profundidades del mar (como la de esta imagen).
Crédito: NOAA

Ya he hablado en alguna ocasión de Encélado. Es uno de los lugares del Sistema Solar en el que siempre hemos sospechado que podrían darse condiciones favorables para la vida. Sabemos que bajo su capa de hielo se oculta un océano. Lo que no sabíamos, y se ha anunciado hoy en un nuevo estudio, es que hay procesos hidrotermales en su interior. Esos mismos procesos son los que permiten que haya vida en lo más profundo de los océanos de la Tierra.

Es más, creemos que la vida en nuestro planeta pudo surgir, precisamente, en fuentes hidrotermales. Así que no es difícil comprender cuál es la dimensión del anuncio de la NASA. Eso sí, estamos muy lejos de poder insinuar (y mucho menos confirmar) que hay vida en Encélado. Estas reacciones se producen en presencia de hidrógeno molecular (H2), que seguramente se está produciendo de manera continua por reacciones entre agua caliente y las rocas en las profundidades de Encélado.

¿Qué importancia podría tener que haya fuentes procesos hidrotermales? Pues, simple y llanamente, que tendríamos una fuente de energía para las formas de vida. Eso sí, que pueda haberla no quiere decir que en Encélado haya vida.

Ingredientes para la vida

En esta imagen, puedes ver el polo sur de Encélado expulsando material al espacio. Sale a una velocidad cercana a los 1300 km/h
Crédito: Credit: NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute

Como quizá sepas, Encélado es la sexta luna más grande de Saturno. Ha sido objeto de estudios desde hace años. En 2005, la sonda Cassini detectó géiseres, que emitían agua congelada al espacio, en el polo sur. Los científicos creen que expulsan material procedente de un gigantesco océano bajo la superficie helada de este mundo. Es decir, sabemos que en este satélite hay uno de los ingredientes clave para la vida tal y como la conocemos en la Tierra: agua.

A pesar de su distancia al Sol, el océano de Encélado permanece en estado líquido por la inmensa influencia gravitacional de Saturno. El planeta provoca que esta diminuta luna se estire y aplaste, generando algo que llamamos calor de marea. Ese calor es el encargado de que el agua no pueda llegar a congelarse bajo la capa de hielo. Este estudio nos da, además, otro ingrediente clave para que pueda haber vida: una fuente de energía.

El papel de los géiseres

Concepto artístico de Cassini atravesando la pluma de un géiser en Encélado.
Crédito: NASA/JPL-Caltech

En octubre de 2015, Cassini pasó por el interior de una de las plumas emitidas por los géiseres de Encélado. Fue el paso más profundo realizado por la sonda, acercándose a sólo 49 kilómetros de la superficie del satélite. En él, uno de sus instrumentos, el Ion and Neutral Mass Spectrometer (abreviado INMS), alternó entre dos modos (fuente abierta y fuente cerrada), en lugar de permanecer en el de fuente cerrada (que es lo habitual).

El INMS es solo la cuarta parte de sensible en el modo de fuente abierta en comparación al cerrado. Sin embargo, tiene una ventaja nada desdeñable. Es capaz de minimizar los artefactos que aparecen en los datos. En el pasado, esos artefactos habían dificultado medir la cantidad de hidrógeno molecular presente en las emisiones de los géiseres. Así que gracias a este paso, fueron capaces de determinar que el H2 compone alrededor del 0,4 al 1,4% del volumen emitido por las plumas de los géiseres de Encélado. Los cálculos posteriores también desvelaron que el dióxido de carbono representa de un 0,3 a un 0,8% adicional del volumen.

Así que, probablemente, ese hidrógeno molecular está siendo producido de forma constante. Procedería de las reacciones entre el agua caliente y las rocas alrededor del núcleo de Encélado. Aunque habría otras explicaciones, para los investigadores ninguna es satisfactoria. Por ejemplo, ni el océano ni la capa de hielo de Encélado son reservas de hidrógeno molecular viables a largo plazo. Y los procesos que separan el H2 del agua en la capa de hielo tampoco son capaces de generar el volumen medido en la pluma.

La metanogénesis y los océanos de Encélado

Saturno (en color natural) fotografíado en su equinoccio, que tuvo lugar en 2009.
Crédito: NASA/JPL/Space Science Institute Image

Así que sólo nos queda la explicación de los procesos hidrotermales. Resulta que es consistente, además, con un estudio publicado en 2016 por otro grupo de investigadores. Concluyeron que los pequeños granos de silicatos detectados por Cassini solo podían haberse producido en agua caliente a una gran profundidad. Por lo que las piezas del puzle parecen encajar. En la Tierra, las fuentes hidrotermales proporcionan sustento a comunidades de vida muy variadas.

Son ecosistemas que funcionan gracias a la energía química proporcionada por estos procesos, y no por la luz de nuestra estrella. En este tipo de entorno, los microbios utilizan un proceso metabólico primitivo. Implica la reducción de dióxido de carbono con moléculas de hidrógeno para formar metano. Es un proceso conocido como metanogénesis. Y aquí es donde viene la parte interesante de todo esto…

La presencia de hidrógeno molecular y dióxido de carbono en el océano de Encélado sugiere que en este pequeño satélite podría estar teniendo lugar reacciones muy similares a la metanogénesis. De hecho, los niveles observados de H2 indican que podría haber una gran cantidad de energía disponible en el océano. Pero hasta aquí es a donde llega lo que sabemos. Hemos encontrado procesos hidrotermales en este satélite de Saturno…

No se puede afirmar que hay vida en Encélado

Encélado.
Crédito: Cassini Imaging Team, SSI, JPL, ESA, NASA

Sin embargo, no estamos seguros de que esas reacciones estén sucediendo en Encélado. Sí, tenemos los ingredientes, tenemos las condiciones apropiadas, pero no se ha detectado metanogénesis, ni nada que indique que hay vida en Encélado. Lo que esta noticia quiere decir es que el satélite es más habitable de lo que se pensaba hasta ahora. Pero de ahí a afirmar que podría haber vida hay un largo camino por recorrer.

Esa pregunta sólo la podremos responder con dos ingredientes: paciencia y más datos. Hay mucho por estudiar antes de poder afirmar que hay vida en Encélado. De hecho, quizá este sea un momento de más precaución que nunca. A fin de cuentas, en los océanos de la Tierra no hay mucho hidrógeno molecular. El por qué es muy sencillo. Los microbios se lo comen. Y eso nos podría dejar una lectura muy alejada del sensacionalismo de muchos medios…

¿Y si esa abundancia de hidrógeno molecular en Encélado no fuese un indicador de que hay vida, si no de que no la hay? Quizá haya tanto H2 precisamente porque no hay ninguna forma de vida que se lo pueda comer. O quizá simplemente es la demostración de que el entorno geoquímico de este satélite es muy diferente a la Tierra. La única forma de llegar a esa respuesta es con más estudios. Si hay vida en Encélado será una gran noticia. Y si no la hay, también nos servirá para aprender más sobre el Sistema Solar.

El estudio es J. Hunter Waite, Christopher R. Glein et al., «Cassini finds molecular hydrogen in the Enceladus plume: Evidence for hydrothermal processes». Publicado en la revista Science el 14 de abril de 2017. Disponible en este enlace.

Referencias: NASA, Space